Desde Ubrique para los refugiados
educación
Miguel Ángel Fernández, 16 años, lidera un equipo de estudiantes de bachillerato que ha diseñado una casa modular para mejorar la acogida en los campamentos
Cádiz/Es una estructura sencilla, adaptable, económica, sostenible y autosuficiente. Es la Ecodome, una edificación con un esqueleto metálico recubierto con un aislante térmico e impermeable que permite mantener una temperatura óptima en el interior, que permite así proteger a los refugiados en situaciones climáticas adversas. En su zona superior dispone de un invernadero y de un sistema de recogida de agua. Completa la casa un sistema de obtención de energía: un biodigestor.
Al tribunal de las Becas Europa le entusiasmó ese proyecto. Esa casa modular, eficiente, barata y duradera, de fácil construcción y desmantelamiento, diseñada para satisfacer las necesidades de los refugiados. La idea busca mejorar la estancia temporal de los refugiados en los campos. Y lo hace por un precio no muy superior a las tiendas convencionales, con mayor durabilidad y desempeño.
Miguel Ángel Fernández Gutiérrez tiene 16 años. Estudia segundo curso de Bachillerato en Ubrique, su pueblo, en el instituto Nuestra Señora de los Remedios. Él lidera el equipo que presentó el proyecto al tribunal de las Becas Europa, el grupo que ha diseñado la Ecodome. Hay, pues, dos acontecimientos aquí: un proyecto interesante y original, con un objetivo social y humanitario, y el hecho de que esa idea y su desarrollo provienen de estudiantes jóvenes, muy jóvenes.
Miguel Ángel ha obtenido este año una de las Becas Europa, que es una iniciativa de la Universidad Francisco de Vitoria y de la División Global Santander Universidades para detectar el talento de los alumnos preuniversitarios más brillantes de España. Está claro que Miguel Ángel es un alumno brillante. Lo que muestra también enseguida, en una conversación telefónica desde Ubrique, es que tiene otras cualidades no menores que acompañan a una mente privilegiada: cuando explica el proyecto, obvia anotar que él lidera el grupo que lo presentó y diseñó; por el contrario, pide al periodista que, si es posible, aparezcan los nombres de los componentes del equipo de jóvenes estudiantes que está detrás de la Ecodome. ¿Son muchos? Somos seis, responde Miguel Ángel. Pues entonces ahí van los otros cinco: Aida Arnáiz Esteban, de Algeciras; Alejandro Fernández Jiménez, de Soria; Carmen García Raya, de Granada; Carmen López Cabezas, de Baena (Córdoba); e Isabel Sánchez Villalobos, de Álora (Málaga).
Todos ellos y Miguel Ángel competían hace unos meses en la última fase de la selección de aspirantes a las Becas Europa. Es en esa fase en la que los 300 jóvenes finalistas formaron grupos a los que les pidieron que hiciesen un proyecto relacionado con los refugiados. Los grupos estaban divididos en diferentes áreas: ingeniería y arquitectura, el ámbito jurídico, el biosanitario... Miguel Ángel entró en el primero. Hubo propuestas individuales y luego ya el proyecto general. Así surgió la Ecodome.
"Nos dimos cuenta", explica Miguel Ángel, "de que en los campos de refugiados hay un montón de problemas. De alojamiento, por ejemplo, porque viven en tiendas precarias; o de acondicionamiento térmico, porque están en lugares que climáticamente no son muy favorables; en verano se pasa mucho calor, en invierno mucho frío. También hay problemas con el agua, los alimentos, la energía... Todo eso era algo que veíamos que no estaba bien solventado. También vimos problemas en la distribución de los campos. Y pensamos que podíamos distribuirlos mejor".
Se pusieron a la tarea. Miguel Ángel anota que encontró una inestimable colaboración en el instituto, en sus profesores ("Tengo la suerte de tener buenos profesores, que transmiten bien"). En un mes y medio tenían diseñada la Ecodome. Y también Voromap, que es un método de distribución de recursos y edificaciones. Como bien explica la página web que ha creado el grupo, se trata de un modelo matemático inteligente para distribuir edificios de forma óptima y en función de las necesidades de la población refugiada, interactivo y adaptable. La fórmula Voromap se puede poner en marcha en cualquier campo, incluso en los ya existentes.
Al grupo le pidieron que presentase una memoria del proyecto en pdf. Pero ellos optaron por una página web (domeit.bloomgogo.com) que explica y expone muy bien todo. Como además crearon maquetas en 3D, al jurado de las Becas Europa le encantó la idea. "La verdad es que había proyectos alucinantes. Pero el nuestro estaba bien presentado", anota Miguel Ángel, que afronta ahora el final del curso y luego emprenderá el viaje que proporciona la beca y que le llevará por varias ciudades universitarias europeas.
¿Y después? "Quiero estudiar un doble grado en ingeniería informática y en matemáticas, porque además hay un campo que se va a desarrollar mucho, la inteligencia artificial, y me encantaría trabajar en ese área o en áreas similares de la informática y la ingeniería para poder ayudar por ejemplo en medicina, para poder aplicar los conocimientos de tratamiento de información y conocimientos de ingeniería y matemáticas a resolver problemas muy importantes. Yo quiero contribuir. Poner mi grano de arena".
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