Un caza de combate ruso sobrevoló Huelva y Cádiz el pasado jueves
La aeronave fue interceptada por dos F-18 españoles al través de la Base naval de Rota
Un moderno caza de combate ruso sobrevoló Huelva y Cádiz durante la madrugada del pasado jueves, siendo interceptado frente al aérea de influencia de la base de Rota por dos reactores F-18 españoles, pertenecientes al Ala-15 con base en Zaragoza. El avión incursor había entrado en la zona de interés estratégico aéreo de España por Gijón (Asturias), para sobrevolar luego frente a Galicia y atravesar el frente marítimo de Portugal.
El caza ha sido identificado como un Sukhoi-35 (Su-35), que previamente había sido seguido y vigilado por aparatos interceptores de otros países europeos durante su "traza de tanteo", unos vuelos de la fuerza aérea rusa cuya finalidad es calibrar los tiempos de reacción y buscar fallos en procedimientos de respuesta defensivos de diferentes países europeos.
La incursión del caza eslavo, considerado como uno de los monoplazas de combate más sofisticados del momento, había sido detectada en la noche del miércoles 16 por los radares militares asignados a la operación de la OTAN bautizada como Policía Aérea del Báltico, desplegada para proteger el espacio aéreo de Letonia, Estonia y Lituania. Esta misión la asumen aviones de combate de diversos países aliados (España entre ellos) desplazados a la zona por periodos rotacionales, para realizar funciones de disuasión en interdicción.
La zona de irrupción escogida esta vez por los rusos sugiere que el aparato provenía de la base aérea de Soltsy, en la región de Nódgorov, y no de la de Olengorsk, en la península de Kola, como fue el caso de dos bombarderos Tupolev 160, que ya procedieron de igual manera el pasado mes de septiembre.
A medida que progresaba en su avance, el Su-35 fue seguido y vigilado por respectivos binomios de cazas F-16 en Noruega; de Typhoon británicos; y de Rafale franceses, tras irrumpir sobre el litoral galo de Armórica y Bretaña.
La intrusión del reactor ruso en el ámbito aéreo estratégico español acaecía hacia sobre la una y veintitrés de la madrugada del ya jueves 17, cuando era localizado por dos cazas F-18 pertenecientes al Ala-15 con base en Zaragoza, escuadrón aéreo que permanecía esa noche activado en "alarma" defensiva (scramble, en inglés OTAN).
Los dos aviones españoles se "pegaron" al monoplaza eslavo, frente a las instalaciones portuarias de El Musel en Gijón (Asturias), desde donde el aparato incursor viró al Oeste, para proseguir sobrevolando frente a la costas gallegas, hasta bajar Finisterre y seguir en demanda del litoral portugués.
A partir de la entrada en aguas lusas, los F-18 españoles regresaron a base, tras ser relevados por dos F-16 portugueses que habían despegado del aeródromo militar de Monte Real, en el distrito de Leira.
El Su-35, cuya velocidad de crucero es de 1.408 kilómetros/hora (1,15 match) y puede alcanzar hasta los 2.756 kms/hora (2,25 match) a plena potencia; había recorrido menos de una hora después toda la longitud de la costa portuguesa y doblaba ya frente al cabo de San Vicente, a las dos y dieciocho minutos de la madrugada. En ese instante volvían a salir de Zaragoza los F-18 españoles para atajarle el rumbo.
Finalmente, a las dos y veintisiete minutos de esa vigilia del jueves, los interceptores españoles se adosaban al caza ruso, mientras este sobrevolaba el litoral de Huelva enfilando hacia la Bahía de Cádiz.
Durante todo este trayecto, el avión intruso había mantenido apagado su indicativo IFF (Identificador Amigo-Enemigo/Identification Friend or Foe, por sus siglas en inglés), un transpondedor que emite una señal criptográfica al ser estimulado por un radar externo, permitiendo identificar a un aparato militar como perteneciente a un país aliado o adversario. Dicha práctica constituye una violación en los protocolos de la OTAN, organismo que incluso ha establecido fuera de espacios aéreos soberanos ciertas áreas de solicitud de identificación para cualquier aeronave militar (las civiles operan con claves y transpondedores distintos).
El Sukhoi-35 habría virado y reemprendido el vuelo de regreso hacia su base, poco después de pasar al través de la base aeronaval de Rota, cuyo uso es compartido con la armada de los Estados Unidos, alejándose del litoral y adoptando un rumbo inverso.
Tanto en el trayecto de ida como de retorno, el piloto del avión incursor estuvo asistido por otra aeronave cisterna ruso, que lo reabasteció en vuelo sobre aguas abiertas del Atlántico Norte. Sin esta ayuda y pese a tener un alcance de 4.000 kilómetros en vuelo mediante depósitos suplementarios de combustible, el Sukhoi no habría podido cubrir toda la singladura.
Rusia ha desplegado recientemente varios cazas de este tipo en la base de Hmeimin en Siria, en respaldo al gobierno de Bachar al Asad en su lucha contra las diversas facciones rivales.
'Cobras' en el aire
Los Su-35 son considerados como cazas de "cuarta generación", la más avanzada en la aeronáutica rusa. Entre otros adelantos incorporan bajo la cabina de pilotaje unas alitas o 'planos chisme' (canard, en ingles), que pueden maniobrar en forma independiente a las alas principales, logrando que el aparato maniobre y vire en ángulos realmente cerrados. Asimismo, incorporan toberas vectoriales de empuje orientable, que les permiten incrementar su maniobrabilidad y sustentación hasta extremos impresionantes.Estos aparatos, bautizados en código OTAN como Flanker (jugador alero que en fútbol norteamericano cubre el ala derecha del lanzador capitán, actuando incluso como receptor debido a su gran velocidad), son de los pocos que pueden realizar tácticas de evasión en combate a muy alta velocidad (las llamadas maniobras Kulbit y Herbst). Ello se debe a que la concepción del combate en interdicción aérea rusa difiere de la de las fuerzas aéreas occidentales.La aeronáutica estadounidense busca aviones con sofisticada electrónica y alta velocidad, capaces de derribar al aparato enemigo a gran distancia, mediante misiles de alcance variable y sumamente rápidos. Los pilotos rusos son instruidos, sin embargo, en buscar el combate aéreo "a cara de perro", acortando distancia frontal con su oponente y propiciando un avistamiento visual directo. De hecho, el Su-35 es de los pocos cazas existentes (los otros son los F-22 Raptor, los F-18 Hornet, los Rafale franceses y los Eurocazas Tifón) capaces de realizar la denominada cobra de Pugachev, bautizada así en honor del piloto Viktor Pugachev, primero en realizarla en 1989.Dicha maniobra consiste en pasar de una posición de vuelo con el avión en horizontal hasta ponerlo completamente vertical, con el morro apuntando al cielo y la cola a tierra, mientras se mantiene el avance y desplazamiento en la misma dirección que traía el aparato. Lograda esa posición recta, el piloto inclina luego hacia atrás un poco el morro (en ángulo proporcional a -120º) y luego abate de nuevo el aparato hacia delante, recobrar horizontalidad y velocidad. El movimiento resulta sumamente efectista cara a los espectadores y evidencia la capacidad de sustentación del avión, pero tiene escasa utilidad en combate, debido a la fuerte reducción de velocidad que implica.
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