El bloqueo italiano a la cumbre migratoria deja en apuros a Merkel
La crisis migratoria en la Unión Europea
Conte vetará los acuerdos de la UEsi no son atendidas sus demandas del control de refugiados
La canciller necesita un pacto para contentar a sus socios de Gobierno
El Gobierno italiano bloqueó ayer la adopción de conclusiones de los temas abordados en la primera sesión de trabajo de la cumbre de líderes de la Unión Europea hasta ver si es posible llegar a un acuerdo sobre política inmigratoria que satisfaga sus demandas. Fuentes europeas indicaron que el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, defendió en la reunión que debe aplicarse el principio de que "nada está acordado hasta que todo está acordado" y que Roma se reserva el derecho de evaluar su posición sobre todas las partes del documento final hasta que se conozcan las decisiones en inmigración.
Minutos después, el Consejo Europeo confirmó en un comunicado que "un Estado miembro reservó su posición sobre las conclusiones completas", por lo que "no se ha acordado ninguna conclusión" hasta el momento. Esto obligó a posponer hasta hoy, tras la segunda jornada de cumbre, la rueda de prensa del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y el de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, prevista inicialmente para ayer. Esta posición de Italia complica a la canciller alemana, Angela Merkel, obligada a alcanzar un pacto migratorio para aliviar las tensiones internas en su coalición.
En la primera sesión de trabajo, los Veintiocho abordaron los avances en las políticas de seguridad y defensa, la situación del comercio global tras la imposición de aranceles por parte de Estados Unidos, el marco financiero plurianual para el periodo 2021-2027 y las sanciones a Rusia por el derribo del avión MH17.
Fuentes europeas indicaron que había acuerdo entre el resto de estados para aprobar las conclusiones sobre estos puntos y que, a la vista del bloqueo italiano, los líderes debatieron durante más de 30 minutos el procedimiento a seguir en ese caso y concluyeron que sin unanimidad no podían aprobarse.
El debate sobre inmigración comenzó ya durante la cena de trabajo de los líderes y continuó tras la misma para acordar cambios en la gestión migratoria europea. El objetivo es dar respuesta a una crisis que, admiten, es política y no de refugiados (las llegadas a la UE por el Mediterráneo se han reducido en un 96% desde la crisis de 2015).
Conte, que preside un Ejecutivo integrado por los antisistema del Movimiento 5 Estrellas y la ultraderechista Liga, ya había avisado a su llegada a la cumbre de que Italia no descartaba vetar el acuerdo si no obtenía garantías de una mayor solidaridad de sus socios. "Italia no necesita declaraciones verbales, sino hechos concretos. Ésta es la ocasión adecuada (...) En lo que a mí respecta, estoy dispuesto a sacar todas las consecuencias debidas", dijo.
El nuevo Gobierno de coalición italiano, que abandera una retórica antiinmigración, está decidido a bloquear un acuerdo si no se recogen los puntos esenciales de su propuesta migratoria.
Para Italia, uno de los principales puntos de llegada a Europa de migrantes irregulares, el acuerdo sólo será posible si recoge la creación de centros para inmigrantes en países de origen y tránsito, reconoce que los desembarcos en Italia lo son en Europa y la responsabilidad debe ser compartida en la UE, apoya cambiar el sistema de Dublín que obliga a pedir asilo en el país de llegada y se prioriza la financiación para el norte de África.
En el otro lado de la mesa, Merkel, partidaria de la acogida, necesita un acuerdo europeo para contentar a su ministro del Interior, Horst Seehofer, y evitar el colapso del Gobierno en un momento de auge del partido ultraderechista AfD. Seehofer amenaza con cerrar las fronteras alemanas para reducir el número de demandantes de asilo, en línea con una política más restrictiva como la que demanda Austria, que asumirá la presidencia de la UE el 1 de julio, y el Grupo de Visegrado (Hungría, Polonia, República Checa y Eslovaquia). Merkel defendió que, a falta de acuerdos europeos, podrían sellarse pactos bilaterales con los países implicados para abordar el problema, una opción que apoya España. Roma, sin embargo, pide primero un acuerdo a Veintiocho.
En este contexto, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, presentó el refuerzo de las fronteras exteriores y las plataformas en países terceros como una medida necesaria para evitar otras propuestas "realmente duras". "La alternativa a esto sería un avance caótico hacia el cierre de las fronteras, también dentro de la UE, así como conflictos crecientes entre estados miembros de la UE", advirtió.
Según se recoge en el último borrador de conclusiones, los líderes respaldarán desarrollar "plataformas regionales de desembarco" fuera de la UE en cooperación con la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
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