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Merkel dice a Obama que "espiar a los amigos es totalmente inaceptable"

Berlín ha convocado al embajador de EEUU para pedirle explicaciones y Hollande ha solicitado que el asunto se aborde en el Consejo Europeo.

Merkel sufre un accidente de esquí y limita su agenda durante tres semanas
Juan Palop (Efe)

24 de octubre 2013 - 11:50

El Gobierno alemán dio por válidas las informaciones que apuntan que EEUU pinchó el teléfono móvil de la canciller Angela Merkel, criticó con dureza el espionaje entre aliados y exigió a Washington una explicación exhaustiva y sincera. La propia jefa del Gobierno alemán, que se encuentra en Bruselas para una cumbre europea informal, subrayó que "el espionaje entre amigos no puede darse en absoluto" ya que mina los lazos bilaterales y dejó la pelota en el tejado estadounidense. "Necesitamos confianza entre amigos y aliados y ahora hay que reconstruir de nuevo esa confianza", agregó Merkel, tanteando este repunte de la crisis del espionaje con especial cautela, pero dando tácitamente por sentado que su teléfono estaba intervenido por los servicios secretos estadounidenses.

Por su parte, el ministro alemán de Exteriores, Guido Westerwelle, se reunió de urgencia con el embajador estadounidense en Berlín, John B. Emerson, cuya convocatoria supone un paso diplomático inédito en la historia alemana de la posguerra. "Sin motivos ni indicios muy serios no hubiésemos dado un paso diplomático de esta gravedad", aseguró Westerwelle en la rueda de prensa al ser interrogado por la certeza que otorga el Gobierno alemán a estas informaciones. La información de que dispone Berlín a este respecto, añadió, es "tan seria" que era "necesario" dar este paso, algo que no se había hecho con un país aliado desde la II Guerra Mundial. A su juicio, Washington debe dar aportar ahora una "explicación seria y sin vacíos", además de "sincera" y "exhaustiva", sobre sus actividades de seguimiento en Alemania.

De esta forma, el titular en funciones de Exteriores englobó no solo el último capítulo de este escándalo, sino también las captaciones masivas de comunicaciones que presuntamente llevó a cabo durante años el espionaje de EEUU en Alemania y que salieron a la luz el pasado julio a raíz de las filtraciones del ex analista de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), Edward Snowden. "Si se confía, no se espía. Y si se hace, entonces se daña la amistad", argumentó Westerwelle, que exigió "ahora" a EEUU "la verdad". "Se deben poner ahora todas las cartas sobre la mesa", apostilló el ministro, que realizó parte de su alocución pública en inglés.

El ministro de Interior, Hans-Peter Friedrich, que encabezó una delegación alemana a Washington en julio para informarse sobre el alcance del espionaje estadounidense en su país, ha asegurado en declaraciones al periódico Leipziger Volkszeitung que "la disculpa de EEUU llega tarde". Más allá de la "ruptura de la confianza" de la que habló el ministro de la Cancillería, Ronald Pofalla, responsable de la inteligencia alemana, los miembros del Gobierno evitaron expresamente apuntar qué consecuencias podría desencadenar el descubrimiento de este acto de espionaje.

No así varios miembros del Partido Socialdemócrata (SPD), ahora en la oposición pero en negociaciones para entrar en el próximo gobierno, que abogaron por congelar las negociaciones con Washington para firmar un tratado de libre comercio hasta no obtener una explicación convincente. De esta forma se posicionaron el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz; el presidente del SPD, Sigmar Gabriel, y el presidente de la Comisión parlamentaria de Secretos Oficiales, Thomas Oppermann, que reunió de urgencia a este organismo.

Por su parte, Los Verdes y La Izquierda, las otras dos fuerzas políticas presentes en el arco parlamentario, aprovecharon estas informaciones para criticar también a la canciller, a la que acusaron de no haberse tomado en serio este escándalo en julio, cuando estalló. Según distintos medios locales han ido difundiendo a lo largo del día, el teléfono intervenido por los servicios de inteligencia de EEUU era un Nokia que proporcionó la Unión Cristianodemócrata (CDU) a su líder y que Merkel empleó entre octubre de 2009 y julio de este año. Según el diario Die Welt, el número de este aparato se encontraba en los documentos de la NSA que filtró Snowden, que añade que ni el teléfono con que sustituyó a este Nokia -una versión de la Blackberry Z10- ni el oficial fueron pinchados por los servicios de inteligencia de EEUU.

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