Los que trabajan en el tranvía

La puesta en marcha de este esperado medio de transporte mueve un centenar de puestos de trabajo en su fase inicial, 58 de ellos de la plantilla de Renfe

Uno de los primeros conductores del tranvía, a bordo de una de las unidades en pruebas.
Uno de los primeros conductores del tranvía, a bordo de una de las unidades en pruebas. / Lourdes De Vicente

Rocío Lucena es reguladora en el puesto de control central. Entre otros cometidos, su trabajo pasa por asegurarse de que los tranvías salen y llegan a su hora además de coordinar su circulación a lo largo de todo el trazado. Humberto Arjona es uno de los conductores que se pone al frente de las unidades que realiza su recorrido entre las cocheras de Pelagatos, en Chiclana, y la parada de Río Arillo. Todavía en fase de pruebas, claro. Pero, a falta de que los viajeros empiecen a subirse al tranvía metropolitano de la Bahía, en poco se diferencia su trabajo del que realizarán cuando comience de una vez su explotación comercial, lo que según las últimas declaraciones de la consejera de Fomento, Marifrán Carazo, será en torno al mes de julio.

Las pruebas del tren-tranvía, de hecho, se llevan a cabo ya prácticamente en la misma malla horaria que se prevé una vez que se ponga en marcha con lo que su funcionamiento –sin llegar todavía al extremo de las pruebas en blanco– viene a ser bastante parecido al que se prevé una vez que arranque definitivamente.

Ambos isleños –Rocío y Humberto– forman parte de la plantilla de trabajadores de Renfe (el operador) que se ha contratado para la puesta en marcha de este nuevo medio de transporte que la Bahía lleva esperando década y media. Han pasado ya sus periodos de formación, las prácticas y ya se encuentran plenamente incorporados al trabajo. Solo falta que el tranvía empiece a funcionar. "Estamos deseando empezar", reconocen. En eso coinciden con buena parte de los ciudadanos de la Bahía, que después de tantos años lo que quiere es ver ya el tranvía circular, con viajeros evidentemente.

Humberto Arjona y Rocío Lucena, dos trabajadores de la plantilla del tranvía, fotografiados en el puesto de control.
Humberto Arjona y Rocío Lucena, dos trabajadores de la plantilla del tranvía, fotografiados en el puesto de control. / Lourdes de Vicente

La puesta en marcha del tranvía –que ya se presume inminente– supone en números redondos un centenar de puestos de trabajo. Incluso algunos más en su fase inicial, en la que se requerirá de más personal para asegurar su implantación y hacer que los usuarios se vayan haciendo al servicio. No todos son de Renfe, claro. Aproximadamente la mitad de este centenar de trabajadores pertenece al personal de mantenimiento y de limpieza que se vincula a los distintos contratos que se mueven también con el tren-tranvía de la Bahía. Todos, desde hace tiempo además, están ya adjudicados y en activo. No queda ninguno pendiente.

La puesta en funcionamiento del tranvía, por otro lado, requiere de tres perfiles profesionales principalmente: los conductores, por supuesto; los reguladores (operadores) del puesto de control central que se ubica en las cocheras de Pelagatos, en Chiclana; y los supervisores comerciales, que tendrán además un papel clave en los primeros momentos de la puesta en marcha de este medio de transporte al asumir una función casi didáctica repartiéndose por las distintas paradas del trazado para explicar a la gente el funcionamiento del tranvía, de las máquinas expendedoras de billetes, etc...

De momento, con el tranvía todavía en fase de pruebas, trabajan 20 conductores y 7 reguladores; si bien la cifra se elevará cuando arranque la explotación comercial –se ha creado incluso una bolsa de trabajo tras el proceso de selección y formación– hasta contar con 28 o 29 conductores y 15 reguladores. A ellos se sumarán hasta 30 supervisores comerciales en los primeros momentos de la puesta en servicio, aunque su número se reducirá más adelante –hasta 15– cuando se haya asentado y los potenciales usuarios de este transporte se hayan habituado a su funcionamiento.

En total, según los datos que maneja la Agencia de Obra Pública dependiente de la Consejería de Fomento de la Junta de Andalucía, se calcula que la plantilla del tranvía –sin contar al personal de las contratas de mantenimiento y limpieza– alcanzará las 58 personas en sus primeros momentos y las 43 con carácter estable una vez que se afiance el servicio.

Aunque la puesta en marcha del tranvía también necesitará de una decena de maquinistas de Renfe –es la previsión inicial– que serán los responsables de conducir las unidades en servicio en el tramo de la Red Ferroviaria de Interés General (RFIG), es decir, entre la parada de Río Arillo, que es donde acaba la plataforma tranviaria, y la estación principal de Cádiz, en la plaza de Sevilla, y viceversa. El relevo se hará aprovechando el tiempo de parada normal en Río Arillo, donde estos conductores estarán esperando al tranvía para hacerse cargo de la conducción en este tramo. Estos maquinistas de Renfe también están ahora haciendo pruebas a lo largo de toda la línea de la RFIG, no solo en el tramo que va de Cádiz a San Fernando.

Así que en total la plantilla que moverá la puesta en funcionamiento del tren-tranvía, que se espera ya para el próximo verano, alcanzará en sus inicios entre los 108 y los 110 trabajadores, incluyendo al personal de mantenimiento y al vinculado directamente con su explotación. Una vez que se consolide el servicio se calcula que la plantilla que necesitará será algo inferior, entre los 95 y los 100 trabajadores.

"Esto es como el cerebro del tranvía: por aquí pasa todo"

"Me encargo de gestionar la circulación en línea, controlamos todos los tranvías desde el puesto de mando central", explica Rocío Lucena, una de las reguladoras (operadoras) que trabaja en las instalaciones de Pelagatos, en Chiclana. Por el momento son 7 aunque cuando arranque la explotación comercial del tranvía esta cifra se duplicará. Básicamente, su trabajo consiste en que el tranvía funcione. "Desde aquí gestionamos que todas las unidades salgan a su hora, que respeten sus horarios, les vamos avisando de los contratiempos que se pueden encontrar en la circulación, revisamos el trazado por las cámaras... Todo esto es un poco como el cerebro del tranvía, todo pasa por el puesto de control". Rocío, al igual que sus compañeros, empezó a trabajar en 2017. "Se hizo una selección. A mí me llamaron del Inem. Hubo un proceso de formación, luego unas prácticas y ya después directamente a operar", explica. Al igual que sus compañeros, se incorporó definitivamente a la plantilla en enero. Lo más complicado del trabajo –admite– es la coordinación con el tráfico, "pero es un sistema que ya está bastante cerrado, así que es verdad que no suele haber ningún problema, tan solo si acaso de manera puntual".

"En general, la gente está ya muy concienciada con el tranvía"

"A mí me encanta, me siento muy a gusto trabajando como conductor del tranvía", apunta Humberto Arjona, uno de los 20 conductores que forma parte de la plantilla y que cada día se encarga de llevar las unidades en pruebas su recorrido entre las cocheras de Pelagatos hasta Río Arillo. "Es un trabajo que requiere estar siempre muy atento, en el que hay que estar muy pendiente de todo", afirma. "Yo creo que el tranvía, una vez que se ponga en marcha, va a ser muy positivo para toda esta zona". En su día a día, reconoce, que tiene que vérselas con los "despistados" a lo largo del trazado urbano. No es lo habitual pero pasa: los que van con los auriculares y no se enteran, los niños que juegan, los coches en las rotondas... "En general los ciudadanos están muy concienciados ya con el tranvía, aunque es verdad que, a pesar de que llevamos ya bastantes horas de conducción, hay gente que no termina por creérselo todavía".

Dos unidades del tranvía en las cocheras de Pelagatos.
Dos unidades del tranvía en las cocheras de Pelagatos. / Lourdes de Vicente

Más de 165.000 kilómetros recorridos en pruebas

Las siete unidades del tren-tranvía metropolitano de la Bahía de Cádiz llevan ya recorridos más de 165.000 kilómetros en pruebas, según los datos que a fecha del pasado 30 de marzo manejaba la Agencia de Obra Pública de la Junta de Andalucía. Este rodaje previo a la puesta en servicio, evidentemente, se ha llevado a cabo en su mayor parte a lo largo del trazado urbano, donde el tranvía acumula un total de 132.000 kilómetros. De hecho, las primeras pruebas a lo largo del trazado urbano –entre San Fernando y Chiclana– se remontan al año 2014, aunque fue a partir de 2019 cuando empezaron a hacerse con una continuidad prácticamente diaria. En La Isla –ciudad a la que afecta especialmente el trazado al recorrer toda la calle Real, su arteria principal– la circulación diaria de los tranvías en pruebas ha llevado a que tanto peatones como conductores terminen por acostumbrarse a su paso. Y eso –advierten los responsables del tranvía– es fundamental de cara a la puesta en servicio de este nuevo medio de transporte, prevista para el próximo verano a tenor de las declaraciones realizadas por la consejera de Fomento durante la pasada Semana Santa. El tranvía, necesariamente, tiene que convivir con terrazas, ciclistas, ciudadanos que pasean por el centro de la ciudad, vehículos de emergencia, otros que hacen carga y descarga y con el tráfico rodado que circula por rotondas e intersecciones que, a menudo, no son directas y obligan al vehículo a circular también por un tramo de la calle Real. De ahí la necesidad de que el tranvía encaje. Y las pruebas, prácticamente continuas desde 2019, han permitido que se cumpla también con esta otra función al conseguir que los ciudadanos se hagan al paso del tranvía, que ahora –en estos prolegómenos a su puesta en servicio– circula desde las 7 de la mañana hasta las 11 de la noche. De hecho, el número de incidentes que se ha registrado durante estas pruebas en el trazado urbano –a pesar del tiempo que llevan ya– es muy reducido y en ningún caso, hasta el momento, ha llegado a ser de gravedad. Se contabilizan 5 colisiones con vehículos –casi siempre en las rotondas– de las que solo 3 han llegado a tener cierta repercusión mediática por su relevancia (dos en San Fernando y una en Chiclana). Las otras dos fueron tan leves que ni siquiera trascendieron. En otras ciudades, se registran incidentes prácticamente cada semana. A los 132.000 kilómetros recorridos en pruebas se suman también los 33.000 que se han llevado a cabo en la Red Ferroviaria de Interés General para garantizar la puesta en servicio del tranvía.

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