Un año de guerra 'relámpago' en Ucrania
Guerra en Ucrania
La operación militar con la que Moscú pretendía defender a los prorrusos del este de Ucrania está enquistada
Ucrania: un año de guerra 'relámpago'
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Con el resguardo de la noche, la artillería, la flota y la aviación rusas comenzaron a golpear en la madrugada del 24 de febrero de 2022 las principales ciudades de Ucrania y sus centros de mando desde tierra, mar y aire.
El presidente ruso, Vladimir Putin, esperó hasta el final de los Juegos Olímpicos de Invierno organizados por China para lanzar la mayor agresión ocurrida en Europa desde la Segunda Guerra Mundial con la excusa de defender a la población prorrusa del este de Ucrania. Aunque los servicios de inteligencia de EEUU lo venían advirtiendo desde finales de 2021, la invasión tomó por sorpresa a las principales potencias europeas.
Doce meses después, ningún bando se ha impuesto en un conflicto que deja ya, según la ONU, más de 8.000 civiles fallecidos.
Las tropas rusas intentaron avanzar a golpes de infantería y artillería, pero la resistencia ucraniana le sorprendió desde el primer día y Putin tuvo que ver cómo detuvieron la gran columna de blindados y tanques que avanzaba hacia Kiev.
Pese a haber logrado rápidamente tomar Jerson y parte de Jarkov, y cerrar el ansiado corredor terrestre desde el Donbás a la anexionada península de Crimea por la costa del mar de Azov, las tropas rusas sufrieron la primera humillación en marzo-abril al retirarse de Kiev y Chernigov. La última gran conquista rusa fue la de las ciudades gemelas de Severodonetsk y Lisichansk, en la región de Lugansk, en julio, cuando dio por controlada toda la provincia.
La exitosa contraofensiva ucraniana en septiembre, que trasladó el frente desde el Donbás al sur y a la región oriental de Jarkov, permitió a Ucrania expulsar a Rusia de prácticamente toda la provincia de Jarkov y del bastión de Limán, en Donetsk. Tras los ataques contra puentes (incluido el de Crimea) y otros puntos de abastecimiento de las tropas rusas en el sur, el Ejército ruso se replegó en noviembre de la capital regional de Jerson y del tercio norte de su provincia para dar comienzo a los ataques masivos contra infraestructuras ucranianas.
Ahora, Rusia se centra ahora en mantener el corredor terrestre y en la conquista de todo el Donbás.
"Las consecuencias de esta guerra de agresión están siendo absolutamente devastadoras desde el punto de vista del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos. Es una agresión contra un Estado pero fundamentalmente es una agresión contra la sociedad civil, contra la población", asegura José Ángel López, profesor de Derecho Internacional y Relaciones Internacionales de Comillas ICADE.
"Desde el punto de vista de la evolución específicamente militar se están evidenciando auténticos errores de cálculo muy significativos por parte de Putin, a pesar de haber diseñado con tiempo suficiente esta agresión (yo sostengo que desde 2020), como no valorar la capacidad de resistencia de Ucrania, el apoyo mayoritario que iba a tener por parte de las potencias occidentales o el sustento militar y económico que está teniendo. Además, ha conseguido que estados neutralizados como Finlandia y Suecia se alíen a la OTAN, además del reforzamiento que ha tenido la identidad étnica cultura, histórica y lingüística de los ucranianos", afirma este experto, que explica que ahora estamos en una situación de congelación del conflicto, que podría revitalizarse cuando las condiciones climatológicas acompañen.
No obstante, señala que "si algo está demostrando este año de conflicto es que las previsiones sirven para poco. La restitución de Crimea se me hace muy complicada, pues eso significaría que Putin se autoinmola. Las primeras semanas de conflicto los pronósticos incluso más ajustados hablaban directamente de un Gobierno en el exilio de Zelenski y la colocación de un Gobierno títere ruso en Kiev, dado que iba a ser una especie de operación relámpago. Ya hemos visto que, tras el primer mes, lo que ha hecho Rusia ha sido una especie de continuado repliegue".
Optimismo ucraniano
Los ucranianos lamentan la pérdida de vidas y la destrucción de su país, pero en un 95% creen que pueden derrotar a los ocupantes. Según el último sondeo del Instituto de Sociología de Kiev, el 85% de los ucranianos rechaza hacer concesiones territoriales a Rusia a cambio de la paz. Su presidente, Volodimir Zelenski, por su parte, ha pasado de ser un desconocido a convertirse en un líder respetado en todo el mundo, símbolo de la resistencia heroica de su pueblo.
En Rusia, por su parte, ha subido drásticamente la demanda de somníferos, antidepresivos y diversos tranquilizantes. La inquietud entre los rusos se duplicó en septiembre (hasta el 69%), cuando las autoridades anunciaron una inesperada movilización. El apoyo a la campaña bélica se mantiene entre el 71 y el 77%, a pesar de que el coste de un año de campaña militar y el impacto de las sanciones han socavado las cuentas públicas de Rusia a un nivel que no se observaba desde hace más de un cuarto de siglo. No obstante, la economía del país resiste.
Cambios globales
Más allá de sus fronteras, la guerra ha provocado un cambio geoestratégico en la UE porque todos los países, ya no sólo los del este, han interiorizado el riesgo que supone Rusia y ha abierto, a la vez, una serie de retos de final incierto que marcarán el futuro del club del continente.
La seguridad energética ha adquirido una relevancia fundamental. Para evitar problemas de suministro, la UE ha reducido en un año la dependencia de Moscú: los 27 han dejado de importar su petróleo y han logrado que el gas que compran a Rusia represente hoy en día un 9%, frente al 40% de hace un año.
Además, por primera vez, la UE está financiando el envío de armas para apoyar a un país tercero agredido, rompiendo un tabú en una organización que nació tras la Segunda Guerra Mundial con el objetivo de garantizar la paz entre los países europeos.
Sobre cómo puede influir este envío de más armamento hay que ver en qué se concreta, expone López. "De momento hay promesas, pero estamos al borde de cruzar determinadas líneas rojas entre lo que supone un apoyo externo a un Estado que ha sido agredido a una implicación directa en el conflicto. Cuando se anunció este teórico envío de tanques, Zelenski automáticamente empezó a pedir aviones... Hay determinadas líneas rojas, sobre todo teniendo en cuenta que Rusia es una potencia nuclear de primera magnitud, que van a hacer que ese tipo de ayudas tengan un límite muy pactado por parte de Occidente. Estamos cerca de tocar techo respecto a estas ayudas por muchas razonas: por no cruzar ese límite, no enquistar el conflicto o agravar su magnitud, no imposibilitar cualquier tipo de solución diplomática en el futuro o que la propia sociedad civil europea ya está acusando el desgaste", vaticina.
España, indica este profesor, actuará en el marco puramente comunitario. "Desde el punto de vista militar no creo que nos involucremos mucho más de hasta donde hemos llegado. Nos vamos a seguir implicando en la medida en que el resto de la UE y la OTAN se implique", vaticina.
El papel de Occidente
La guerra ha vuelto a reafirmar a la OTAN como la verdadera garante de la seguridad de Europa, además de su dependencia de EEUU en materia de seguridad y defensa.
Bruselas, por su parte, ha concedido ya el estatus de país candidato a entrar en la UE a Ucrania, una muestra no sólo de su apoyo, sino de la pugna con Rusia por ganar influencia en la zona, así como en los Balcanes Occidentales.
Por otro lado, esta donación masiva de armas y municiones exigirá potenciar la producción de su industria militar para reponer de forma urgente sus arsenales. "Esto se ha convertido en una guerra de desgaste y, por tanto, es también una batalla logística", ha asegurado el secretario general aliado, Jens Stoltenberg.
Para López, cabría esperar que "si hay algún rebrote del conflicto desde el punto de vista militar va a ser persiguiendo un objetivo, y es que tanto Ucrania como Rusia lleguen a una mesa de negociaciones con la mayor fortaleza posible. Si Rusia ha demostrado algo en estos 30 años como estado independiente desde que se disolvió la Unión Soviética es que el Kremlin es un auténtico maestro en las negociaciones político-diplomáticos y en la congelación de conflictos en el antiguo espacio soviético: el de Moldavia lleva más de 30 años, los de Georgia algo parecido y el de Nagorno-Karabaj fue previo a la propia disolución de la URSS. Me da la sensación de que al menos para Crimea y para el Donbás ésta puede ser una de las previsiones de futuro".
"Por otra parte, de una forma un poco más global, creo que lo que esta crisis está evidenciando es que el orden internacional de carácter liberal está haciendo aguas por todos lados, se está fragmentando regionalmente y cada vez se está acentuando más. Las instituciones globales como la ONU cada vez evidencian más sus errores, y cada vez se le da más importancia a organizaciones de tipo regional. Rusia lidera sus propias organizaciones regionales y en otras comparte ese liderazgo con China. Y todo este tipo de cooperaciones regionales son revisionistas del derecho internacional público, de los derechos humanos. En ese sentido, hay un escenario preocupante sobre hacia dónde va este orden liberal en crisis y qué es lo que va a pasar con esta comunidad de autocracias", concluye este experto.
Las repercusiones para España
El conflicto ha tenido un fuerte coste económico para España, cuya cara más visible han sido los precios récord de la luz, los carburantes y los alimentos, y que el Gobierno ha tratado de mitigar con ayudas por un valor total de 45.000 millones de euros. Entre las últimas aprobadas, destaca la eliminación del IVA para los alimentos de primera necesidad y una ayuda directa de 200 euros para las familias con rentas bajas.
España ha tratado de reducir la dependencia energética de Rusia, que ha logrado en el caso del petróleo, pero no en el del gas debido al conflicto diplomático con Marruecos, que supuso el cierre del gasoducto con Argelia.
Por otro lado, nuestro país ha acogido a parte de los más de ocho millones de ciudadanos se han visto obligados a abandonar Ucrania. España ha otorgado en estos 12 meses protección temporal a casi 170.000 y 13.695 han encontrado un empleo. El éxodo sin precedentes provocado por la guerra hizo que, por primera vez, se activara la directiva europea de protección temporal, redactada tras el conflicto de los Balcanes, que garantiza a los desplazados permiso de residencia y trabajo, acceso a la sanidad y la educación y ayudas económicas. Su perfil es claro: mujer, de 31 años y con estudios superiores, entre las que destacan las economistas, informáticas e ingenieras. El 31% de las personas atendidas en los cuatro centros de recepción puestos en marcha por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones fueron menores.
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