Ana Mestre, casi un año buscando un pegamento para el PP de Cádiz
Relevo en la portavocía del Grupo Popular en la Diputación
El caso Saldaña ha vuelto a constatar la existencia en el Partido Popular de dos frentes que no ha logrado unir aún una presidenta que sigue teniendo la confianza total de Juanma Moreno
Cádiz/Ni el pegamento Imedio, ni el Mastic, ni el Loctite, ni el Bostik, ni la cola de carpintería más potente que haya. En los casi 11 meses que lleva al frente de la presidencia provincial del PP, Ana Mestre ha probado ya todos los pegamentos habidos y por haber para intentar ensamblar los dos bloques que surgieron en el partido de cara a las primarias de mediados de 2018 que auparon a Pablo Casado como líder nacional del partido. Y casi un año después de relevar a Antonio Sanz, da la impresión de que a Mestre aún le queda mucho trabajo por delante para intentar que el PP de Cádiz vuelva a ser el bloque monolítico de las últimas décadas.
En descargo de la máxima responsable de los populares gaditanos hay que decir que su primer año en el cargo ha sido una cosa de locos. Sin olvidar su doble cometido, porque además tiene que asumir la titánica area de ser la delegada en la provincia de Cádiz de un Gobierno andaluz conformado por dos partidos que jamás habían gobernado en la Junta, se puede decir que sú único consuelo como presidenta del PP de Cádiz vino en las elecciones generales del 10 de noviembre. Ese día su partido remontó un poco el vuelo al recuperar un senador y un segundo diputado, pero a ninguno de sus predecesores en el cargo le pasó lo que a ella, que en este tiempo ha tenido que hacer frente a sendas denuncias contra su número dos en el partido (por un presunto caso de malos tratos que terminó siendo archivado) y contra el portavoz de su partido en la Diputación (por conducir ebrio). Y en ambos casos Ana Mestre ha demostrado tener mano de hierro, tirando siempre la primera piedra y exigiendo las renuncias a sus cargos de estos dos colaboradores. En el caso de Saldaña, esta ruptura se conoció a través de un insólito comunicado de prensa emitido de madrugada.
Pero si el chiclanero Andrés Núñez acataba las órdenes y daba portazo a su carrera política, no ha pasado lo mismo con el jerezano Antonio Saldaña, que al final, tras una rectificación ordenada por las direcciones superiores del partido que ha dejado a Mestre en mal lugar, solo ha dejado la portavocía en la Diputación, porque seguirá siendo el referente de los populares en Jerez y diputado provincial.
Lo sucedido en el último mes con quien fuera la mano derecha de Antonio Sanz en el PP gaditano no ha hecho sino corroborar que el partido mantiene en esta provincia dos frentes sumidos en una clara lucha de intereses. Y en medio de ambos bandos sigue estando una Ana Mestre que mantiene vacante desde diciembre el puesto de secretario general del PP de Cádiz. Es decir, que lleva seis meses sin poder apoyarse en un número dos, algo inusual en una formación política de este peso. Sonaron para este cargo nombres como los de Juancho Ortiz o Bruno García, entre otros, pero nada de ello ha cristalizado pese al largo tiempo transcurrido. Y esta vacante prolongada deja una interrogante en el aire: ¿Está tan sola Ana Mestre en la presidencia del partido o es una estrategia suya para que se visualice su posición neutral entre los que apoyaron a Casado (con Pepe Ortiz y José Loaiza al frente) y los que han tenido el control del partido en las últimas décadas (con Antonio Sanz, María José García-Pelayo y Antonio Saldaña como referentes)?
Desde fuera la impresión es que sucede un poco de las dos cosas. No es que Mestre esté totalmente sola, aunque sí es cierto que su círculo de confianza en el partido (el roteño Óscar Curtido, la portavoz Carmen Sánchez, la delegada de la Junta Eva Pajares o el arcense Domingo González, entre otros) no tienen aún mucho peso en una provincia en la que el PP de Cádiz siempre ha tenido (y en algunas ciudades aún lo sigue teniendo) unos referentes de mucha relevancia pública.
Y en cuanto a su situación neutral, también da la impresión de que Mestre no ha querido acercarse en exceso ni a unos, ni a otros. Por eso aceptó por un lado que Saldaña fuera el portavoz de la Diputación o que García-Pelayo volviera a liderar en noviembre la lista al Congreso. Y por eso dio también su sí a que Pepe Ortiz ocupara el tercer puesto de su ejecutiva provincial (es el actual vicesecretario general) y que fuera también en el número dos al Congreso pese al espectáculo de éste tras las elecciones andaluzas de finales de 2018, cuando terminó renunciando a su escaño para mantenerse en una Alcaldía de Vejer que terminaría abandonando en noviembre.
En el ambiente que flota sobre ese búnker que siempre ha sido el PP de Cádiz siguen surgiendo interrogantes de difícil contestación. Porque, por ejemplo, ¿la decisión de nombrar a Loaiza como portavoz del Grupo Popular en la Diputación puede entenderse como la constatación de que Ana Mestre ha decidido abandonar sus posiciones neutrales en el partido para alinearse junto a los casadistas? Pues en principio todo apunta a que no porque, sencillamente, muy pocas alternativas había para ser el líder de la oposición en esta institución. Juancho Ortiz sigue centrado en su despacho de abogado y en su carrera por la Alcaldía de Cádiz, y Germán Beardo, un valor al alza en el partido, no puede despistarse en el mantenimiento de una Alcaldía tan importante como la de El Puerto. Además, el nombre de Loaiza lo puso sobre la mesa la dirección nacional del partido y no encontró reparos ni en el PP-A, ni en Mestre, ni entre el resto de diputados provinciales.
Pero en la relación entre Loaiza y Mestre hay otro elemento a tener en cuenta. En el verano del año pasado el primero de ellos trasladó a la nueva presidenta provincial del PP su intención de ir preparando su adiós a la política activa. Los reveses en las urnas y la negativa del partido a contar con él para algún puesto de responsabilidad llevaron a Loaiza a pensar en reactivar su aparcada profesión de abogado. Pero Mestre le imploró que no se fuera todavía, que no la dejara sola en su nuevo cometido a las primeras de cambio, y el ex alcalde de San Fernando, ex presidente de la Diputación y ex presidente provincial del PP optó por seguir un poco más. Ahora, quizás, Mestre le devuelve el gesto.
Pero entre tantas interrogantes queda una certeza que siempre hay que tener en cuenta a la hora de analizar la situación interna del actual PP de Cádiz. Y es que, un año después, Ana Mestre sigue teniendo toda la confianza de Juanma Moreno tanto para liderar el partido como para ser la bandera de la Junta de Andalucía en la provincia gaditana. Mestre fue elegida en su día como la persona de consenso que debía reflotar y unir al PP de Cádiz. El primero de los cometidos parece haber mejorado algo, según dicen las urnas; pero el segundo sigue pendiente de un pegamento efectivo que por ahora no ha encontrado en el mercado, aunque lo sigue buscando.
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