Cachiporrazos para adictos
Crítica 'Transporter Legacy'
TRANSPORTER LEGACY. Acción, Francia, 2015, 96 min. Dirección: Camille Delamarre. Guión: Bill Collage, Adam Cooper. Fotografía: Christophe Collette. Música: Alexandre Azaria. Intérpretes: Ed Skrein, Loan Chabanol, Ray Stevenson, Lenn Kudrjawizki, Tatiana Pajkovic.
Una de las más refinadas torturas a las que se puede ser sometido ante el teclado de un ordenador, mucho peor que el vértigo de la página en blanco, es tener que escribir acerca de algo sobre lo que no hay nada que decir. Y además hacerlo una y otra vez. Tántalo, ya saben. Si escribo que Transporter Legacy es una mala película nada descubro a quienes no necesitan que yo se lo dijera para saberlo; y nada les ahorro (entre otras cosas porque no creo que lean las críticas) a aquellos para quienes está hecha. Porque su única virtud es que no engaña.
Se trata de la cuarta entrega de una serie ideada por ese mal del cine francés llamado Luc Besson e inspirada por una mítica campaña publicitaria de BMW. A estas alturas y tras tantas entregas quien va a verla sabe lo que va a ver. Y no sale decepcionado. Un argumento estúpidamente inverosímil sustenta un agotador festival de violencia, persecuciones y alardes automovilísticos. Ed Skrein sustituye a Jason Statham. Es lo único nuevo que puede decirse de esta cosa que mezcla barbies y mafiosos rusos de forma espeluznante.
El director Camille Delamarre suma una segunda culpa a su filmografía: debutó con La fortaleza (2014), pésimo remake de la pésima Asalto al distrito 13 (2005) de Jean-François Richet que, a su vez, era un remake de la interesante Asalto a la comisaría del distrito 13 (1976) de John Carpenter que, a su vez, era un remake de la magistral Río Bravo (1959) de Howard Hawks. El cine... degenerando...
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