Ruiz Boix: el Óscar Puente andaluz
La frenética trayectoria del alcalde de San Roque, un político que se siente cómodo en la polémica y que busca apuntalar desde el control de los socialistas de la provincia de Cádiz su peso en Sevilla y Madrid
Disfruta de la música de los Chichos, lee todos los días el Marca y es un forofo del Real Madrid, pero no hace nada de deporte desde hace años. Más o menos desde que a los 29 años (ahora va a cumplir 50) se lanzó a una frenética actividad política desde San Roque, el pueblo de Sotogrande y otros nueve núcleos más a los que separan de una punta a otra, desde la economías más básicas al lujo más asiático, 30 kilómetros. Allí, Juan Carlos Ruiz Boix es el alcalde desde 2011, las últimas tres legislaturas con mayoría absoluta, lo que no ha evitado ni que fueran unos mandatos convulsos ni que siguiera contando con el apoyo de la mayoría de sus vecinos.
Pero esa carrera pareció sufrir en 2019 un parón cuando iba a rozar con los dedos uno de sus objetivos: ser diputado en el Congreso. Fue descabalgado en el último momento de las listas por Cádiz desde Ferraz. Ya estábamos en la era Sánchez y él había sido un susanista hasta que ya no fue sensatamente posible seguir en en ese barco. Y el sanchismo, en las generales de 2019, había decidido hacer sudar a los susanistas que no abjuraron desde el primer momento.
Cinco años después, este político obstinado y ambicioso, a veces bronco, que no rehuye el cuerpo a cuerpo, incluso admite que le gusta, al que algunos rivales llaman el Óscar Puente andaluz, es diputado, presidente de la comisión de Exteriores, dirige con mano de hierro el PSOE de la provincia de Cádiz a pesar de que el partido haya perdido las últimas cuatro elecciones, ha sido presidente de la Diputación y fue uno de los pocos alcaldes socialistas que no se descalabró en las últimas municipales. Todo lo contrario, mejoró sus números. ¿Qué ha pasado en estos cinco años? Muchas cosas, quizá no todas relacionadas.
Una batalla interna por la alcaldía
Ruiz Boix, licenciado en Económicas y funcionario de la Diputación, ya intentó alcanzar la alcaldía hace 17 años, cuando sólo contaba con 33. Se enfrentó al entonces alcalde socialista, su compañero Pepe Vázquez, y el partido tuvo que mediar y tomar la decisión salomónica de que Vázquez fuera el candidato y Ruiz Boix fuera el tercero en la lista para ser su teniente de alcalde. La relación entre Vázquez y Boix fue tan tensa durante el escaso tiempo que cohabitaron que el primero decidió destituirle originando un cisma en la formación local.
El origen de la destitución fue una denuncia por acoso laboral realizada por la jefa de servicios sociales, Antonia Girón, que, según su versión, se había negado a favorecer a un candidato de Boix para una de las plazas por oposición sacadas por su departamento. Vázquez creyó la versión de Girón, pero no todo el grupo municipal le siguió. El conflicto llegó muy arriba porque el alcalde elevó los hechos al Ministerio de Igualdad que entonces dirigía Bibiana Aído y nombró a un instructor para el expediente contra el concejal. Ruiz Boix venció en todos los frentes y nadie corroboró que lo que denunciaba Girón fuera cierto. Girón decidió dimitir.
Pero también eran los últimos años del ladrillo y en el fondo del encontronazo entre el alcalde y su teniente de alcalde se hallaba una parcela muy famosa en el municipio, la TG 22. Y es muy famosa porque, a día de hoy, aún colea. Dos empresas, VVEH y Sotogolf, se la disputaban y en el año 2002 la coalición que formaron el PP y el GIL, el partido de Jesús Gil, se la adjudicaron a los primeros, algo que el TSJA tumbó por numerosos defectos en el cumplimiento de los pliegos. El joven Ruiz Boix era partidario de reiniciar el proceso, lo que favorecía a Sotogolf, y Vázquez optaba por alcanzar algún tipo de acuerdo que evitara las demandas millonarias que proyectaba VVEH. El asunto de la parcela sigue vivo en los tribunales.
Vázquez murió repentinamente de cáncer sin poder terminar la legislatura, en 2009, y Ruiz Boix se encontró con fuerza para coger el bastón de mando en las siguientes elecciones. Lo consiguió apoyándose en un partido independiente que representaba a los vecinos del Valle del Guadiaro. Su único concejal, un ingeniero llamado Jesús Mayoral, se convirtió en su delegado de Hacienda.
Las desavenencias con Mayoral llegaron pronto y, en cuanto pudo, se deshízo de él. El ingeniero se transformó en su peor pesadilla. En todos estos años Mayoral ha presentado multitud de denuncias contra Ruiz Boix y la Justicia las ha ido archivando, pero sus continuas acusaciones de opacidad en la gestión han sido un martilleo que se ha prolongado todos estos años hasta que en las últimas elecciones Mayoral no consiguió revalidar su sillón en el salón de plenos.
La interventora y la secretaria
El otro flanco al que se ha tenido que enfrentar Ruiz Boix ha sido la interventora, Rosa Pérez, con la que sostiene una batalla constante. Ella se queja de que los expedientes le llegan mal y tarde por lo que no tiene tiempo para informar sobre ellos. Por su parte, Ruiz Boix, ha llegado a afirmar que sus informes ni los lee porque “en cuanto veo la firma ya sé lo que me va a decir, que no”. En un reciente pleno, Ruiz Boix, que es de gatillo fácil, retiró la palabra a la interventora para decir que “si va hablar de cosas personales, se va al bar, que es lo que suele hacer”, lo que provocó la protesta de la oposición que pidió que respetara a la funcionaria.
También tuvo sus más y sus menos con la secretaria general del Ayuntamiento, Ana Núñez de Cossío, cuando ésta, en 2016, envío a la fiscalía un anónimo que había llegado al ayuntamiento denunciando la concesión irregular de unas máquinas expendedoras. Ruiz Boix montó en cólera y consideró que la secretaria se había excedido en sus funciones. Sin embargo, las relaciones a día de hoy entre el alcalde y la secretaria general, hija de un histórico dirigente socialista local que fue cabeza de cartel en las municipales de 1983, son inmejorables, hasta el punto que en el Ayuntamiento son muchos los que dicen que la que de verdad manda, la que tiene poder, es la secretaria. Ana Núñez, cosa rara en otros municipios, está presente en comparecencias públicas de relevancia, como cuando se anunció una inversión de 100 millones de euros en un campo de golf por parte del empresario burgalés Félix Sancho, ex propietario del equipo de fútbol del Algeciras.
Esta opinión sobre su poder corrió en la red a raíz de un vídeo que tuvo su ‘viralidad’ local. La pareja de la secretaria, responsable del departamento de Deportes en el Ayuntamiento, se había presentado con escaso éxito a las elecciones a la Federación Andaluza de Fútbol. Pagó su frustración grabándose un vídeo en su despacho mostrando unas esposas para decir que eran para todos los corruptos de la federación. Se pidieron explicaciones por un comportamiento tan inapropiado en dependencias municipales y en horario laboral, pero Ruiz Boix lo dejó correr.
También ha tenido en frente a los ecologistas de la asociación Verdemar, que denunciaron la celeridad con la que el Ayuntamiento había otorgado las licencias para un proyecto conocido como Fondo de Barril y que, según ellos, conculcaban el PGOU. Ruiz Boix llegó a declarar por ello, aunque el juez acabó desestimando la denuncia. A continuación se denunció el meteórico incremento de la carga de trabajo obtenida por su cuñado, Ricardo Botaro, propietario de la empresa Batic System, gracias a encargos de Cepsa, la impulsora del proyecto. Ruiz Boix dijo que no había nada de raro en que Cepsa se hiciera con los servicios de un profesional con cerca de 25 años en el sector.
Abierto sigue el caso de la concesión del servicio de limpieza a Valoriza. Esta concesión se ha considerado irregular por el Tribunal Administrativo de Recursos Contractuales, al haberse ejecutado sin haber pasado por el salón plenario, trámite que se hizo a posteriori, y haber sido denunciado por otra empresa concursante. El Ayuntamiento ha recurrido, pero la anulación de la adjudicación está vigente. En un escrito del pasado junio el Tribunal de Contratación emitía una nueva resolución recordando al Ayuntamiento su incumplimiento y anunciaba que daba traslado de los hechos a la Oficina Andaluza Antifraude. La concesión a Valoriza coincidió con la elección de la nueva ejecutiva provincial, donde salió triunfador Ruiz Boix. En esos días aumentó notablemente el número de militantes socialistas de la localidad. Algunos de ellos eran trabajadores de la limpieza de Valoriza.
Pero en la gestión de Ruiz Boix también ha habido notables aciertos. El último ha sido la rehabilitación de un espacio como centro de arte contemporáneo donde se rinde tributo a dos sanroqueños ilustres, el caricaturista recientemente fallecido Andrés Vázquez de Sola y el gran dibujante de cómic Carlos Pacheco. En el acto de inauguración anunció que, a partir de ahora, a las promotoras que vinieran al municipio a construir urbanizaciones para ricos les exigiría en contrapartida que construyeran vivienda social dentro del casco urbano del pueblo.
Su imparable ascenso
La audacia de Ruiz Boix para enfrentarse a lo que entonces era ‘aparato’ provincial del partido es reseñable. En 2020 la secretaria provincial y presidenta de la Diputación era la ex alcaldesa de Sanlúcar Irene García. Nunca un campogibraltareño había optado a esos dos puestos y, en un principio, nadie daba un duro por él. Boix maniobró con inteligencia y consiguió hacerse con apoyos que no eran propios, pero él servía, de manera indirecta, para descabezar al otro ala del partido. Obtuvo el beneplácito de un histórico pope del PSOE andaluz, Luis Pizarro, y de la entonces alcaldesa de Jerez, Mamen Sánchez, y obtuvo así de una tacada la secretaría y la presidencia de la Diputación. No es que ninguna de estas facciones sintiera mucha simpatía por él, más bien al contrario, pero les era útil. Con esa acreditación, y sin contar con padrino alguno en Ferraz, no podrían volverle a vetar para dar el salto al Congreso.
Pero el triunfo de la jugada no fue completo. En el batacazo de los socialistas en las municipales de 2023 el partido perdió de manera inesperada y en el último momento la Diputación. Cuando creía tener amarrada la presidencia con la llave de la institución, el partido localista la Línea 100x100, su alcalde vecino, Juan Franco, se la jugó, según él mismo contó, y decidió asociarse con el PP. Eso dolió, pero la decisión de Pedro Sánchez de convocar de inmediato elecciones generales no daba margen de maniobra y Ruiz Boix se situó en un puestos de salida la Carrera de San Jerónimo.
Ante tanto pluriempleo, Boix se reorganizó. La presidencia de la comisión de Exteriores que había obtenido argumentando ante Patxi López sus conocimientos sobre el contencioso de Gibraltar suponía una agenda que le llevaba más tiempo de lo que esperaba. Decidió renunciar a la portavocía en Diputación y, al frente del Ayuntamiento, se adjudicó una dieta de 1.500 euros por cada pleno al que tuviera que acudir, mientras que el sueldo pasaba a depender del Congreso, que son en números redondos 3.100 por ser diputado, 1.600 por la presidencia de la comisión más 2.000 por ser de una circunscripción distinta a Madrid. Con ellas tiene que hacer frente a las cuatro hipotecas que ha declarado ante el Parlamento y que suman un montante total pendiente de algo más de 400.000 euros. De hecho, es el diputado más hipotecado del Congreso. Según su declaración jurada, para el día a día, en su cuenta corriente, sólo tenía 6.759 euros cuando llegó al Congreso.
Un personaje inesperado
Y entonces pasó algo inesperado. En plena vorágine del ‘caso Koldo’, que llevó hace unos meses a la definitiva caída en desgracia del otrora todopoderoso José Luis Ábalos, El Español saca una información titulada: “Un alcalde y diputado del PSOE adjudicó dos hoteles a Aldama para que los explote gratis 40 años”.
Víctor de Aldama, que antes del caso Koldo tenía como única proyección pública ser presidente del Zamora Club de Fútbol, resultó ser el perejil de todas las salsas. Su relación con el chófer y asistente personal de Ábalos, Koldo García, durante su paso por el ministerio de Fomento, le había llevado a realizar un negocio redondo durante la pandemia adquiriendo mascarillas para las administraciones públicas. Ese es el origen del caso ‘Koldo’, que resultó tener muchas más derivadas.
Que por el pasado mes de marzo su nombre apareciera asociado al de Aldama era una mala noticia. Ruiz Boix respondió rápido. Aquella licitación, que databa de 2021, había pasado por todos los filtros legales de adjudicación. Era cierto que se había presentado una única oferta, la de una empresa creada por Aldama un año antes, World Magic in the Villages, ex profeso para acudir a ese concurso. Y es posible que Aldama fuese un novato en ese sector, pero en absoluto era gratis, ya que la empresa se comprometía a la rehabilitación de dos edificios históricos del centro de la localidad invirtiendo un mínimo de dos millones de euros. Por tanto, era una buena operación para San Roque. Desde 2016 llevaba intentando que alguien se interesara por el proyecto e incluso, de las decenas de contactos que tuvo, había llegado a hablar con el hijo de Aznar por si le podía interesar. Sólo le interesó a Aldama, que a través de un tercero, un militante socialista de Zamora, había pagado el aval. No había nada que ocultar.
El PP no soltó la presa y propuso el nombre de Ruiz Boix como compareciente número 54 de los 58 citados en la comisión de investigación abierta en el Senado sobre el caso Koldo. Boix no se amilanó y dijo que estaría encantado de acudir: “Estoy impaciente por ir. Estas cosas me ponen. No tengo miedo de presentarme ante la Santa Inquisición”. Sin embargo, a los pocos días su nombre desapareció de la lista, al parecer por un informe de un letrado de la Cámara.
Pero en su propio partido se preguntaban qué pintaba Aldama en San Roque. Era sospechoso. Lo cierto es que Aldama se había convertido los últimos años en un asiduo de Sotogrande, donde se concentran ricos de toda procedencia y también atrae a nuevos ricos como ya pasó en su día con algunos de los implicados en la red Gürtel del PP, caso de Francisco Correa. De hecho, Sotogrande hace que el ayuntamiento de San Roque sea también rico en comparación con otros consistorios del entorno. Aldama alternaba allí con algunos de sus socios andaluces, dos hermanos granadinos del pueblo de Baza, Antonio y Daniel Fernández Méndez, que aparecían en la investigación de la UCO del caso Koldo por su participación en las empresas Obras Públicas y Regadíos y Áridos Anfersa, que era la que había contratado no se sabía muy bien para qué a la mujer de Koldo García poco después de que ADIF le adjudicara a esta mercantil un suculento contrato.
Uno de los hermanos Fernández Menéndez, Antonio, conocido por Toño, ya había generado un dolor de cabeza al PSOE andaluz cuando el delegado del Gobierno, Pedro Fernández, ex alcalde de Baza, le contrató como coordinador de la delegación, un puesto que hasta entonces no existía. Cuando salió a la luz la relación de las empresas de los hermanos con Koldo, Fernández prescindió del que era su buen amigo de Baza.
Precisamente, Pedro Fernández y Ruiz Boix han tenido que capear este año un pequeño incendio interno en el partido acerca del nombramiento del subdelegado de Gobierno en Cádiz, que ha separado aún más al alcalde de San Roque de una facción no pequeña de la formación, los conocidos como romanistas, a cuyo frente se encuentra el alcalde de Chiclana, José María Román, con pésimas relaciones con Boix.
A este ambiente tenso se añadió otra información más sobre el chalé que alquiló Koldo para el entonces ministro Ábalos en la urbanización de la Alcaidesa, que está dentro de La Línea pero a sólo cuatro kilómetros de Sotogrande. La firma propietaria del chalé resultó tener contratado a Víctor de Aldama. Aquello acabó mal con Ábalos, ya recién divorciado y sin brújula, destituido del ministerio y desahuciado por impago. Otra vez los mismos personajes y todos tan cerca. Posiblemente nada relacionado con Ruiz Boix, pero que en los mentideros socialistas de la provincia crea murmuraciones y eso que, según fuentes bien conocedoras de los entresijos socialistas, se da por seguro que no existía una relación estrecha entre Ruiz Boix y Ábalos, que se conocen lo justo. Y respecto a Aldama, Ruiz Boix ha reiterado que sólo lo conoce de la operación de los hoteles. En sus círculos cercanos, Ruiz Boix confiesa que está esperando que Aldama renuncie de una vez a la concesión y quitarse todo ese molesto polvo del caso Koldo que le rodea.
Ruiz Boix, que la pasada semana fue protagonista por anunciar que se volverá a presentar a la alcaldía cuando faltan aún tres años para que acabe la legislatura y por tender la mano a La Línea 100x100 para recuperar la Diputación, al tiempo que llamaba al vicepresidente de Diputación, de esta formación, “mentiroso”, sabe que su futuro político pasa por revalidar el control sobre el provincial de Cádiz. Y sus rivales no se lo van a poner fácil, aprovechando que uno de los apoyos de Boix eran los socialistas de Jerez y los socialistas de Jerez, en una práctica muy de ellos, han vuelto a inmolarse. Sin la secretaría provincial hay muchos que le esperan en el camino. Pero Ruiz Boix, que siempre ha tenido altas ambiciones políticas, sabe lo que hará si le falla su plan y los números le dan la espalda: volverá a hacer deporte.
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