Márquez y la promesa a su abuelo
Una vuelta más
El octacampeón vuelve a competir tras 110 días ausente por la 4ª operación en el hombro derecho
Su ancestro le pidió que lo dejara y Marc aseguró: 'Es la última oportunidad para el brazo”
El gran piloto español, que arrastra secuelas de la caída de 2020 en Jerez, ejemplo de reinvención
Debatir es una forma civilizada de confrontar opiniones, ideas o conocimientos, siempre que reinen la concordia y el respeto. Pero, desgraciadamente, lo más habitual es que esos bienintencionados debates degeneren en polémicas, enfrentamientos o agrias disputas. Ahí están como ejemplo las muchas y airadas controversias suscitadas tras el gravísimo accidente sufrido por Marc Márquez el 19 de julio de 2020 en Jerez, del que aún arrastra secuelas. Tanto es así que no fueron pocos los que en estos dos largos años 'invitaron' al octacampeón mundial a colgar las botas y el casco, obteniendo como respuesta un sonoro y reciente: "Me retiraré si me sale de los cojones", fin de la cita. De hecho, el genial motociclista español vuelve a competir este fin de semana en Aragón, tras 110 días ausente por una cuarta operación en su maltrecho hombro derecho.
Ni que decir tiene que el regreso del que muchos consideramos como mejor piloto de todos los tiempos es una excepcional y grata noticia, que reaviva a su vez el interés hacia el Mundial de MotoGP. Corroborándolo con una sonrisa en el rostro, el formidable deportista nacido hace 29 años en Cervera explicó su buena nueva: "Después de hablarlo con los doctores y el equipo, hemos decidido que lo mejor para mi recuperación es continuar encima de la moto, ir acumulando kilómetros de cara al año que viene. Hacerlo en el Gran Premio de Motorland, en Aragón, delante de toda la afición, creo que no tiene precio" y aprovechaba para lanzar un mensaje directo a esos millones de seguidores que nunca dudaron de él: "Seguro que todo vuestro apoyo me va a ayudar a aguantar todo el fin de semana. Deseo que sea viernes para estar encima de la moto y dar gas".
Sin lugar a dudas, esta vuelta a los circuitos de Marc Márquez se justifica porque es en ellos donde mejor puede seguir recuperando una óptima condición física, pues en los gimnasios carece de las herramientas específicas para sus necesidades concretas. Lo que no tengo muy claro son varios aspectos: ¿Merece la pena realizar las seis carreras que restan este año con una moto que tanto a él como al resto de pilotos Honda lo único que les sigue reportando son caídas sin cesar y nulidad de resultados? ¿No sería más lógico desarrollar a conciencia con entrenamientos privados una nueva Honda que le evite tantos sustos? ¿Será Marc capaz de contenerse para evitar otra grave caída que agudice sus dolencias, tanto del húmero como de la temida diplopía en el ojo derecho? Estas son dudas que siguen en el aire y no se despejan de un día para otro. Por ahora, me quedo con esa sonrisa de hoy, pero sinceramente, no sé cómo lo veremos mañana o pasado. El tiempo se encargará de aclararlo. Lo que resulta innegable es que esta cuarta operación practicada en Estados Unidos, visible en su brazo derecho con interminables cicatrices, parece ir por buen camino y ya es digno de elogio que haya decidido seguir perseverando y no tirar la toalla. También es evidente que nos encontramos ante un fuera de serie y único en su género que, como apuntaba con acierto la redactora de Diario de Jerez, Manuela Romero, permite observar a un Marc Márquez que se reinventa.
De hecho, esa reinvención es la que más interés me suscita y genera a la vez algunos interrogantes dignos de mención: ¿Adoptará Marc otra mentalidad cuando abrace su Honda para ir al límite a 350 kilómetros por hora, quizá condicionado por sus circunstancias? ¿Veremos a un Márquez con otro estilo de pilotaje? ¿Preparará otra moto menos agresiva en la línea de las Ducati, Yamaha, Aprilia o KTM, que no le pongan tanto en riesgo? Por paradójico que resulte, para responder a estos interrogantes y evitar los polemistas del debate, he recurrido al psiquiatra Luis Rojas Marcos, ilustre ponente de un interesantísimo seminario en 2012 sobre la reinvención, en el que ofreció perlas de sabiduría muy aplicables, metafóricamente, al caso de Marc Márquez: "Reinventarse siempre es algo provocado, por lo general no cambiamos si no se nos obliga a ello. La reinvención es muy diferente de la adaptación. Si hace frío y nos protegemos buscando calor, nos adaptamos a las distintas situaciones del medio, o a los cambios físicos. La reinvención es otra cosa, y tiene lugar cuando una persona ha de enfrentarse a un cambio importante en su vida o su entorno, negativo o positivo, que suele ocurrir de forma inesperada. Es la experiencia del ¡ajá!, una revelación que me hace pensar que tengo que transformarme, crear una personalidad nueva, o tener nuevos intereses o una profesión diferente. Y eso implica transformaciones en los valores. Hay gente que se jubila y tiene que cambiar, otros se quedan sin trabajo, y eso les obliga a modificar sus gustos, aficiones e incluso sus relaciones. A medida que nos hacemos mayores aumenta nuestra experiencia y sabiduría, pero también las limitaciones físicas e intelectuales que tenemos, lo que nos lleva a reinventarnos", señalaba el autor de 'La autoestima' (Espasa).
Abundando en lo expuesto, el que fuera director del Sistema Psiquiátrico Hospitalario de Nueva York entre 1982 y 1992 sostenía que "reinventarse no sólo consiste en creer en cosas en las que antes no se creía, sino en tener otros comportamientos. Para cambiar de rutinas hace falta tiempo, pero también esa voluntad que solo se posee cuando somos conscientes de que debemos cambiar. Si tienes suerte, aparecerán mentores que te guíen en el proceso. Quienes cambian suelen ser personas optimistas, que esperan lograr lo que se proponen o que utilizan 'éxitos' del pasado para aumentar su seguridad. Son gente que piensa que si lograron enfrentarse con éxito a alguna experiencia complicada en el pasado, también lograrán sobreponerse ahora a unas malas circunstancias. Quienes se reinventan suelen ser también aquellos que localizan el control de su vida dentro de ellos mismos, los que piensan 'yo puedo hacer algo y tengo cierto control'. Lo opuesto es la gente que dice 'que sea lo que Dios quiera'. El que pone el control de su vida fuera de sí mismo tiene más dificultad para reinventarse o para superar las situaciones. El sufrimiento en sí mismo no sirve para nada. Lo importante es que en ese proceso doloroso se descubran aspectos de la personalidad que antes permanecían ocultos, o que se averigüe que uno es más fuerte de lo que se pensaba”.
Con todo lo expuesto, ahora toca mantener la esperanza en la 'vuelta al ruedo' de un Marc Márquez que no hace mucho reconoció algo muy íntimo: "Mi abuelo me dijo: 'Nen -niño en catalán-, déjalo ya, tienes para vivir, lo que has hecho, hecho está, déjalo'. Yo respondí: 'Te prometo que es la última oportunidad para el brazo'. Le dije que si esta no... ya no quedan sitios por abrir". Sólo cabe una pregunta más como cierre del 'debate': ¿Alguien duda de su reinvención?
(*) Jesús Benítez, periodista y escritor, fue Editor Jefe del Diario Marca y, durante más de una década, siguió todos los grandes premios del Mundial de Motociclismo. A comienzos de los 90, ejerció varios años como Jefe de Prensa del Circuito de Jerez.
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