Los laboristas resisten en Inglaterra y los independentistas pierden fuelle en Escocia

Contra pronóstico, el Laborismo de Corbyn, elegido tras la debacle de hace un año, ha retenido la mayoría de sus feudos en los comicios locales en Inglaterra. En Escocia, los conservadores son por primera vez en años la oposición oficial.

Judith Mora (Efe), Londres

06 de mayo 2016 - 17:56

Las elecciones municipales y autonómicas de este jueves en el Reino Unido arrojan un nuevo panorama político que confirma a los laboristas como fuerza dominante en Inglaterra y marca un retroceso de los independentistas en Escocia, donde los tories son por primera vez en años la oposición oficial. Esta ha sido la primera cita electoral desde los comicios generales de mayo de 2015, que ganaron con mayoría absoluta los conservadores, y se planteó como un barómetro de los liderazgos de Jeremy Corbyn en el Partido Laborista y, en menor medida, del primer ministro, el conservador David Cameron.

Contra todo pronóstico, el Laborismo del izquierdista Corbyn, elegido tras la debacle de hace un año, ha retenido la mayoría de sus feudos en los comicios locales en Inglaterra, frente a las predicciones de que perdería al menos 150 concejales respecto a los logros de 2012. Con los votos de 105 de 124 consistorios escrutados, los laboristas ceden un municipio, hasta situarse en 53, y 24 concejales, hasta contar con 1.106, mientras que los conservadores de Cameron conservan 28 ayuntamientos y ceden 15 concejales, hasta situarse en 628. Los liberaldemócratas, machacados en las generales de 2015, repuntan en territorio inglés, al sumar 27 concejales hasta situarse en 260, y avanza el eurófobo y xenófobo UKIP, que gana 22 concejales hasta un total de 43, sin controlar ningún consistorio.

Además de las municipales en Inglaterra, se celebraron ayer comicios autonómicos en Irlanda del Norte, en Gales y en Escocia, donde el Partido Nacionalista Escocés (SNP) encadenó su tercer mandato, pero perdió la mayoría absoluta conseguida en 2011. Al final del recuento, el SNP de Nicola Sturgeon se hizo con 63 de los 129 escaños en liza -seis menos que hace cinco años-, lo que parece indicar una caída del apoyo al independentismo y sugiere que puede haber tocado techo.

Los grandes vencedores en las autonómicas escocesas fueron los conservadores, liderados allí por la carismática Ruth Davidson, que, con 31 escaños, se convierten por primera vez en la historia moderna en la oposición oficial del Parlamento de Edimburgo, en detrimento de los laboristas de Kezia Dugdale, que pierden 13 diputados y se quedan con 24. El éxito de Davidson se ha atribuido a su sólida campaña por la permanencia en el Reino Unido previa al referéndum de independencia celebrado en septiembre de 2014, que perdieron los independentistas con un 45% frente a un 55% de los votos.

En Gales, los laboristas han conservado su mayoría al retener todos sus escaños menos uno, hasta un total de 29, mientras que el UKIP de Nigel Farage irrumpe en la Asamblea galesa con nada menos que siete diputados. Los resultados mejores de lo esperado en Gales y en Inglaterra dan impulso a Corbyn, y "alejan a corto plazo la posibilidad de un golpe para derrocarle por parte de sus enemigos dentro del partido", declaró el profesor de Política de la London School of Economics (LSE) Tony Travers. "Aunque los resultados son modestos, superan con creces las expectativas, y eso quita presión a Corbyn", señala.

Según el profesor de Política de la Universidad de Warwick Ben Clift, "el gran problema para Corbyn, o para cualquier otro líder laborista, es el retroceso en Escocia, que costará años recuperar". "Sin una buena presencia en esa autonomía, es casi imposible que el Partido Laborista pueda ganar unas elecciones generales en el Reino Unido", advierte. "El nuevo panorama político y la nueva estructura de partidos se lo ponen muy difícil a Corbyn", afirma este académico, que opina que, para implantar su liderazgo, el veterano izquierdista "debería ser más eficaz para controlar la agenda política y lidiar con la prensa".

Cameron, por su parte, ha restado importancia a los magros avances de su partido en Inglaterra y ha subrayado el avance de los conservadores en Escocia, mientras se prepara para el verdadero test a su liderazgo: el referéndum de pertenencia a la Unión Europea (UE), del próximo 23 de junio.

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