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La Sierra huele a 'maría'

Sucesos

La Guardia Civil asestó esta semana otro duro golpe a estos clanes de la marihuana en la Sierra l Advierten que cada vez resultan más violentos

Uno de los cabecillas de la Operación Guanaco pasó toda la noche, en pleno julio, quemando plantas de marihuana en la chimenea al saberse rodeado.
Pedro M. Espinosa

22 de noviembre 2020 - 06:00

Cuando tuvo la certeza de que los verdes iban a por él decidió que el fuego era su mejor aliado. Era julio, pero la chimenea de su casa de Bornos funcionó a pleno rendimiento durante toda la noche, como si fuera los altos hornos guipuzcoanos. En el hogar no había troncos sino grandes plantas de marihuana. Más de un corzo acabó colocado esa noche. Lástima de berrea desaprovechada, pensaría alguno. Estamos en el verano de 2018 y el narco granjero se convierte en el principal detenido en la denominada Operación Guanaco llevada a cabo por la Guardia Civil contra las mafias que cultivan y distribuyen maría por todo el territorio nacional. Cantidades industriales de hierba de primera calidad. Tras salir de prisión, nuestro hombre volvió a hacer lo que mejor sabe: cultivar las plantitas del jajaja. Esta semana cayó en otro dispositivo de la Benemérita que pretendía no sólo localizar un buen puñado de plantaciones sino detener a los presuntos responsables de los disparos que hirieron a tres de sus compañeros mientras buscaban este tipo de emplazamientos en el Coto de Bornos el pasado septiembre. “La leyenda de paz y amor, esa imagen hippie que envolvía la maría antes no tiene nada que ver con lo que vemos ahora. Son violentos, van armados y si tienen que disparar lo hacen. Ya lo hemos sufrido. Por su plantación son capaces de lo que haga falta”. Así lo cuentan desde la Guardia Civil agentes que llevan años en esta lucha silenciosa, la que intenta frenar el cultivo ilícito de una droga por cuya legalización se han alzado voces sistemáticamente desde la década de los 60.

Tras el tiroteo de septiembre, los detenidos el martes estuvieron en el punto de mira. “Ya les habíamos cogido hace dos años en la Guanaco. Entraron en prisión preventiva pero estaban en la calle a espera de juicio. No saben hacer otra cosa. Traficar con maría es su vida, su sustento, y se ganan unas buenas perras. Aquella vez, en 2018, los teníamos controlados. Localizamos un envío de marihuana en un coche pero se dieron cuenta y se refugiaron en su finca. Mientras que conseguíamos los mandamientos judiciales para poder hacer los registros empezaron a quemar marihuana en la chimenea. Con las casas cercadas por nosotros. Les dio igual. Toda la noche dale que te pego. Tanto es así que cuando llegó el permiso para entrar los sorprendimos todavía quemando plantas”.

En la operación de esta semana la Guardia Civil localizó entre 15 y 17 plantaciones a cielo abierto, además de otras de interior, cuya droga es más valorada incluso en el mercado por haberse cultivado en unas condiciones excepcionales.

Sobre volando la Sierra de Cádiz puede comprobarse que hay muchas hectáreas plantadas con marihuana. Algunas están cerca de ríos, para aprovechar la humedad que enriquece el terreno. El precio de los cogollos varía. “Cuanto más ideal es el ph de la planta más dinero”, dice un guardia.

Bolsas llenas de cogollos de marihuana listas para su distribución.

Y es que a la hora de cultivar cannabis hay varios factores que influyen directamente en la calidad del producto final: el aire, al agua, el sol y la tierra. La falta íntegra, una leve carencia o la mala calidad de cualquiera de estos factores, da como resultado plantas improductivas y con altas probabilidades de estropear el negocio. El ph del agua de riego es uno de los factores más determinantes y que más se debe tener en cuenta si se quiere obtener cosechas de calidad. En este último caso, los narcos serranos sacaban el agua del propio río, con un agua de excelente calidad y un ph con niveles excepcionales de acidez o alcalinidad. “Son auténticos estudiosos. Vamos, si hubieran puesto toda su inteligencia en memorizar los libros de texto igual podrían haberse ganado la vida honradamente”, dicen.

Pero los narcos de la maría no son amantes de las aulas. Les gusta la vida en la frontera, la adrenalina, recorrer España colocando su hierba. “En 2018 comprobamos que llegaban a realizar hasta 12.000 kilómetros en menos de un mes, utilizando varios vehículos de alquiler en sus desplazamientos como medida de seguridad”, relata un agente.

Al igual que ha sucedido ahora con las detenciones en Bornos, Arcos y Villamartín, en los registros los guardias encontraron abundantes armas, largas y cortas y munición. Además de dinero en metálico. Todo por la pasta.

De la costa a la Sierra

Históricamente, la zona de la Costa Noroeste había sido la preferida para los cultivos de marihuana. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, la campiña jerezana y la Sierra han ido ganando terreno. “La calidad de la hierba es la misma. No influye la zona pero sí los cuidados. Y ellos las miman para que puedan dar varias cosechas al año, sobre todo las plantaciones indoor”, dice la Guardia Civil.

Entrar en una de estas plantaciones de interior da, sobre todo, calor. Allí, en espacios diáfanos, se apiñan centenares de plantas alumbradas por lámparas de calor mientras que el sonido de decenas de aparatos de aire acondicionado y extractores de olores hacen difícil mantener una conversación. Así las hemos visto en Sanlúcar, Jerez, Arcos, Bornos o Villamartín.

Sólo por hacer un repaso, en este 2020 se han producido importantes operaciones contra estas plantaciones. El pasado 14 de mayo, por ejemplo, la Guardia Civil desarticulaba en San Isidro del Guadalete, pedanía de Jerez, una macroplantación en una explotación ganadera. Fueron incautadas más de 4.200 plantas y detenidas 10 personas presuntos responsables de la misma.

El 27 de mayo, el golpe fue en Puerto Serrano durante el desarrollo de la denominada Operación Chulengo. Ahí se detuvo a 14 personas al mismo tiempo que se descubrieron 22 plantaciones que se habían instalado en un tramo de una calle de la localidad.

El clan desarticulado el martes llegaba a hacer 12.000 kilómetros al mes vendiendo su droga

El cabecilla de la trama controlaba la mayoría de las plantaciones intervenidas y tenía a sueldo a varios vecinos que hacían las veces de guardianes y cuidadores, en sus propios domicilios o en viviendas ocupadas. Fruto de esta intervención, fueron aprehendidas alrededor de 5.500 plantas de marihuana, además de tres vehículos de alta gama, uno de ellos valorado en más de 70.000 euros, y un sinfín de elementos eléctricos necesarios para llevar a cabo estos cultivos indoor, como lámparas de gran potencia con sus acumuladores de corriente, ventiladores de pared, equipos de aire acondicionado, filtros de carbono para enmascarar el olor característico de estos cultivos, extractores de aire...

Antes, en octubre de 2019, se localizó en Setenil de la Bodegas una plantación de cáñamo en la finca Dehesa del Pilar con 24 hectáreas de terrenos dedicadas a este producto. Fue precintada temporalmente por la Guardia Civil para investigar si esos cultivos superaban o no los límites permitidos de cannabinoides, también conocidos como THC.

El 16 de septiembre de 2019, la Guardia Civil de Cádiz desarticulaba cinco plantaciones de marihuana en la Sierra. Cuatro de estas plantaciones estaban situadas en Bornos, dos ubicadas en sendos patios de viviendas del núcleo urbano, con 20 y 7 plantas de unos dos metros de altura, y otras dos en parcelas ubicadas en el extrarradio, con 19 y 13 plantas de dos metros de altura, respectivamante. En Puerto Serrano se intervino una quinta plantación tipo indoor, que se ubicaba en un domicilio de la calle Guadalete en la que se cultivaban 200 plantas, con todo tipo de material de ventilación, extracción y riego.

Todo esto hace que actualmente la provincia de Cádiz se haya convertido en una de las que más droga de este tipo exporta, a lo que hay que añadirle la entrada de otras sustancias estupefacientes por vía marítima, sobre todo hachís, desde la zona del Estrecho y la desembocadura del Guadalquivir.

La situación está llegando a tal punto que incluso la fiscal Antidroga en Andalucía, Ana Villagómez, ha alertado del incremento de plantaciones en todas las provincias andaluzas, si bien hizo especial hincapié en el caso de Granada, hasta el punto que se solicitó el nombramiento de un fiscal delegado para esta provincia.

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