Qué y dónde comer en Jerez durante el Mundial de Motos
Gastronomía
La gastronomía local es uno de los grandes atractivos para los miles de aficionados que se desplazan a Jerez por el Gran Premio de España de Motociclismo
¿Dónde aparcar en el Circuito de Jerez en el Gran Premio de MotoGP?
Jerez se prepara para recibir un aluvión de aficionados al mundo de las dos ruedas durante la celebración del Mundial de Motociclismo tras dos largos años sin público en las gradas por la pandemia. Durante el fin de semana del Gran Premio de España y en los días previos, en los que llegarán los más madrugadores, se oirá por las calles de Jerez el rugido de las motores de los miles y miles de aficionados que se desplazarán para vivir intensamente la competición y, de paso, disfrutar de los atractivos de la ciudad, en particular de su gastronomía, en la que conviven productos de la tierra y el mar, tradición e innovación.
La oferta gastronómica local ha experimentado un salto cualitativo y cuantitativo abanderado por los dos primeros estrellas Michelin de Jerez, Mantúa y Lú, Cocina y Alma, en los que a estas alturas será difícil encontrar hueco, sino imposible, ya que este tipo de establecimientos requieren reserva previa y, generalmente, con mucha antelación.
Pero hay otros muchos bares y restaurantes con una amplia oferta de tapas y platos típicos más asequibles, entre los que destaca el Bar Arturo,templo del pescaíto frito y del marisco de gran predicamento entre los moteros desde los inicios del Mundial en el circuito de Jerez, que siempre es garantía de éxito para los amantes de boquerones, chocos, puntillitas, cazón en adobo, acedías y pijotas, almejas, gambas blancas y langostinos, como no regados con un buen Fino o Manzanilla.
La Freiduría Gallega El Nuevo Jerezano es una alternativa para saciarse de pescaíto frito más cerca del centro de Jerez, donde abundan los locales que ofrecen los codiciados mariscos y pescados de la Bahía, ya sea por raciones o en fritos variados.
Con la llegada del calor, es difícil encontrar los guisos de cuchara de otras épocas más frías del año y a los que sustituyen en las cartas propuestas más frescas como ensaladas y gazpachos, cuyo sabor ensalza el Vinagre de Jerez, aderezo imprescindible también para el salpicón, principalmente de marisco, que comparten protagonismo con las ensaladillas, papas aliñás y huevas, aliñás o con mayonesa, que nunca faltan en establecimientos clásicos de la ciudad como La Moderna o el Bar Cristina.
Las albóndigas al oloroso, aunque también en tomate, y los riñones al jerez también figuran en el top ten de las tapas más demandadas por los visitantes, que sin moverse del centro pueden encontrar algunos de las mejores elaboraciones de estos platos en el Bar Rody, Las Banderillas y El Camino del Rocío.
Las chacinas forman parte de la oferta de muchos de los tabancos, como El Pasaje, Plateros o San Pablo, donde también pueden encontrarse buenas conservas, montaditos, tortilla... y los chicharrones, otro imprescindible de las cartas jerezanas que quita el sentido. Un consejo, déjense asesorar por el personal y prueben a maridar con distintos vinos de Jerez.
Dentro de la amplia oferta de montaditos, la opción más económica para los bolsillos de los aficionados a las motos, los más populares son el de carné mechá, con su 'sarsa' y el de melva, en la versión clásica que se acompaña de paté y morrón o en la moderna, que incorpora mayonesa. También con paté y morrón, está el de mejillones en escabeche, y con queso viejo o roquefort, se sirve el de palometa.
Además de muchos de los establecimientos ya mencionados, en El Molino, Bar Ragán, Corredera 7, Abacería Cruz Vieja... pueden degustarse estos montaditos, claro que siempre queda la posibilidad de inclinarse por el tradicional Serranito, a base de filete de lomo, pimiento frito y jamón serrano, o por la reinterpretación con un punto rockero de Camachuelo, de nombre 'Mixto Lobo', en la que el filete de lomo se acompaña de bacon y queso.
Para una comida más formal, a mesa y mantel, La Cruz Blanca y Albores siempre están entre las recomendaciones de las guías gastronómicas y destacan por sus platos más elaborados, desde los entrantes a los postres pasando por carnes, pescados y especialiadades, entre las que no faltan los arroces, revueltos, huevos rotos, tartares, ceviches, que los moteros pueden disfrutar sin tener que empeñar la moto para ello.
De las croquetas, que las hay para todos los gustos, podría escribirse un capítulo aparte. Eso sí, huyan de las precocinadas para evitar disgustos. Para los más atrevidos, pues según se cumplen años cuesta más acercarse a este manjar, en estos días empieza la temporada de caracoles y su versión XL, las cabrillas en salsa, que ya pueden encontrarse en muchos de los establecimientos que se precian de cocinar este molusco como nadie y que cuentan con una legión de incondicionales.
En el centro, tienen fama los de El Molino, Bar Cristina y el Tabanco de la plaza Rivero, que en tiempos colgaba un cartel a las puertas anunciando 'Caracoles ibéricos rellenos a mano'. Y en la periferia, por citar alguno aún a riesgo de que alguien se moleste, los más afamados son los del Bar Matías de El Almendral, El Mirador del Parque Atlántico y el Bar San José en San José Obrero.
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