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"Tenemos derecho a la redención, también en las redes"

javier l. menacho. escritor y social media manager

El jerezano acaba de publicar el libro 'SOS. 25 casos para superar una crisis de reputación digital' (UOC)

Javier López Menacho. / D.c.
Pilar Vera

01 de julio 2018 - 01:52

Cádiz/Nuestro comportamiento en redes guarda cierto paralelismo con nuestro comportamiento en un coche. Dentro del vehículo, asumimos que es un espacio privado y actuamos como si las ventanas fueran opacas y nadie nos viera. Por eso, dentro de esos límites de espacio propio, nos sentimos con el derecho de, llegado el caso, berrear como energúmenos: "Nuestra cabina, real o virtual, nos hace creer que lo dominamos todo -afirma Javier López Menacho-, pero fuera existe un mundo en el que nuestros actos tienen consecuencias. La confortabilidad de un espacio en la red, que normalmente te da una especie de anonimato, te hace confundir la percepción y sueltas lo que se te ocurre, pero sólo hace falta un altavoz para que ya tengas un problema".

Escritor y social media manager, López Menacho (Jerez, 1982) acaba de publicar SOS. 25 casos para superar una crisis de reputación digital (UOC). El autor desarrolla en él la idea del 'superyó digital': "No somos conscientes de que lo que hacemos día a día en las redes sociales es cultivar una especie de marca personal. De hecho, los reclutadores y la gente de recursos humanos lo que hace ya es teclear directamente tu nombre en Google: te ven en redes y se hacen una idea de los valores que tienes, de cómo te comportas. Nuestra huella digital va por delante de nosotros -explica-. Tendremos que acostumbrarnos a ir por la red como vamos por la vida, sabiéndonos comportar: uno no expresa lo que le da la gana, como le da la gana, en todo momento".

SOSes un libro que no existiría, desde luego, si supiéramos comportarnos en las plataformas digitales. Cometemos errores a nivel personal, colectivo y de firma, y son inercias -apunta López Menacho- que se repiten: los 25 casos que recoge plasman, de hecho, estos patrones. A nivel corporativo, el error básico es creer que cualquier chaval, por el hecho de ser joven, puede manejarse bien a nivel de imagen en redes, y puede gestionar una crisis. El jerezano pone como ejemplo el reciente mensaje de la Policía Nacional con el gif de Batman sobre el asunto del pasaporte y La Manada: "Esto ha ocurrido porque detrás hay una persona que domina el lenguaje de las redes sociales pero no la comunicación corporativa. En el caso de la cuenta de la Policía, no es la primera ni la segunda vez que pasa que se hieren sensibilidades en código humorístico".

"Otro de los errores que veo últimamente es que se intenta aprovechar un hot topic y sale mal, como en el caso de Samanta Villar y Hero. Pero el fundamental, a todos los niveles, es el no tener autoconsciencia de la huella digital -continúa-. Eso ha sido lo que le ha ocurrido (además del asunto con Hacienda) a Màxim Huerta: si tienes una posición pública y de responsabilidad, tienes que tener muy en cuenta esto, aunque yo soy el primero que está incómodo con el hecho de que se pueda rastrear lo que dijiste una vez hace diez años, porque no somos las mismas personas, y porque cualquiera tiene un mal momento".

Quizá el caso más sorprendente respecto hasta dónde puede llegar una crisis digital es el de Justine Sacco. En un viaje a Sudáfrica, antes de subir al avión, Justine tuitea: "Voy a África. Espero no coger el SIDA. ¡Es broma! Soy blanca". El linchamiento digital fue tal que, nada más aterrizar, la llamaron de su trabajo para decirle que estaba despedida -todo esto, mientras ella volaba ajena al tema-. "Pasaron años antes de que pudiera llevar una vida normal: le costó encontrar curro, pareja... -cuenta López Menacho-. Las comunidades digitales tienen que aprender a perdonar: no se puede sepultar a una persona. También hemos de reflexionar sobre el poder de los usuarios como altavoces: a veces nos gusta soltar la primera barbaridad que se nos ocurre en mitad de un embrollo, sin tener en cuenta que se puede viralizar. Hay que tener tanto cierta empatía como responsabilidad: no podemos sumarnos a los linchamientos, ¡no somos troles! Y, sobre todo, tenemos derecho a la redención".

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