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El ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana José Luis Ábalos ha encendido todas las alertas este lunes cuando ha afirmado en RNE que estas dos semanas de estado de alarma no serán suficientes para frenar la expansión del coronavirus COVID-19 que, en el momento en que esto se escribe, ya se ha cobrado la vida de 335 personas en España y se han disparado los casos positivos. La tendencia es claramente al alza y lo peor, según todos los expertos, está aún por venir.
Bajo estas circunstancias, asegurar ahora mismo que el próximo 3 de mayo Jerez acogerá la primera carrera del Mundial de MotoGP -en Qatar sólo pudieron participar Moto2 y Moto3 y se han aplazado las citas de Tailandia, Austin y Argentina- es tirarse a una piscina en la que probablemente no haya agua. De hecho, ya son varias las voces que apuntan que el Mundial no comenzará hasta el próximo mes de junio en Montmeló, por lo que las carreras en Le Mans y en Mugello, el 17 y el 31 de mayo, también tendrán que posponerse.
Los más optimistas quieren pensar que España -que ha tomado unas medidas fuertes aunque a tenor de la expansión del virus éstas llegan demasiado tarde- tendrá controlada la pandemia para el 3 de mayo, fecha en la que se debe disputar el Gran Premio de España de motociclismo. Quedan 45 días. La posibilidad de hacer la carrera a puerta cerrada revolotea en las cabezas de muchos. Carmelo Ezpeleta, CEO de Dorna, explicaba hace unos días que correr sin público sólo se haría con el acuerdo del promotor, en este caso el Ayuntamiento de Jerez y la Junta de Andalucía. La alcaldesa de la ciudad, Mamen Sánchez, preguntada al respecto fue tajante: “Si nos ponen sobre la mesa la intención de que las carreras se disputen a puerta cerrada pediremos el aplazamiento”. Hay que tener en cuenta que tanto Jerez como la Junta pagan algo menos de 6 millones de euros de canon por el GP de España, que tiene un retorno de entre 30 y 50 millones. Evidentemente, no tiene sentido organizar un Gran Premio sin público en las gradas del Circuito y sin miles de aficionados 'bajando' hasta la Catedral del Motociclismo moderno… a no ser que se obtuviera a cambio una cuantiosa contrapartida.
Sin embargo, la presión es enorme. Equipos, pilotos, fábricas, patrocinadores… A todos les interesa que se dispute el Mundial y algunos están dispuestos a correr a puerta cerrada. Lo decía días atrás Gigi Dall'Igna, director general de Ducati. “En estos casos tenemos que elegir la opción menos mala y esa es correr a puerta cerrada. Los aficionados de las motos pueden ver los grandes premios desde sus casas. Será algo extraño y antinatural, pero estamos en una emergencia y la situación empeora día a día”, señalaba en declaraciones a gpone.com.
Livio Suppo, exdirector de Honda años atrás, añadía una nueva variable que sirve para despejar incógnitas. “Los contratos para patrocinadores y pilotos contienen varias cláusulas en caso de emergencias o razones de fuerza mayor. Si se cancela el campeonato, los patrocinadores no están obligados a pagar y los pilotos dejan de cobrar”, afirmó en el programa Paddock. El exmanager de Ducati añadió: “El salario de un piloto se divide en dos partes, una relacionada con el rendimiento deportivo y otra por los derechos de imagen”. Si no hay carrera no hay rendimiento y por lo tanto no ha lugar a la remuneración.
Si finalmente, y como parece, la carrera de Jerez se tiene que aplazar surge otro problema. ¿Cuándo se disputaría? El traslado de las pruebas de Tailandia, Las Americas y Termas de Río Hondo a la parte final del calendario haría difícil reubicar no sólo la carrera de Jerez, sino también las de Francia e Italia en caso de que éstas también sean aplazadas. Ante esta tesitura, el presidente de la Federación Internacional de Motociclismo (FIM), el portugués Jorge Viegas ya no descarta que el Mundial acabe en 2021. “Iremos tan lejos como sea necesario para mantener el campeonato. Si es necesario, lo haremos hasta enero de 2021. No es un tabú”, señalaba en gpone.
No obstante, esto último obligaría no sólo a realojar los grandes premios que se vayan aplazando sino probablemente a configurar un nuevo calendario, ya que hay circuitos en los que no es aconsejable rodar en invierno debido a las inclemencias del tiempo. Otro factor a tener en cuenta es que el Ricardo Tormo de Valencia tiene por contrato ser sede de la última carrera de la temporada, derecho que ha renovado a partir de 2022. Por eso, cuando se han reubicado Austin y Argentina también se ha movido, dos veces, la fecha de la cita en Cheste.
Y a todo esto, los pilotos, impacientes por comenzar el Mundial más extraño de la historia, se preparan de la mejor forma que pueden. Maverick Viñales se recupera de una caída que sufrió hace unos días practicando motocross y que le obligó a pasar la noche en observación en un hospital. Otros, como Andrea Dovizioso, trabajan en sus respectivos hogares. El italiano confiesa que psicológicamente cuesta más: “Tenemos rutinas fijas con las que trabajamos todos los años y que ahora desaparezcan es un golpe”. Los españoles, como los hermanos Márquez, entre entrenamiento y entrenamiento envían mensajes a través de sus redes sociales con el 'hashtag' "yomequedoencasa".
De momento, no hay nadie capaz de asegurar cuándo arrancará el Mundial de MotoGP. Son tiempos de incertidumbre.
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