¿Qué le ocurre a Márquez?
Una vuelta más
La brutal caída de Indonesia, séptima del año, abre un panorama incierto sobre él y su Honda
212 accidentes acumula ya en grandes premios desde 2008, año en que se inició en el Mundial
Marc da pistas: "Con la anterior moto me caía igualmente, pero sabía dónde estaba el límite"
Márquez sigue sin ganar para sustos. Tras un positivo inicio de temporada con el quinto puesto en Qatar, una cuarta y brutal caída en Indonesia le ha impedido realizar la segunda carrera del año, abriendo un panorama de incertidumbres en torno a su figura. ¿Qué le ocurre al ocho veces campeón mundial? La incógnita no tiene sencilla respuesta. El tuerto que, según parece, le miró mal en 2020, cuando sufrió aquel gravísimo accidente de Jerez, continúa sin darle tregua. Pese a estar recuperado de la visión doble (diplopía), e ir superando las molestias en el maltrecho hombro derecho, un rosario de percances encadenados (lleva siete en lo lo que llevamos de 2022) ha hecho saltar nuevamente todas las alarmas.
Si hay algo claro es que Marc Márquez no se cae por gusto, pues mejor que nadie sabe que no es de goma. Acumulando 212 caídas en los 14 años que lleva disputando grandes premios, el magistral piloto español es muy consciente de que cada traspiés pasa factura, más aún porque se resiente de las delicadas lesiones que arrastra. De ahí que con el traumatismo craneoencefálico que ha tenido en el circuito indonesio de Mandalika, ni se contempló la opción de competir. El octacampeón asumió sin más las duras circunstancias: "¿Qué puedo decir? No ha sido nuestro fin de semana, hemos luchado y tenido problemas desde el principio. Ha sido una caída bastante fuerte en el warm up -entrenamiento previo a la carrera-, quizás una de las más grandes que he tenido. He ido al hospital local y, aunque no hay problemas graves, se ha decidido que no debía correr. Por supuesto que es una pena, pero es la mejor decisión", fueron las únicas declaraciones que Marc realizó antes de coger un vuelo de regreso a España, acompañado por el doctor Ángel Charte, jefe de los servicios médicos del Mundial.
Conviene recordar que esa visión doble, que ya tuvo en 2011 por primera vez, se reprodujo precisamente por un golpe en la cabeza mientras practicaba con una moto de campo en octubre del pasado año, impidiéndole completar la temporada y debiendo pasar tres meses recuperándose, sin poder subir a una moto. Es decir, ahora el riesgo vuelve a estar ahí y la cautela es obligada. Márquez ha aprendido muy bien que con el físico no se puede jugar y, aún así, nadie puede negar que continúa poniendo todo de su parte para volver a ganar como lo ha hecho 59 veces, además de 99 podios, 62 'poles' y 59 vueltas rápidas en los nueve años que lleva en MotoGP. Es más, el origen de estas caídas continuadas reside exactamente ahí, en el inmenso esfuerzo que realiza para compenetrarse con su Honda, una montura que ha cambiado como de la noche al día. Así lo ha reiterado una y otra vez el octacampeón con todo lujo de detalles: "La nueva moto mejoró mucho en el agarre trasero; pero desde el primer momento ya dije que me costaba encontrar las sensaciones del tren delantero. Con la anterior sabía muy bien dónde estaba el límite. Me caía igualmente, pero sabía dónde estaba, si podía apretar más o menos". A todo ello se une también el hecho de que los neumáticos creados por Michelin para esta prueba de Indonesia no ofrecían un buen rendimiento en las monturas japonesas. El gran nivel demostrado en Qatar (donde su compañero de equipo acabó tercero tras liderar la prueba), e incluso en los test de pretemporada en esta misma pista de Asia, se esfumaron y generaron un caos absoluto en Honda Racing.
A priori, la marca del ala dorada ha renovado su MotoGP buscando, precisamente, un comportamiento más dulce que evite tantos riesgos a los pilotos. Pero, muy al contrario, Márquez parece que se está sacando otra vez el carnet de conducir, buscando esa compenetración con una mecánica que no le transmite las sensaciones salvajes de la anterior. Lo que Marc está buscando de ella es la actitud crítica, ponerla al límite, para saber si ahí puede sacarle el partido que sólo él podría. En este punto, ¿se divierte, le emociona el cambio, le aporta algo, o va a seguir dándole quebraderos de cabeza? De momento, habrá que esperar a que el ocho veces campeón mundial supere este duro revés, para ver si hay respuestas. De todos modos, antes de que comenzara la temporada ya fue muy claro al afirmar que "es el cambio más grande que ha habido en Honda desde que empecé en 2013. Será un esfuerzo extra para mí, porque cuando hay sequía de resultados llegan cambios radicales y, de momento, no la encuentro como una moto 'mía'. La anterior con la que corríamos estaba un poco basada en Dani Pedrosa. Era una moto muy pequeña, y como yo soy pequeñito, me iba bien. Ahora es una Honda más grande". Y añadía: "Es una moto que, de entrada, no se adapta a mi estilo de manera natural. Necesito otras cosas, como sentir mucho el tren delantero y esta es una moto que se pilota más con el tren trasero. No existe la moto perfecta, sino que tú te tienes que adaptar y el equipo te tiene que ayudar a sacarle provecho. Como hasta 2019 se iba ganando, no se hacían cambios muy grandes en la moto, pero es cierto que estos dos últimos años yo no he estado prácticamente en el equipo y ha habido sequía de resultados. Esto ha provocado que Honda haga un cambio grande para buscar soluciones".
Siguiendo ese planteamiento, tras esta dura caída de Indonesia, Márquez va a tener que meditar y, sin duda, es lógico que esté poniendo a gala esa prudencia que la situación obliga. Para corroborarlo, basta con ver el interesante documental de la plataforma DAZN que lleva por nombre 'Fearless' (sin miedo), en el que el genial piloto español explica las sensaciones que tuvo en la grave caída de 2020 en Jerez y la responsabilidad que le supuso volver a subir a la moto poco tiempo después de ser operado. A ese respecto, el de Cervera ha señala que "una virtud y un defecto que tenemos los pilotos: no vemos el miedo ni el riesgo, nos lo tienen que hacer ver" y profundiza: "Yo salgo de aquella primera operación y lo primero que pregunto es cuándo puedo volver a subir a la moto, y es ahí donde el doctor te tiene que saber frenar y ser realista. Fui de nuevo a Jerez con la tranquilidad de que la placa aguantaba y que todo estaba bien porque así me lo dijeron. Soy valiente pero no soy un inconsciente, si me dicen que la placa se puede romper yo no me subo a la moto. Son experiencias que te hacen madurar. Eso me ha enseñado muchas cosas, empezando por la lesión que tuve en el brazo. La vuelta fue precipitada. Se me rompe la placa en casa abriendo una puerta corredera saliendo al jardín, pero no se rompe allí, se rompe de todo el estrés que se creó en Jerez". Su conclusión final de esa experiencia también fue tajante: "Seguir actuando con la misma entrega, pero ya cuidando más el cuerpo y no ir tanto con los ojos cerrados".
En definitiva, con una larga temporada de 21 grandes premios previstos, Márquez tiene ahora más de una semana para recomponerse y volver a competir en Argentina el día 3 de abril. Cuando se suba nuevamente a su Honda, el que muchos consideramos mejor piloto de la historia seguirá esforzándose para, como él mismo afirmó: "A pedales o nadando, luchar por el Mundial". Eso sí, sin perder la cabeza…
(*) Jesús Benítez, periodista y escritor, fue Editor Jefe del Diario Marca y, durante más de una década, siguió todos los grandes premios del Mundial de Motociclismo. A comienzos de los 90, ejerció varios años como Jefe de Prensa del Circuito de Jerez.
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