Un desafío único en el Camino de Santiago
RETO SOLIDARIO
Fernando Alejo es la primera persona que completa el Camino de Santiago en cama
El puertorrealeño, con parálisis cerebral, fue ayudado por voluntarios de Anpehi
PUERTO REAL/Completar el Camino de Santiago es una experiencia mágica. Algo que no se puede explicar con palabras. Eso dicen la mayoría de las personas que finalizan las etapas de algunas de las rutas que conducen a la Plaza del Obradoiro, en Compostela, donde se alza la Catedral. Y debe de ser verdad aquello de que no se puede explicar porque los miembros de la Asociación Anpehi tenían ayer dificultades para contar lo vivido en el 'Desafío Fernando'.
Ha sido el nuevo reto de esta entidad que, con mochilas cargadas de solidaridad y esfuerzo, emprendía un nuevo reto por la igualdad y normalización de las personas con diversidad funcional. "El desafío ha consistido en hacer el Camino en cinco etapas -desde Sarria a Santiago- junto a Fernando Alejo, que ha sido el primer peregrino del mundo en hacerlo en cama", resume el gerente de la entidad, Antonio Pedro.
Fernando Alejo, de 38 años, tiene parálisis cerebral y una discapacidad del 99%. La mayor parte de sus años los ha pasado en una cama en la residencia Virgen de Lourdes que la asociación Asprodeme gestiona en Puerto Real, hasta que el pasado 18 de agosto arrancó la gran aventura de su vida. Junto a cuatro porteadores, voluntarios de Anpehi, y una terapeuta ocupacional que le ayudó en sus cuidados diarios, emprendió el camino de los caminos. Más de cien kilómetros en una cama adaptada para los cambios posturales que precisa Fernando, a la que le colocaron cuatro barras para que los cuatro voluntarios empujasen por los angostos caminos que conducen a Compostela.
Un reto para él y para quienes le acompañaron. Aunque Anpehi ya ha realizado cinco expediciones en el Camino de Santiago (también en el camino de El Rocío), siempre lo había hecho junto a personas en silla de ruedas y nunca antes con alguien encamado. "Fernando ha tenido una gran capacidad para relacionarse con la gente pese a sus evidentes dificultades. Muchos peregrinos se han acercado a nosotros, porque ver a una persona como él por los caminos convencionales, cruzando ríos, piedras o barro imponía mucho. El último día hicimos la bajada de Monte do Gozo con un grupo de más de 60 personas de Jaén que decidieron acompañarnos. Ha sido una experiencia muy positiva, sobre todo para Fernando", explicaba ayer a este periódico Antonio Pedro.
La experiencia también ha sido "única" para Rubén Vázquez, otro de los porteadores voluntarios. Para el joven era su quinto Camino, el cuarto acompañando a personas con diversidad funcional y el más especial de todos. Rubén se emociona al recordar "cuando entramos en el Obradorio y la plaza entera nos aplaudía. Ahí fui consciente del impacto del camino que hemos hecho con Fernando, que ha estado lleno de momentos muy duros pero inolvidables", comenta.
La presencia de Fernando Alejo en todo el trayecto hacia Compostela no pasó desapercibida en ningún momento y cada peregrino que se cruzaba en su recorrido estuvo dispuesto a echar una mano. "En el Camino, como en la vida, te encuentras demasiadas piedras que hay que ir sorteando. Es precisamente por eso por lo que lo hacemos, porque no creemos en las discapacidades sino en la capacidad de las personas. Esto es un claro ejemplo", dice Antonio Pedro.
"A lo largo del trayecto había quienes nos decían que éramos unos valientes y quienes nos llamaban locos por hacer el viaje junto a Fernando. Pero lo cierto es que a medida que cumplíamos etapas mucha gente nos preguntaba por él, todos se sabían su nombre y se interesaban por cómo estaba", apunta Rubén Vázquez.
La expedición que formaba el desafío incluso fue recibida ante la catedral por el conselleiro de Política Social de la Xunta de Galicia, José Manuel Rey. Ayer también recibieron en la sede de Asprodeme la visita de las diputadas Isabel Armario y Elena Amaya, que felicitaron a los componentes del 'Desafío Fernando' por dar visibilidad a las personas con diversidad funcional y hacer posible que tengan una vida normalizada.
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