¿De 'Merkozy' a 'Merkollande'?

el futuro de europa Las elecciones del domingo, decisivas para los Veintisiete

Si el candidato de los socialistas franceses triunfa el próximo domingo, no tendrá otra salida que consensuar con Alemania el futuro económico de la Unión Europea

Angela Merkel y Nicolas Sarkozy se saludan en una cumbre bilateral.
Angela Merkel y Nicolas Sarkozy se saludan en una cumbre bilateral.
Pablo Sanguinetti (Dpa) / Berlín

30 de abril 2012 - 05:03

La irrupción de François Hollande como favorito para convertirse en el nuevo presidente de Francia amenaza con enterrar el dúo Merkozy y, por lo tanto, el pilar de la política anticrisis en Europa. ¿Se acerca el continente a un cambio de rumbo?

Los analistas creen que si Hollande derrota al presidente Nicolás Sarkozy en la segunda vuelta del 6 de mayo, como prevén los sondeos, el terremoto político en una de las capitales de la Unión Europea (UE) tendrá réplicas en todo el bloque.

El propio Hollande jugó esa carta como primera estrategia electoral y avisó que revisará la alianza conservadora de Sarkozy con la canciller alemana, Angela Merkel.

"Merkel ha dirigido Europa con Sarkozy y ya vemos los resultados", dijo el líder socialista tras la victoria en la primera vuelta del 22 de abril.

"Soy en el candidato de todos los que quieren dar vuelta a la página. El cambio está en marcha, nada lo detendrá. Sé que muchos nos miran desde fuera de Francia: a ellos les digo que quiero cambiar Europa".

¿En qué consiste ese cambio? Básicamente, en renegociar el pacto fiscal impulsado por Merkel y Sarkozy para comprometer a los socios europeos a una mayor disciplina presupuestaria.

"Renegociaré el tratado, Merkel lo sabe. Y, si me dan la responsabilidad, mi primer desplazamiento será a Alemania para transmitirle el voto de los franceses por una Europa distinta".

Frente al riguroso ahorro pregonado por Merkozy, Hollande se muestra como partidario de la "seriedad presupuestaria", pero no de una "austeridad de por vida". "Se acabará el libre intercambio de la competencia sin límite y la austeridad".

Sus palabras conquistaron a una Francia irritada con los dictados de Merkel y la supuesta docilidad de Sarkozy, retratado por los caricaturistas como un niño al que la canciller le da el biberón.

Pero también encontraron eco en otros rincones de Europa, donde se agota la paciencia con la austeridad impuesta por el eje Berlín-París y la ineficacia que ha mostrado hasta ahora para frenar la crisis económica.

La presión tumbó esta semana en 48 horas los gobiernos de Holanda y República Checa, aliados conservadores de Merkel. "Si ni siquiera los alumnos modelo logran sus planes presupuestarios sin crisis de gobierno, ¿quién podrá hacerlo?", se preguntó el diario francés Le Monde. "Estos días son decisivos para Europa".

También premios Nobel de Economía como Amartya Sen, Paul Krugman o Joseph Stiglitz advierten que Europa está cometiendo un "suicidio económico" si se limita a ahorrar sin estimular el crecimiento.

Es ese entorno el que da valor internacional al éxito de Hollande. "Devolverá la esperanza a los europeos que están deseosos de que otras políticas, distintas de la de la derecha, sirvan para salir de la crisis y afrontar el futuro con esperanza", confió el líder de los socialistas españoles, Alfredo Pérez Rubalcaba.

Desde Alemania, el jefe del grupo parlamentario socialdemócrata, Frank-Walter Steinmeier, acusó al "rumbo conservador" de "hundir a la unión monetaria" y vio en la derrota de Sarkozy "un punto de inflexión": "Necesitamos comenzar de nuevo en Europa, con valor y esperanza. Y este comienzo puede venir de Francia y Alemania".

Un detalle revelador mostró hasta qué punto la misma Merkel ve a Hollande como una amenaza. Según los medios alemanes, la canciller pidió a sus aliados conservadores Mariano Rajoy , Mario Monti y David Cameron que boicotearan la campaña del socialista evitando reunirse con él.

Merkel apoyó además abiertamente a Sarkozy con una claridad inusual que le valió críticas desde su propia formación, la Unión Cristianodemócrata (CDU).

Para muchos analistas, esa resistencia será sólo uno de los muros con los que podrían estrellarse François Hollande y su promesa de "cambio".

Alemania, primera economía del continente, es el mayor contribuyente a los fondos de rescate europeos, política muy mal vista en Alemania. Si Merkel consigue el apoyo para revisar el pacto fiscal implicaría automáticamente que Alemania deje de pagar a países como Grecia, y la pregunta ahora es: ¿está dispuesto Hollande a asumir ese riesgo?

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