Por no ser invisibles

Familiares y personas con enfermedad mental piden que la sociedad no les dé la espalda y cerrar estigmas "Somos lo último de lo último"

Integrantes de la manifestación del pasado año delante del Parlamento andaluz.
Integrantes de la manifestación del pasado año delante del Parlamento andaluz.
Alicia Ruiz Cádiz

05 de octubre 2014 - 05:01

"En este año de mareas multicolores, nosotros, que podíamos llenar un océano, seguimos siendo invisibles. Es por eso que os pedimos que os quitéis las máscaras, deis un paso al frente y viváis sin miedo, ya que ser una persona con enfermedad mental no es algo de lo que avergonzarse, ni nos convierte en menos que nadie". Es una parte del manifiesto por el Día Mundial de Salud Mental han preparado las asociaciones andaluzas de familiares y personas con enfermedad mental. Lo tienen claro. Como dice el lema, en su día, el próximo 10 de octubre, quieren abrir mentes y cerrar estigmas, quieren integrarse en una sociedad que le da la espalda, sobre todo por desconocimiento, aseguran. "Somos lo último de lo último", manifiesta Aurelia Cornejo, presidenta de Afemen.

Afemen es una de las asociaciones de familiares y personas con enfermedad mental grave que trabajan en la provincia, también lo es Faem, y Apfem. La semana pasada participaron en unas jornadas de sensibilización organizadas por la Diputación bajo el nombre 'Otra mirada para entender la psicosis', un título pintado para la jornada de conmemoración, que se celebra este viernes. "En algún momento de nuestra vida alguno de nosotros, algún familiar, algún amigo va a pasar por una situación de este tipo y los problemas de salud mental se tienen que tratar como otro problema de salud cualquiera", explica Aurelia. De hecho se estima que un 3% de la población puede padecer problemas de este tipo, que si se extrapola a la población gaditana podría afectar a unas 30.000 personas.

Desde su asociación, y las otras dos entidades, promueven todas las actividades necesarias para mejorar la calidad de vida de estas personas y sus allegados. Realizan talleres de ocio, terapias, programas para su integración laboral. FAEM, ha logrado recientemente un premio de la Fundación Telefónica por su compañía de teatro.

Y todo eso con pocos recursos. Algunas sin subvenciones, con cuotas de socios, tirando de iniciativas privadas. "Hacemos milagros con lo que tenemos", cuenta Josefa Estévez, representante de la asociación puertorrealeña Apfem. "Para nosotros este día es un reclamo para que los ciudadanos se den cuenta que la enfermedad está ahí y que hay muchas carencias y necesidades", dice Manuel Mariño, presidente de FAEM, con unos 150 usuarios en la provincia. "Recibimos poca ayuda y somos la cenicienta del sistema de salud. No se está invirtiendo en recursos sanitarios, ni de tipo residencial, ni de inserción laboral. En Cádiz capital por ejemplo demandando más casas y tenemos esperanza de que haya urgencias mental cuando se haga el nuevo hospital", manifiesta.

Las organizaciones gaditanas reclaman más atención en la Sierra o el Campo del Gibraltar. "Contamos con unos grandes profesionales, que se implican y ponen todo su empeño, pero pedimos todavía derechos sanitarios y sociales fundamentales para estas personas y en el tiempo que llevo de presidenta, cinco años, creo que hemos dado un pasito para atrás", aseguran desde Afemen, con 900 socios y presencia en muchas localidades gaditanas.

Y más allá de los recursos tan importantes, lo que quieren es "que lo miren como personas, no como desechos humanos". Esas palabras duras de Josefa, que no desea que nadie pase por lo que ella y su hijo pasaron. "Es muy difícil de llevar el momento que tú te das cuenta que algo no va bien. A mí se me cayó el mundo encima, no tenía ni idea pero he tenido mucha suerte de rodearme de grandes profesionales y personas".

Porque también estas personas quieren hacer hincapié en el desconocimiento que hay sobre este tipo de enfermedades, que hace incluso "que muchas familias oculten al enfermo, les de vergüenza", asegura Manuel Mariño. "Hemos conseguido que muchas hoy estén integradas, han encontrado un trabajo, se independicen. Es un esfuerzo de años", añade. "Al principio es absolutamente desbastador, no sabemos que está pasando, no entendemos nada. De la primera psicosis hasta que se le diagnostica pasas un miedo atroz; la gente se aparta...", comenta Aurelia. Una sensación que cambia cuando se empieza a saber.

Por eso luchan porque desaparezca el desconocimiento y el estigma que pesa sobre ellos, que "impide que la persona participe en su propio tratamiento, sus relaciones sociales y sigue siendo el principal obstáculo de nuestra gente en su día a día". "Que se sepa que es más el miedo de la gente que lo que es", incide Josefa.

Y por eso dicen esto en su manifiesto. "Hablemos con naturalidad sobre la enfermedad mental, algo que sucede a nuestro alrededor. Con ello provocaremos que se abran las mentes y se cierren los estigmas. Ayúdennos a situar la salud mental en el mapa de las prioridades de nuestra sociedad".

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