"En África pueden ocurrir ciertas cosas que aquí serían imposibles"

Miguel Aranguren. Escritor

El autor madrileño vuelve al género de la ciencia-ficción con 'El arca de la isla', obra que aúna la intriga de la novela negra con la epopeya de los relatos de viajes.

Carlos Lorenzo

03 de agosto 2012 - 11:41

Sevilla/El autor madrileño Miguel Aranguren regresa tras el éxito obtenido en 2009 con su novela histórica La hija del ministro para sorprender, esta vez en el terreno de la ciencia-ficción, con un nuevo relato fantástico que aúna la intensidad de la novela negra y la epopeya de los grandes libros de viajes, con guiños al relato romántico y al drama de tintes épicos. Con El arca de la isla (La esfera de los libros), el autor promete "divertir" al lector a la vez que pide reflexionar sobre varios aspectos controvertidos de la sociedad occidental.

-Tras su paso por la novela histórica y por el drama romántico, ¿por qué decidió volver a la ciencia-ficción?

-Ha sido un paso muy arriesgado pero que quería dar. Me da mucho miedo, como escritor, encasillarme en un único género, aunque suele ser más rentable que un autor sea reconocido por el ámbito en el que trabaja. Quiero divertirme escribiendo, explorar nuevas posibilidades, nuevos mundos. Es curioso, porque cuando empiezan a surgirme posibles temas, no concuerdan con lo que ya he escrito. Esto me despierta mayor interés, ilusión e incluso un reto por ver si seré capaz de conseguirlo.

-Está muy unido a África desde su juventud...

-Tuve la ocasión de viajar a África con 17 años, a la Kenia real, no a la que se vende a los turistas. Allí me deslumbró el conocimiento que poseen y descubrí un mundo que en Occidente no existe. África es un lugar en el que es posible que aún exista la aventura. Las capacidades técnicas y tecnológicas, los móviles, los GPS y todo aquello que nos controla la vida allí aún no ha llegado. Son cosas menores, sí, pero hacen que sea más creíble que en aquel continente pueda suceder lo que aquí sería completamente imposible. Con El arca de la isla quiero desmentir que todo en este mundo ya está descubierto. Aún hay lugares en los que no ha llegado el humano o, por lo menos, el occidental.

-Al igual que África, los viajes son un recurso recurrente en sus obras...

-Sí. Fíjese, hace muchos años oí decir a una persona mayor algo que me marcó: "En el fondo, la vida es un viaje". Tenemos un punto de partida y un punto de llegada, el cual no sabemos cuándo o cómo llegará, pero la vida es un viaje; por tanto vivir es viajar. La sociedad occidental es muy sedentaria y, hoy día, nos da mucho miedo que algo pueda salirse del esquema rutinario. En este caso, en El arca de la isla vuelve a aparecer el viaje como representadión de la aventura total.

-Mario, el protagonista, comienza su viaje con 17 años, edad en la que usted viajó a Kenia. ¿Casualidad?

-Mario es un adolescente que nunca ha viajado y, para él, cada minuto de los que tendrá que vivir, a partir de un suceso trágico, es una sorpresa. En Mario está mi ilusión y con él vuelvo a ser adolescente. A los 17 años cambié. Kenia modificó por completo el destino de mi vida, pues de aquel viaje surgió mi primera novela y comprendí que estaba destinado a ser un contador de historias.

-El arca de la isla comienza en los años 50, pasa por la caída del Muro de Berlín y transcurre a mediados de los 90, ¿qué sentido tiene cada momento?

-La obra no sólo es un viaje sobre el mapa, lo es también sobre el tiempo. Hay una serie de personajes con los que el lector, primero, se sorprenderá, pues sus historias están separadas tanto temporal como espacialmente y no hay nada que los relacione. Sin embargo, más tarde sus vidas empiezan a confluir y descubrimos que todo tiene un origen y que todo tiene un desenlace.

-Con El arca de la isla ha querido lanzar un mensaje o, más bien, reabrir un debate ético...

-De alguna forma, esta novela pretende ser reivindicativa. Estoy pasando una etapa de la vida en la que estoy disfrutando de la paternidad, y me doy cuenta de que la vida es milagrosa. Nuestra sociedad depende, en gran medida, del posibilismo. Es decir, si hay técnicas para realizar cualquier objetivo, las damos por válidas incluso en los aspectos de la creación de vida humana. Como escritor, planteo un reto que solamente el lector descubrirá y en el que tomará una posición después de leer el libro.

-A pesar de ello, en la obra mezcla elementos bíblicos con otros científicos...

-Hoy, es muy difícil encontrar una familia que no cuente entre sus miembros cercanos a alguien concebido en un laboratorio. Las cosas tienen un porqué, cierta justificación, sobre todo aquellas que afectan a algo tan sagrado como la vida humana. El ser humano está llegando a un nivel muy superior, incluso divino, y la pregunta que yo quiero lanzar en la obra es: ¿A qué precio?

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