De La Puebla a Jerez

Raúl Montesinos y Ezequiel Benítez proponen dos maneras diferentes de dialogar con los clásicos del cante.

El cantaor de La Puebla de Cazalla Raúl Montresinos.
El cantaor de La Puebla de Cazalla Raúl Montresinos.
Juan Vergillos

03 de julio 2016 - 05:00

Se trata de dos formas de entender el flamenco muy distantes emocionalmente. A pesar de la corta distancia geográfica que separa a los dos pueblos. De la lozanía y crudeza jerezana, que no llega a la aérea ligereza de Cádiz, hasta la austeridad de La Puebla de Cazalla que, sin llegar al intimismo de Granada o Jaén, tiene una forma densa, espesa, de entender lo jondo. Representadas por dos jóvenes intérpretes contemporáneos. Dos novedades discográficas en las cuales apreciamos la voluntad de rescatar y actualizar el legado clásico, permaneciendo no obstante fiel al espíritu del mismo

Raúl Montesinos (La Puebla de Cazalla, 1974), Lámpara Minera 2004, ha recurrido una vez más a los textos de su paisano Francisco Moreno Galván para esta su tercera entrega discográfica. De hecho, el título del disco así como las ilustraciones del libreto proceden del archivo de Moreno Galván, pintor, letrista y mentor de artistas moriscos como Menese, Diego Clavel o Miguel Vargas. Moreno Galván es uno de los grandes nombres del flamenco contemporáneo. El disco de Montesinos se inicia con sobrecogedoras tonás y no faltan en Espejos al horizonte la granaína, la bulería por soleá, los tientos, el polo y la saeta. Más livianos resultan el garrotín y el mirabrás de aromático sabor. La seguiriya se presenta con el preludio de la liviana y se cierra con la famosa toná-liviana, una melodía que es una verdadera joya del flamenco y que Montesinos interpreta con justeza y emoción. Lo cierto es que Antonio Mairena halló la referencia de esta toná-liviana en el libro de Machado Álvarez Colección de cantes flamencos (1881) y, según testimonia en sus Confesiones la reconstruyó a partir de retazos de la misma que quedaban en la memoria de Juan Talegas.

Personalmente considero que este cante es más bien una creación del propio cantaor de los Alcores. Lo cual, lejos de ir en su desdoro, acrecienta su capacidad como enorme cantaor y creador que fue. El estilo sobrio de Montesinos se aleja de todo virtuosismo rítmico y melódico y convierte a la ética, la honestidad del mensaje vital, el compromiso, en estética. Las guitarras de este disco son las del malagueño Antonio Soto y las del pontonés Antonio Cáceres.

El jerezano Ezequiel Benítez (1979) vuelve al estudio de grabación 7 años después con un disco de formato clásico. En las Bulerías del Chaqueta contrasta el lirismo de la guitarra de Rafael Rodríguez con la crudeza de la voz. Se trata de una copla por bulerías de enorme virtuosismo rítmico, el propio del cantaor del Campo de Gibraltar al que se alude en el título y que fue el que popularizó el presente cante.

En la segunda entrega por bulerías, la que cierra el disco, encontramos un estilo más tradicional, en la línea del Chozas y La Bolola. Con la trepidante y serena guitarra del gran Diego del Morao, que recurre a su padre en las falsetas. Y el inefable soniquete jerezano del Bo, Chicharito, El Berza, etc. Ezequiel Benítez sigue muy de cerca los modelos evocados pero al mismo tiempo dice el cante de manera personal. Así ha interiorizado el cante de su tierra. Incluso esos agudos prodigiosos del Chozas.

Por fandangos se acuerda de las fórmulas tensas y directas, elocuentes y sentimentales del sevillano Pepe Pinto con la guitarra joven de José de Pura. Con la colaboración del veterano cantaor El Guapo, que dice una de las cuatro letras del cante. En las alegrías resuenan los ecos del gran Aurelio Sellés. Alegrías clásicas que, no obstante, son más recientes que las bailables de principios de siglo XX. Los tientos se ajustan al canon jerezano clásico en melodías muy cortas y sentimentales. Brillante, rotunda, sobrecogedora la falseta de Rafael Rodríguez. Por soleá recrea Benítez los estilos de Paquirri, el Mellizo, Frijones y Joaquín el de la Paula. Por seguiriya, con la solemne guitarra de Paco Cepero, sigue las melodías que la tradición asigna a Paco la Luz, Tío José de Paula y Curro Dulce.

La milonga es el estilo más novedoso de este trabajo, tanto por el toque de guitarra de Javier Patino, bellísimo, como por la melodía del cante que firma, esta vez, el propio Benítez.

ESPEJOS AL HORIZONTE

Raúl Montesinos. Producido Por Juan Blanco. Karonte/Cambayá

QUIMERAS DEL TIEMPO

Ezequiel Benítez. Prod. Ezequiel Benítez y Josema Polo. Edición del Intérprete

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