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Hungría refuerza sus fronteras ante los refugiados y amaga con desplegar el Ejército

En el centro de acogida de Röszke, cerca de la frontera con Serbia, la policía empleó gases lacrimógenos para dispersar a unas 200 personas que protestaban.

Marcelo Nagy (Efe)

26 de agosto 2015 - 18:35

Budapest/Hungría anunció que reforzará su frontera meridional con el despliegue adicional de más de 2.000 policías y varios helicópteros a partir del 15 de septiembre, mientras el partido conservador gobernante ha iniciado un proceso legal para movilizar al Ejército. Estos pasos se tomaron después de que las fuerzas de seguridad registraran el martes la entrada récord este año de 2.533 inmigrantes en un día, la mayoría de ellos refugiados de Siria y Afganistán.

En el centro de acogida de refugiados de Röszke, cerca de la frontera con Serbia, la policía empleó gases lacrimógenos para dispersar a unas 200 personas que protestaban por la lentitud de los trámites, según la agencia de noticias MTI. Otras fuentes señalaron que algunos refugiados se negaron a que las autoridades registraran sus huellas dactilares, lo que les impediría solicitar asilo en otro país europeo. Según la normativa europea, si un país identifica a un refugiado, éste debería solicitar asilo allí, y en caso de viajar a otro país podría ser devuelto al Estado de entrada en la Unión Europea.

La enorme mayoría de los inmigrantes ilegales que llegan a Hungría solo utilizan el país como tránsito en su camino a otros Estados más ricos, sobre todo Alemania y Suecia, donde una parte espera solicitar asilo. Más de 120.000 personas han entrado en lo que va de año en Hungría, el primer país en su ruta que pertenece a la UE y de la zona Schengen, que permite la libre circulación a través de 26 Estados europeos. Hasta el momento, la valla fronteriza que Hungría levanta en sus 175 kilómetros con Serbia no ha frenado la llegada de refugiados, sino todo lo contrario, atrae a muchos que intentan cruzarla antes de que esté terminada.

Hungría pretende erigir hasta noviembre una segunda alambrada de cuatro metros de altura que se complementaría con la primera valla con cuchillas, de metro y medio, que está finalizando ahora. Los medios húngaros han mostrado imágenes de cómo los refugiados, incluidas familias enteras con mujeres y niños, han cruzado la valla utilizando mantas y sacos de dormir para protegerse de los cortes de las cuchillas. Se calcula que unos 10.000 inmigrantes han llegado a Serbia desde Macedonia en los últimos días y se dirigen hacia Hungría. Estas personas siguen la ruta de los Balcanes, que les lleva de Turquía a Grecia por mar, y de allí a Macedonia, con lo que evitan la más peligrosa travesía en barco por el Mediterráneo desde el norte de África.

El Gobierno húngaro del nacionalista Viktor Orbán ha mantenido un discurso de dureza contra los refugiados, a los que ha vinculado con el incremento del terrorismo y la criminalidad, y también les ha acusado de ser un peligro para la identidad europea. La formación gubernamental conservadora inició los trámites para convocar las comisiones parlamentarias de Defensa y Seguridad Nacional con el objetivo de preparar una ley que autorice movilizar el Ejército para proteger las fronteras. "Hungría no tiene que defender sólo sus fronteras, sino también las de la Unión Europea, pero los pasados meses demuestran que Bruselas es incapaz de tratar la situación actual", declaró Szilárd Németh, diputado del partido oficialista Fidesz. Dado que la UE ha sido incapaz de tomar medidas ante la actual llegada de refugiados, Hungría adoptará las medidas necesarias para garantizar la seguridad de sus fronteras, agregó Németh.

En Serbia, la ministra de Integraciones Europeas, Jadranka Joksimovic, anunció que su Gobierno tendrá listo para el fin de semana un plan para gestionar la afluencia de refugiados y solicitará a la Comisión Europea ayuda financiera para paliar la crisis. Además, Belgrado advirtió de que prohibirá cualquier manifestación contra los inmigrantes, como la anunciada por organizaciones ultranacionalistas serbias para el 31 de agosto. "No vamos a permitir una expresión de intolerancia y odio", aseguró el ministro del Interior, Nebojsa Stefanovic.

Y en República Checa, país miembro de la UE, el viceprimer ministro y responsable de Finanzas, Andrej Babis, solicitó en una entrevista a un diario cerrar las fronteras exteriores de Schengen. "Tenemos que evitar la llegada de inmigrantes", aseguró el político, y abogó por declarar con claridad que la UE no puede acoger a millones de refugiados llegados de todo el mundo.

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