La 'industria' mariana
Fiestas populares
Las 83 romerías que tiene censadas la Junta entre primavera y verano generan un movimiento económico incalculable para los pueblos y su éxito no para de crecer a pesar de que la sociedad española es cada vez más laica
La Conferencia Episcopal rebusca cada año en los datos que ofrece públicamente el pulso de la tensión religiosa de la sociedad española. La tensión es baja, aunque siempre encuentran algún pequeño consuelo. En el último balance se incidió, por ejemplo, en que la recaudación de las colectas había subido un 10%. Si uno se va al CIS, dando por hecho que sus sondeos en este apartado sean más fiables que los electorales, lo que encuentra es que los datos son tozudos. En dos décadas han caído 20 puntos los españoles que se definen como católicos. Uno de cada tres españoles se considera ateo, no creyente o agnóstico. De los demás, un 66% que se sigue considerando católico, pocos van a misa. Cumplen con las fiestas de guardar un 17% de esos católicos. En datos brutos, la Iglesia la pisan de manera más o menos asidua tres millones de españoles. Su media de edad ronda los 60 años.
Sin embargo, hay un reducto de manifestación religiosa que goza de una excelente salud. Son las romerías. En Andalucía, si uno se va al calendario oficial, hay 83 que se desarrollan entre abril y septiembre. Seguramente hay más. Cada una de estas romerías tiene su historia, aunque, en realidad, son la misma historia. Encontraremos en su origen a un pastor o a un cazador que tras observar un destello de luz halla la figura de una virgen en un árbol o una cueva en algún momento de los siglos XII o XIII. Se cuenta, entonces, que había sido escondida no se sabe muy bien por quién para no caer en manos de los musulmanes, lo que quiere decir que la talla de la virgen estuvo oculta varios siglos. También de un modo u otro es la virgen hallada la que decide cuál será su residencia y entonces allí se levanta una ermita para que sea alabada.
El mito
Naturalmente, nada de esto sucedió, por la sencilla razón de que los visigodos no tallaban vírgenes en el siglo VIII, pero era la forma de unir el periodo romano y visigodo con la nueva cristianización, dejando en un paréntesis el periodo andalusí. Lo que sí sucedió es que desde los tiempos de Alfonso X, el reconquistador que más reconquistó, se lleva a cabo una lógica actuación propagandística. Según se va ganando terreno a los musulmanes hay que asentar poblaciones. La fuerza militar lo puede hacer en los grandes núcleos de población, pero para las aisladas zonas rurales hay que crear una avanzadilla de evangelización. Y empiezan a aparecer vírgenes por todas partes. Muy esquemáticamente, así es la historia. Ocurrió así. Y así nacen los mitos. Y así nacen las romerías. Los lugareños acuden a su virgen para que les libre de sequías, epidemias o plagas. Esto no evita que haya sequías, epidemias o plagas, pero haces eso, peregrinar, o qué haces. No te vas a quedar con los brazos cruzados.
La más antigua de las romerías andaluzas es la de la Virgen de la Cabeza de Andújar, que dice datar del año 1227. Cada año congrega a medio millón de peregrinos en un paraje maravilloso. Pero las hay de todo tipo, grandes y pequeñas. Todas ellas, las 83, aparecen en una página que la Junta de Andalucía dedica a las devociones marianas por toda la región. Está en el apartado de turismo porque, en nuestros días, se trata de eso. Son jornadas campestres con un sustrato identitario que perpetúa el apego a la tierra, reúne a familiares emigrados y que, sobre todo, genera una gigantesca actividad económica.
No hay que confundirlo con otros grandes negocios marianos, en los que las grandes multinacionales son, con gran diferencia, Fátima y Lourdes. Comparadas con las vírgenes andaluzas, éstas son vírgenes muy recientes y no son tallas, sino apariciones celestiales. El caso de Fátima, como es conocido, se trata de una aparición de la virgen a tres pastorcillos en 1917, en plena revolución rusa, y hace una advertencia política sobre los males del comunismo. En esta población portuguesa de diez mil habitantes hay 8.000 camas hoteleras y se reciben cada año seis millones de visitas.
Su competencia más directa es Lourdes, una Disneylandia del catolicismo en el que se ha construido una gigantesca basílica kitsch. Lourdes es muy anterior. Bernadette se topó con la Virgen en 1858 en una cueva junto a los Pirineos en la gruta de Massabielle. Cuando estuve allí, observé colas inmensas para lavarse los pies en las decenas de fuentes artificiales que brotaban de la basílica o para llenar garrafas. El agua es el gran negocio de Lourdes porque Lourdes juega con un producto invencible: la curación. Una botella de agua con el recuerdo de Lourdes se paga a 22 euros. Pero hay todo tipo de productos en los cientos de tiendas que rodean la basílica. Yo me compré por 30 euros un abridor de botellas con una virgen fosforescente que aseguraban que se veía en la oscuridad.
Luis García Berlanga explicó como nadie el fenómeno mariano en una película que se llamó Los jueves, milagro. En ella un pueblo organizaba un proyecto turístico en torno a la invención de una aparición. Berlanga se basó en la neurosis popular que generó una niña de ocho años, de nombre Raquel, que aseguró haber visto a la virgen en el municipio castellonense de Covas de Vinromá. Corría el año 1947 y la España de posguerra estaba dispuesta a creer cualquier cosa. Se llegaron a congregar hasta 300.000 personas. Este municipio soñó con ser la nueva Lourdes. La idea no era mala, pero no tuvo éxito.
En su día la Iglesia dio pábulo a este tipo de apariciones, aunque hace tiempo que, más que alentarlas, las combate. En más de mil años, sólo ha dado 25 como válidas. La primera de ellas es la de la Virgen del Pilar ante el apóstol Santiago en el 40 después de Cristo. Sobre este imposible encuentro se ha construido el mito fundacional español, otorgando a ambos personajes la categoría de patrones y, en el caso de Santiago, ha generado una peregrinación que es un viaje a la España mágica. Ahora el cantante José Manuel Soto ha puesto en marcha una idea por la que ha obtenido 275.000 euros de dinero público para imitar el camino de Santiago, pero teniendo como destino el Rocío. Senderos del Rocío se llamará. No se sabe si tendrá mucho éxito la ocurrencia, pero sí se sabe que el cantante no ha justificado aún el uso de la subvención. En cualquier caso, la Junta cree en el proyecto y está dispuesta a hacerse cargo de él. Si Fátima imitó a Lourdes y triunfó por qué Andalucía no iba a imitar a Galicia creando marca de su principal mito. “Será beneficioso para el medio ambiente y para la vertebración territorial de la región”, ha explicado el Ejecutivo andaluz.
El Rocío
Y es que el Rocío, formando parte de las romerías tradicionales andaluzas, es caso aparte. Es decir, hay un cazador, hay una talla oculta, el cazador quiere llevársela, el cazador se duerme y cuando se levanta la talla no está y la encuentra de nuevo en el árbol en que la vio y él deduce que si la Virgen se ha movido es que quiere quedarse allí, en lo que ya será la aldea del Rocío, a trece leguas del núcleo de población. Hasta ahí, una historia como todas.
Pero la devoción por esta Virgen no tiene parecido con ninguna otra en el mundo. Cada año en Pentecostés se congregan un millón de peregrinos, según el número a grosso modo que se da por bueno. Y no extrañaría por la cantidad de casas, hoteles y negocios que se han levantado en su entorno.
Pero esto no ha sido siempre así. Aunque la devoción por la Virgen del Rocío siempre fue notable por una situación privilegiada en un vértice de las provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz, su verdadera eclosión se produce en los años 60 del pasado siglo. En 1960 había 32 hermandades, hoy hay 127. El Papa Juan Pablo II visitó el Rocío en 1993 y proclamó que todo el mundo debería ser rociero. Y una parte del mundo le hizo caso.
No tiene una aparente explicación. Encajada en el calendario de las principales ferias, se puede decir que, al igual que a las ferias sólo unos pocos van a vender ganado, en el Rocío no todos van a un encuentro religioso. “El carácter fundamentalmente religioso y rural de la antigua romería va haciéndose cada vez más difuso, debido a la invasión masiva que protagoniza un sector de la población urbana, mayoritariamente agnóstico y perteneciente a los estratos sociales intermedios”, explica la antropóloga Rosa María Martínez.
El Rocío fue durante décadas una romería elitista. Muy pocos, por muy devotos del Rocío que fueran, tenían capacidad para trasladarse a la Aldeapor carecer de coche o caballo. Al Rocío iban los los pudientes. Las hermandades eran organizaciones laicas sufragadas por los potentados de cada pueblo y la ostentación que tuviera cada simpecado era un símbolo del poderío económico de los señores de tal o cual localidad. Según fue aumentando el poder adquisitivo de los andaluces, la romería se fue democratizando. De hecho, el gran fenómeno de masas que es el Rocío que conocemos hoy no se produce durante el franquismo, sino en la transición. Aún así, cada rociero suele reconocer que se gasta en el Rocío entre mil y tres mil euros, lo que no está al alcance de cualquiera. Esos miles de euros multiplicados ofrecen un movimiento económico notable.
Para Almonte el Rocío es una bendición. Hoteles, alquileres de casas, las tiendas que venden las chaquetillas blancas y los trajes rocieros, picaderos que alquilan los caballos, guarnicionerías… Y mucha bebida y mucha comida. Pero también el propio marketing que genera. En la página web de la hermandad matriz se incluye una tienda en la que puede encontrarse desde un chupete con motivos rocieros por nueve euros hasta joyas por cerca de cien. La devoción de Almonte es a su Virgen y también a una de sus principales fuente de ingresos. Con 25.000 habitantes, Almonte se encuentra en el puesto 38 de los pueblos de Huelva por renta, poco más de 12.000 euros por habitante, lo que le sitúa en el puesto 2.789 del país. Sin el Rocío estaría aún más abajo, por lo que su dependencia de la romería, tanto la de primavera, como el Rocío Chico, es evidente. Sin embargo, para su ayuntamiento no tiene nada de negocio. La organización de la romería le cuesta 1,2 millones y sólo recauda 500.000 euros. Es decir, origina 700.000 euros de déficit. El gran golpe lo recibió cuando las 80 casas de las hermandades de la aldea ganaron en los tribunales la exención de pagar el IBI porque los lugares de culto, vaya usted a saber por qué, están exentos de ese impuesto. Y las hermandades defendieron que sus casas en la aldea son lugares de culto.
Para el resto de administraciones organizar el plan Romero también tiene un elevado coste. Su dimensión se resume en que se dedican 7.000 trabajadores de las más variadas funciones a organizar el camino. No se suele informar del presupuesto para este plan, que este año cumple 40 años y que implica la intervención tanto de la administración autonómica como la central, pero no puede moverse por debajo de los tres millones.
La principal explicación del éxito del Rocío, como dijimos, es el enclave, y el enclave supone para muchas hermandades atravesar el mosaico de ecosistemas que conforman el Parque Natural. Para los ecologistas, el Rocío es un capricho demasiado caro para el medio ambiente y, en concreto, la organización Seo Bird lleva años reclamando sin éxito a la Junta que se haga un estudio del impacto para la fauna y la flora que supone la romería. El principal impacto es el acústico, lo que influye en los periodos de cría primaverales. Para Carlos Dávila, responsable de la Oficina de SEO/BirdLife en Doñana, “la situación actual incumple los compromisos y obligaciones adquiridos con la Comisión Europea y la normativa nacional, relativos a la conservación de los valores naturales de Doñana”.
A esto se añade la elevada mortandad de caballos que arrastraba la fiesta. Entre 2008 y 2018 murieron en el Rocío 141 caballos y mulas, si bien el número ha ido descendiendo en las últimas ediciones. En la última murieron cuatro caballos, cuatro mulos y un buey.
La hermandad matriz se ha hecho sensible a estas reclamaciones y en la misma web donde encontramos la tienda también hay un apartado medioambiental en el que se urge a los romeros a respetar el lugar por el que pasan. Del mismo modo, se pide el cuidado de los caballos, muchas veces alquilados y manejados por jinetes con un desconocimiento absoluto de los que necesitan estos animales.
Han pasado más de 40 años desde que el director Fernando Ruiz Vergara rodara el documental "Rocío", a lo que siguió el escándalo de que fuera la primera película censurada desde que se retirara la censura. El motivo fue que se dijera con nombres y apellidos los responsables de la represión en Almonte, todos ellos muy vinculados al Rocío. "Rocío" se puede considerar el primer documento sobre la memoria histórica de la Transición. Pero además de ello, la película tiene un impagable valor antropológico. En ella se reflexionaba de este modo con las impresionantes imágenes de los almonteños zarandeando a la Virgen tras el salto de la verja de fondo: “Frente al orden establecido, frente a los representantes de los grandes poderes tanto religiosos como civiles, el pueblo de Almonte es espontáneo, es libre. No acepta corsés ni imposiciones. Lo que ocurre es que esto dura sólo unas pocas horas. Durante los 364 días siguientes todo regresa a su lugar. Pero en ese momento central del año, en ese instante, los poderosos han sido ellos, la gente del pueblo y la Virgen ha sido el símbolo de esa pequeña rebelión”. Ha pasado mucho tiempo desde entonces, pero es posible que todavía quede algo de aquello.
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