Editorial: Golpe yihadista al corazón de la Unión Europea
LOS brutales atentados yihadistas cometidos ayer en Bruselas volvieron a poner en evidencia que Europa, lejos de estar a salvo del terrorismo islámico, es uno de sus principales objetivos. La capital de la UE, que desde la matanza de París del pasado 13 de noviembre vivía bajo una amenaza permanente, es un símbolo de todo aquello que odian los fanáticos del Daesh: la libertad, la tolerancia, el racionalismo y, en definitiva, la civilización democrática que ha conseguido construir Europa tras siglos de historia en los que han abundado los periodos oscuros, pero también los avances luminosos. Más que nunca, y sin ninguna intención de visitar ningún lugar común retórico, podemos decir aquello de "Todos somos Bruselas", la capital de nuestra unión política y económica.
Es el momento del duelo y del recuerdo a las víctimas, pero también es ya el momento de redoblar los esfuerzos para derrotar definitivamente al yihadismo. Esta batalla no será rápida y, probablemente, asistiremos por desgracia a otros crímenes en ciudades europeas. Matar indiscriminadamente cuando el terrorista no tiene ningún apego a la propia vida es relativamente fácil, lo cual pone de relieve aún más la magnífica labor que están desarrollando nuestras fuerzas de seguridad, que han abortado más de un atentado y que no paran de practicar detenciones. Pero, como decíamos, la lucha será larga y deberá contar, en primer lugar, con la unidad de todas las formaciones políticas. En este sentido habría que hacer un nuevo llamamiento a Podemos para que firme inmediatamente el Pacto Antiyihadista y abandone los tics radicales que no le dejan en muy buen lugar en esta cuestión. También es importante que la ciudadanía no se deje amedrentar y esté dispuesta a realizar los sacrificios necesarios en esta lucha. En primer lugar hay que comprender que la lucha contra el yihadismo requiere la inversión de importantes cantidades de dinero, por lo que no se pueden exigir, como se suele hacer, recortes en las partidas presupuestarias dedicadas a Defensa o Interior. Asimismo, se debe tener en cuenta que la lucha contra el yihadismo conllevará, probablemente, el envío de tropas y material militar a escenarios bélicos o de alto riesgo, algo a lo que, hasta ahora, la opinión pública española ha sido más bien reacia. También es importante que creamos en la superioridad de nuestros valores como sociedad frente a los de los terroristas islámicos, basados en la teocracia y el fanatismo.
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