El Omoda 5 progresa adecuadamente con su recién estrenada actualización
Primer contacto
Simultáneamente, Omoda ha presentado en España tanto la versión eléctrica de su Omoda 5 como la evolución de su variante térmica identificada como Model Year 2025, y que es de la que hablamos en este artículo. Resultan interesante, al margen de que puede serlo por sus precios, por la mejorada disposición dinámica de parte de su chasis o equipamiento, por ejemplo.
Omoda 5, un recién llegado bien dotado para pelear con los SUV low cost
En apenas diez meses, Omoda ha puesto en el mercado una actualización de su primer modelo, el Omoda 5, un SUV de 4,40 m de largo que se estrenó con un motor de gasolina de 1,6 litros, sobrealimentado con turbo y con una potencia de 185 CV. En ese periodo desde febrero, la firma del grupo Chery -el mayor exportador de coches chino, con un millón de vehículos lanzados a mercados exteriores en 2024 y que suponen la mitad de su producción anual- ha respondido rapidísimamente a algunas de las demandas -no todas, como veremos- de quienes pudieron -los clientes- y pudimos -los profesionales del sector- conducir las primeras unidades de este modelo.
Belén Chaves, product manager de Omoda, denomina a este proceso cocreación y, en ese sentido de desarrollo conjunto para mejorar, el mercado español ha sido clave en tanto que fue el primero elegido por la firma para su desembarco comercial en Europa.
Para identificar el modelo evolucionado Omoda habla del Model Year 2025, aunque bien podría hacerlo de una versión 2.0, dado el importante salto adelante que ha dado en algunos aspectos este SUV.
No es el caso del aspecto, apenas modificado en la versión de combustión con un pequeño apéndice aerodinámico en el portón, nuevas llantas o con más colores entre los que elegir para la carrocería, ésta ahora con barras en el techo.
De los anteriores 185 CV a 40 menos
Así, uno de los cambios más notables es el reemplazo del motor original por uno de, ahora, 145 CV. Arquitectura, tipo de inyección -que es directa- sobrealimentación -con un turbo fijo-, etc, no varían, pero el cambio permite cumplir la normativa Euro6e reduciendo sus emisiones y, con las de CO2 -159 g/km conforme a la norma WLTP-, también reduce el impuesto de matriculación a pagar por él. Eso sí, sigue sin tener ningún tipo de electrificación, lo que le otorga a este Omoda 5 la etiqueta C.
Al margen de perder potencia, también ha modificado su par: pasa de los anteriores 290 Nm que orgullosamente aparecían reflejados en el portón trasero, a 275, mientras que el consumo homologado es de 7 l/100 km, casi un 8 por ciento menor que antes. Lo que no cambia es la caja de cambios de doble embrague y siete velocidades, la única opción de transmisión, del mismo modo que ocurre con su tracción delantera.
El conjunto cumple, pero no depara grandes alegrías. Sí, el motor es suave y no muy ruidoso, con razonable empuje a medio régimen y que incluso parece listo para ofrecer un consumo, si no bajo, sí razonable que puede estar entorno a los 7,5 l/100 km en uso real -no muy distinto al de 185 CV-, pero no esperes de él exuberante respuesta, por ejemplo, cuando tienes que salir de un stop y el terreno no es a favor o hay que iniciar un adelantamiento en carreteras de un carril por sentido. Correcto, pues, pero sin demasiada predisposición para lanzar rápidamente al Omoda 5 hacia delante.
En cuanto al cambio, mantiene algunas de sus peculiaridades, como la tardanza en cerrar sus embragues en algunas situaciones, las dudas entre qué marcha elegir si se acelera suavemente o incluso cuando se hace lo contrario.
El chasis, modificado para bien
Entre las modificaciones que apreciamos está la que afecta a la dirección. Ahora el proveedor es Bosch y, si bien no la elegiríamos como la más informativa y precisa del su segmento -no olvidemos en él se sitúan modelos, entre otros, como el Nissan Qashqai, Hyundai Kona, Volkswagen T-Roc, Mazda CX-30 o Ford Puma, si nos fijamos en los que llevan de algún modo motores de combustión- la sentimos "menos mala" de lo que era en esos aspectos.
Mejor ha sido el cambio en las suspensiones, otrora muy blandas y con amortiguadores incapaces de contener los movimientos de la carrocería, sin que pudieran ayudar a sentir seguros los apoyos. Ahora, el panorama ha cambiado y se siente con una amortiguación más firme, lo que ayuda a trazar con más finura e, incluso, reduce la tendencia a abrir las trayectorias sin necesidad de que Omoda haya seleccionado unos neumáticos de primerísimo nivel pero sí muy satisfactorios en términos de agarre. Aclaramos que inicialmente el Omoda 5 MY 2024 recurría a unos GitiComfort F50 Advanziech, luego sustituidos por Michelin Primacy 4 y, ahora, lo hemos probado con unos Kumho Ecsta PS71, todos en dimensiones 215/55 R18.
En el interior no hay cambios en lo que respecta al espacio disponible o tipo asientos -condicionan la cota vertical si se mide más de 1,80 m en el caso de los delanteros, por lo altos que quedan sus butacas respecto al suelo-, de modo que, como contábamos en el primer contacto, la altura no es muy amplia, lo mismo que ocurre con el espacio longitudinal y su mejor cota es la anchura. Resulta agradable que el suelo atrás apenas tenga un mínimo escalón o que el tamaño y ángulo de apertura de las puertas no dificulten el acceso al habitáculo.
En cuanto al maletero, nada cambia salvo por la presencia de un piso móvil. Así, frente a los 360 litros anunciados por la marca, un dato ya muy discreto para el tamaño de la carrocería, con nuestras mediciones únicamente encontramos poco más de 310.
Lo nuevo en el interior, en el salpicadero
Las novedades en el habitáculo están centradas en el salpicadero. Aquí se mantienen bajo un mismo marco dos pantallas: las correspondientes a la instrumentación y el infoentretenimento, las dos de 12,3".
La primera es nueva, incorporando nuevas pantallas y con botones de control de la intensidad de la iluminación y volumen de avisos en el borde más cercano a la puerta; y la segunda, similar a la anterior, con un interfaz algo lento aún al toque y una disposición de menús que exige más atención de la necesaria.
Aporta el control de funciones como la climatización, el equipo de sonido, teléfono, cámaras perimetrales... No es el caso del navegador, ya que el Omoda no tiene uno nativo y para dotarse de él recurre a través de un cable al del móvil asociado al sistema, independientemente de que el protocolo sea Apple CarPlay y Android Auto. También tiene un asistente de voz que puede modificar la temperatura de la climatización -asimismo puede manejarse con botones físicos situados justo a la altura del botón de arranque- o manejar el techo solar, por cierto, muy pequeño para lo que ahora se estila.
Desde esta pantalla también es posible la personalización de muchos de los parámetros principales del vehículo. Así, ocurre con los modos de conducción. Son tres: Eco, Normal y Sport. En cada uno de ellos -también seleccionables con botones físicos- varía la respuesta al acelerador y, en el último, incluso el sonido del motor, con un impostado ruido que resulta un tanto extravagante y se emite a través de los altavoces del equipo de sonido. Además, a este cambio del ambiente sonoro le acompaña una animación en la pantalla al estilo del videojuego Sega Rally Championship que, como mínimo, digamos que es curiosa.
Bajo la pantalla se sitúa la consola central de tipo "flotante", con una base refrigerada en ella para el cargador inalámbrico del teléfono móvil de 50 W y, ahora, cubierta con una tapa; mientras que en un plano inferior queda otra superficie donde se sitúan los conectores USB, USB-C y de 12 voltios.
No queremos dejar pasar que Omoda ha reemplazado el retrovisor original, que distorsionaba la imagen, por uno con un espejo más convencional y que sólo tiene como defecto que puede quedar muy próximo a la cara de algunas tipologías de conductores por el tipo de brazo al que está anclado. Tiene un conector USB para alimentar una cámara de grabación de video que no se incluye en la dotación de este modelo.
Se mantiene la gama articulada con dos niveles de equipamiento, Comfort y Premium, con precios inalterados respecto al Model Year 2024 - 27.900 y 29.900 euros, respectivamente-, si bien hay algunas mejoras en el equipamiento de serie del primero. Es el caso del mencionado retrovisor, el asistente automático de cambio de luces, el sensor de lluvia con ajuste de la velocidad de barrido o las tomas USB y USB-C que se sitúan en las plazas traseras.
Como promoción de lanzamiento, la pintura metalizada y el techo en contraste con el resto de la carrocería -una alternativa disponible con tres colores- son de serie.
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