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De la vieja escuela de artillería y dirección de tiro de la Armada solo quedan las ruinas en una zona que el entorno natural ha ido recuperando poco a poco. Aulas desvencijadas, sollados ocultos por una exuberante maleza, oficinas fantasmales, escombros, palmeras víctimas del picudo rojo, restos de mobiliario e incluso vestigios de algún antiguo manual del sistema artillero Meroka desarrollado por Bazán que aparece deshojados por el suelo... Es la imagen que hoy, catorce años después de su cierre, ofrecen las instalaciones del Janer. Un aspecto que el Ayuntamiento y la Zona Franca -que acaba de comprar el suelo al Ministerio de Defensa tras un largo proceso de negociaciones- quieren transformar en el menor tiempo posible en un moderno parque empresarial que se convierta en un motor económico de la ciudad y de la Bahía de Cádiz.
Una imagen a la que, de hecho, apenas le quedan unos días. Justo el tiempo que tarde en tramitarse la licencia por parte de Urbanismo y la Delegación Provincial de Cultura para proceder a la demolición de las instalaciones.
Ayer, tanto el alcalde, José Loaiza, como el delegado especial del Gobierno para la Zona Franca de Cádiz, Jorge Ramos, confirmaron el pronto derribo del Janer para garantizar la seguridad de todo el recinto. Especialmente, después de que una persona perdiera la vida en el pasado mes de marzo al recibir una descarga mortal mientras intentaba robar el cableado de cobre tras colarse en el interior de las instalaciones. Apenas hacía un día que Zona Franca había recibido las llaves de las instalaciones.
Fue la primera visita que ambos -Loaiza y Ramos- hicieron al Janer tras la reciente compra del suelo a Defensa, que se formalizó a principios de marzo. Su propósito era conocer las instalaciones y comprobar sobre el terreno el enorme potencial de este suelo enclavado entre el acceso de La Ardila y el Parque Natural.
Ambas administraciones reafirmaron su voluntad mutua de cooperación para sacar adelante un ambicioso proyecto que redundará en la creación de empleo y que se va a llevar a cabo en un momento económico especialmente complicado.
Ya lo habían dicho antes, pero ayer insistieron. Tanto el Ayuntamiento isleño como Zona Franca quieren que las obras estén en marcha antes de que acabe el año. El plan especial, de hecho, está prácticamente terminado -apenas pendiente de cerrar los usos, según detalló Jorge Ramos- y lo único que resta es su tramitación administrativa para que las obras puedan ponerse en marcha. El regidor isleño, en este sentido, reclamó de nuevo "lealtad administrativa" a la Junta de Andalucía para impulsar la actuación planteada en Janer y agilizar la tramitación de los informes sectoriales. Paralelamente, advirtió el delegado de Zona Franca, se va a desarrollar el proyecto de urbanización de forma que los trabajos puedan ponerse en marcha de inmediato en el momento en el que tenga luz verde de la Administración.
Antes llegará la demolición. Salvo el inmueble principal -el antiguo edificio de dirección de la escuela, cuya ubicación coincide con la zona de especial protección al tratarse de un entorno BIC- la intención de Zona Franca es derribar con la mayor premura posible el resto de edificaciones que existen en el recinto, que presentan además un notable aspecto de abandono. Paralelamente, el Consorcio gaditano quiere llevar a cabo las catas arqueológicas preceptivas en el terreno, trabajo que acaba de adjudicar incluso a una empresa especializada.
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