Testigo mudo de la necesidad humana de libertad

Más de 5.000 personas esquivaron el Muro de Berlín en fugas rocambolescas

La canciller Angela Merkel depositó ayer una corona de flores en recuerdo de las víctimas.
La canciller Angela Merkel depositó ayer una corona de flores en recuerdo de las víctimas.
P. Sanguinetti (Dpa) / Berlín

14 de agosto 2011 - 05:03

Willy F. tomó a su hijo de cuatro años en brazos y lo arrojó por la ventana de su cuarto piso. Abajo esperaban policías de la Alemania occidental preparados con lonas para recibir al pequeño. Era el precio de la libertad en el Berlín que hace 50 años comenzaba a convivir con un Muro.

Las autoridades de Alemania, encabezadas por el presidente Christian Wulff, rindieron ayer un homenaje a las personas muertas en el Muro, en un acto para conmemorar el cincuentenario de su construcción.

"No podemos olvidar el 13 de agosto de 1961 y el dolor que trajo sobre millones de personas", dijo Merkel en su discurso

El acto se celebró en la Bernauerstrasse, una de las calles atravesadas por el Muro y donde quedan restos de él, alrededor de los cuales se ha creado un centro de documentación y conmemoración.

La construcción de la pared que cortó en dos la ciudad es uno de los acontecimientos políticos más relevantes del siglo XX. Pero también un drama humano que demostró hasta dónde puede llegar el anhelo de libertad y escribió historias de fuga inverosímiles.

"Desde el 13 de agosto ocurrieron en esta ciudad cosas de las que sólo hablaremos abiertamente dentro de muchos años", decía ya en julio de 1962 Heinrich Albertz, luego alcalde de Berlín, en alusión a quienes "sin obligación, reconocimiento ni recompensa arriesgaron su vida por los demás alemanes".

Casos como el del padre que arrojó a su hijo fueron frecuentes en la calle Bernauer. La céntrica vía vivió huidas escalofriantes por una particularidad: muchos de sus edificios tenían la entrada en el este pero las ventanas daban al oeste.

Especialmente tensa fue la fuga de Frieda Schulze, de 77 años: cuando iba a lanzarse al vacío, los policías de la extinta República Democrática Alemana (RDA) entraron en su casa y llegaron a sujetarla por los brazos, mientras otros vecinos la ayudaban a caer hacia la Alemania occidental colgándose de sus pies.

Schulze logró fugarse, pero no todos tuvieron tanta suerte. El 22 de agosto, sólo nueve días después de que comenzara a construirse el Muro, Ida Siekmann murió por las heridas que sufrió al saltar. Sería la primera de al menos 136 víctimas que intentaron cruzar el Muro de la vergüenza, como se lo llamó en Occidente. Los familiares no podían ver el cadáver ni participar en el entierro. Muchos se enteraron de las verdaderas circunstancias en que había muerto un ser querido sólo tras la apertura de los archivos de la Stasi en los años 90.

El objetivo central del Muro era frenar el flujo imparable de emigrantes (unos 200.000 sólo en 1960) y por eso la instrucción frente a un caso de fuga era claro: "Se debe disparar contra los traidores y quienes violen la frontera", ordenó ya en 1961 Erich Honecker, entonces responsable de la construcción del Muro .

Aun así, desde 1961 a 1989 lograron huir 5.075 personas, gracias a métodos de fuga cada vez más sofisticados. Algunos de los métodos más ingeniosos se exhiben hoy en el museo junto al histórico Checkpoint Charlie de Berlín. Allí pueden verse diversos automóviles con huecos en el motor para ocultar una persona. También la historia de Bernd Böttger, que en septiembre de 1968 escapó con un mini-submarino de fabricación casera luego fue patentado y fabricado en serie. O la de Renate Hagen, fugada en 1977 junto con su futuro marido, el cantante Theodorus Kerk, dentro de un altavoz .

Otras famosas fugas han sido protagonizadas a través de túneles como el que construyeron unos estudiantes durante 10 meses o la huída de una familia en un globo fabricado en casa.

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