Arranca la incierta operación para devolver a los refugiados

Recelo por que Grecia envíe a los primeros migrantes a Turquía tras el pacto con la UE "Mátennos aquí", gritan.

A. Angelopoulou · T. Tsafos (Dpa)

04 de abril 2016 - 05:03

"Espero que todo salga bien". Es la frase que estos días pronuncian todos en las islas griegas del Egeo oriental, desde donde a partir de este lunes salen los barcos que devolverán inmigrantes a Turquía, una operación arriesgada cuyo objetivo es acabar con la llegada masiva de refugiados a Grecia y a UE. La atmósfera entre los migrantes es explosiva y repiten como un mantra otra frase: "Mátennos aquí, pero no nos envíen de vuelta a Turquía".

Los expertos en seguridad han elaborado un plan acerca de quiénes deben ser expulsados primero y cuándo. De acuerdo con este proyecto, hoy serán devueltas unas 200 personas desde el campo de internamiento de Moria en la isla de Lesbos. Serán aquellos que no han presentado una solicitud de asilo o que proceden de países considerados seguros, por ejemplo Marruecos, Argelia, Túnez o Pakistán, informan fuentes de la Guardia Costera. Sin embargo, hay algo que las autoridades no revelan: cómo harán para sacar a estas personas de Moria. En este momento, más de 3.000 inmigrantes se encuentran allí retenidos de facto desde la entrada en vigor del pacto entre la UE y Turquía el 20 de marzo. Las fuerzas de seguridad griegas dudan de que las 200 personas afectadas -400 según Turquía- vayan a ser fáciles de separar y sacar de entre todos los internos.

Si se consigue, el siguiente paso es el transporte en autobuses al puerto de la capital de la isla, Mytilini. Cada migrante será acompañado por un policía durante el proceso. Y será rápido: las personas serán subidas de inmediato a un barco turístico turco alquilado por los griegos. Entonces partirán en dirección al puerto turco de Dikili, a unos 25 kilómetros de distancia.

"El plan está bien, pero cuando pienso en la realidad me dan ataques de sudor frío", señala un oficial de la Guardia Costera en la isla de Quíos horas antes de que empiece todo. Sobre el terreno, las autoridades se enfrentan al caos absoluto: en Quíos cientos de migrantes y refugiados huyeron del centro de registro en el que eran retenidos para su devolución a Turquía. Desde entonces están en el puerto con la esperanza de poder subir a un ferry en dirección a Atenas. "¡Atenas, Atenas!" y "¡Alemania, Alemania!", gritan en cuanto ven a un reportero. "Para mí es un misterio cómo haremos para sacar a esas personas en medio de ese caos, con muchos niños y sus madres", señala el oficial de la Guardia Costera.

Muchos habitantes de Quíos, que habían ayudado a los migrantes, están preocupados. "Aquí el Estado prácticamente dejó de existir", dice Giannis Tzoumas, periodista que dirige una de las emisoras locales. El Gobierno ha perdido la visión de conjunto y los refugiados hacen "lo que quieren" en Quíos, dice. Incluso se desvían los transbordadores para que no se suban a ellos y viajen a Atenas. Atracan por el momento para el tráfico normal de pasajeros en la punta occidental de la isla, en el pequeño puerto de Mestá. Habrá que ver si el objetivo deseado con el pacto realmente se cumple. Por el momento no pinta demasiado bien.

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