Jerez, sin castillos en el aire
Una vuelta más
Para que el Circuito progrese, la Junta de Andalucía debería elevar su implicación desde este 2024
A punto de cumplir 40 años, el trazado jerezano precisa reformas sensatas para su competitividad
La gestión de la pista andaluza necesita un empuje como lo hacen otros gobiernos autonómicos
Comenzaremos otro año más con propósitos de enmienda, buenas intenciones e ilusiones renovadas. Así se fomenta el entusiasmo y la sociedad avanza, o al menos lo intenta. Encontrándose a las puertas de cumplir 40 años de existencia en 2025, el Circuito de Jerez debería afrontar como decisivo y trascendental este 2024 que ahora comienza. Sin duda, está ante uno de los momentos más decisivos de su historia. Para que el trazado de la carretera de Arcos no pierda la carrera de la competitividad frente a esos rivales que aumentan, en los 12 meses que hay por delante la Junta de Andalucía tendría que elevar sin demora su implicación en esta renombrada pista, yendo más allá del reciente regreso testimonial al Consejo de Administración de la empresa pública que gestiona el Circuito (CIRJESA), en la que el máximo organismo regional posee un 31,8% del capital. Lo suyo sería que la bandera verde y blanca ondee ya junto a la blanquiazul jerezana en la emblemática Torre Tío Pepe, uniendo sus fuerzas. Y eso significa apostar con mayor determinación, justo como establece el código de circulación si decidimos adelantar: “hacerlo sin titubeos”, ni medias tintas.
No sé si hará falta poner el grito en el cielo, pero resulta acuciante y casi improrrogable una apuesta firme, no protocolaria ni de tacticismo político, por parte de la principal institución autonómica en el Circuito de Jerez, como lo hacen también el resto de administraciones homónimas en Cataluña, Aragón y Valencia desde sus inicios, e igual que Madrid está a punto de poner en marcha para crear un nuevo trazado dentro de su ciudad y albergar la Fórmula 1 en 2026. Imagínense el dispendio. Es evidente que la capital de España se ha sumado sin freno y con toda la artillería a esa carrera por la máxima disciplina del automovilismo deportivo. ¿Y ante eso qué puede hacer Jerez? Buena pregunta. Cabe recordar que cuando nuestro país dejó de albergar grandes premios de F1 por la falta de trazados permanentes, fue esta ciudad andaluza la que dijo “aquí estoy yo” para construir uno en 1985, sumándose poco después otras como Barcelona o Valencia. ¿Y cómo se debería actuar ahora? En mi modesta opinión, sin volverse locos, ni asumir proyectos faraónicos que tanto la experiencia acumulada como la coyuntura económica contraindican. Sin dejar de aspirar a pruebas con gran prestigio automovilístico, Jerez debe afianzarse principalmente como la catedral mundial del motociclismo que ya es, a mucha honra, centrándose en su eficiencia y adaptándose a los nuevos tiempos con astucia.
Aunque actualmente esté elevándose la fiebre por la Fórmula 1, lo que no puede hacer Jerez es caer en el error de construir nuevos ‘castillos en el aire’. ¿Y qué significa esa expresión? Según el diccionario de la Real Academia Española (RAE), son "ilusiones lisonjeras con poco o ningún fundamento”, algo que ya sostuvo por vez primera en 1805 el virtuoso Leandro Fernández de Moratín en su famosa obra de teatro ‘El sí de las niñas’, aportando una moraleja impepinable: un castillo levantado en el aire es una quimera, un sinsentido irrealizable. Y de ahí el chiste: ¿Cuál es el colmo de un arquitecto? Pues, precisamente, construir castillos en el aire. Además, ¿quién los paga? Hace ya casi 40 años que se tiró aquí ‘la casa por la ventana’, y mas vale un acierto en mano que ciento volando. De hecho, en estos 38 años de actividad, el Circuito de Jerez ha albergado 38 grandes premios de motociclismo, cuyos ingresos por taquilla (con récords de público) y un impacto económico de 50 millones de euros sobre la región, justifican plenamente la inversión. Por contra, desde 1986 la Fórmula 1 sólo recaló 7 veces en Andalucía, la última de ‘rebote’ en 1997, pues ya la había abandonado en 1991 para irse a Cataluña. Números cantan: desde 1985 y hasta 2023 se han disputado en Jerez 373 competiciones. De ellas, 227 correspondieron a pruebas de motociclismo y 146 de automovilismo. A todo ello habría que añadir las 38 sesiones de entrenamientos conjuntos celebrados en este tiempo por la Asociación de Equipos del Mundial de Motociclismo y las 8 que antaño hicieron lo propio escuderías de F1. En motos, cabe destacar además las 10 ocasiones que ha recalado ya en Jerez el Mundial de Superbike, que se mantiene, mientras que en cuatro ruedas pasaron por Andalucía 5 veces la F-3000 y 4 los Sport Prototipos, pero de aquello ya ha llovido mucho desde entonces.
No hay vuelta atrás, ante la elevada competitividad existente el circuito jerezano está obligado a reformas y avances que en otras comunidades sí afrontan. Cabe recordar que la última ‘actualización’ llevada a cabo en la pista andaluza data de 2002 (origen principal de su déficit acumulado), justo cuando se puso ‘en órbita’ el ovni que engalana su recta de meta. Si recapitulamos, observaremos que los elevados costes de su construcción inicial, renovaciones y avatares diarios han venido recayendo hasta ahora sobre las mermadas arcas de una ciudad con récords de endeudamiento nacional. De ahí que el trazado andaluz suscite permanente preocupación por sus vicisitudes financieras, cuyas cargas (de profundidad) se han venido derivando durante estas casi cuatro décadas hacia el Consistorio de la población con mayor deuda acumulada en el ranking de las que superan los 100.000 habitantes. Razón de más para que administración local y autonómica (del mismo signo político) busquen soluciones conjuntas (no revueltas) para un circuito que, en cuanto a gastos corrientes y de personal, se autofinancia con los ingresos de su alquiler de pista, siempre completo. El sol de Andalucía sigue atrayendo como un imán a equipos de competiciones del motor, llegados de todos los puntos del planeta. De hecho, si no fuera por el pasivo que arrastra, cercano a los 12 millones de euros, el trazado que comparte nombre con Ángel Nieto sería rentable y autosuficiente.
Por todo ello, sería lo suyo que el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, y la Alcaldesa de Jerez, María José García Pelayo, lideren con sensatez una apuesta de presente y futuro para la renovación del circuito jerezano; todos a una. Al margen de la actualización de edificios e instalaciones, mejoras en el trazado o Paddock, rehabilitación de las tribunas y la inigualable ‘Torre Tío Pepe’, habría que crear una pista multiusos alternativa en el parking exterior para presentaciones de marcas, test de vehículos o academia de motos y karting. El nuevo edificio que allí se construya serviría además como hub de empresas y centro para la formación de mecánicos de élite, reforzando a su vez las actividades de escuela de pilotos en todas sus edades. Podría contar además con espacios abiertos para congresos y espectáculos, centro de alto rendimiento, etcétera. Como interlocutores válidos para su asesoramiento, la Junta y el Ayuntamiento deberían convocar a figuras de prestigio como Carmelo Ezpeleta, máximo dirigente del Mundial de MotoGP, que ha sido el más fiel valedor del trazado jerezano en sus casi 40 años de historia, nunca ha fallado. Sin olvidar tampoco a quien hasta 2016 ejerció como director del Circuito, Juan Baquero, pasando a desarrollar esa función en el qatarí de Lusail (Doha), que acaba de convertir en el más moderno del planeta. Su experiencia y la excedencia que aún tiene en el ayuntamiento jerezano, deberían servir para impedir otra fuga de talentos, pues un ‘pajarito’ me ha comentado que la poderosa empresa alemana Tilke, constructora de circuitos en todo el mundo, quiere incorporarlo a sus filas de genios.
Entre las canciones más populares, pedagógicas y pegadizas que surgieron a comienzos de los ochenta, cuando fue construido el trazado andaluz, destaca una del argentino Alberto Cortez, con estrofas llenas de pura enseñanza, en las que alude a “castillos en el aire, a pleno sol, con nubes de algodón, en un lugar, adonde nunca nadie pudo llegar usando la razón”, terminando su compositor de forma abrupta y ejemplarizante: “Acaba aquí la historia del idiota que por el aire, como el aire libre, quiso volar igual que las gaviotas, pero eso es imposible, ¿o no?”. Ojalá la Junta de Andalucía y el ayuntamiento jerezano aporten sus mayores dosis de ‘cordura’, para juntos construir el mejor futuro inmediato del Circuito de Jerez, a ras del suelo y no en el aire… Pónganse a la obra.
(*) Jesús Benítez, periodista y escritor, fue Editor Jefe del Diario Marca y, durante más de una década, siguió todos los grandes premios del Mundial de Motociclismo. A comienzos de los 90, ejerció varios años como Jefe de Prensa del Circuito de Jerez.
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