Viaje y memoria desde el ocre
José María Sánchez Verdú | Compositor
Giuseppe Mennuti presenta el próximo viernes en Sevilla ‘Ochra’, un álbum dedicado a la música para guitarra de José María Sánchez Verdú
La ficha
OCHRA
José María Sánchez Verdú (1968): Tres Caprichos [2003-05] / Cuaderno de Friedenau [1998] / Nada [2007] / Yad [2018] / Ochra [2020-21] / Kitab 1 [1996]
Giuseppe Mennuti, guitarra cásica y eléctrica
Giorgio Lucchini, violonchelo (en Nada)
Contrastes
Fascinado desde niño por la bandurria, el laúd y la guitarra, José María Sánchez Verdú (Algeciras, 1968) lleva dedicadas más de cuarenta obras a este último instrumento. El guitarrista italiano Giuseppe Mennuti, que se formó en parte en el Conservatorio Superior de Sevilla con Francisco Bernier, ha grabado para el sello Contrastes un álbum que recoge seis de esas obras. Lo presentará el próximo viernes en el Auditorio Cicus dentro del Festival de la Guitarra de Sevilla.
De esas seis obras, cinco son primeras grabaciones mundiales. La más reciente es Ochra, la que da título al CD en una portada de seductor diseño presidida por una litografía de Pablo Palazuelo. Se trata, dice su autor, de “un viaje a través del color ocre y las múltiples formas bajo las que aparece en la naturaleza y la pintura”. Escrita entre 2020 y 2021 y estrenada en Estados Unidos en 2022, Ochra es una composición en cuatro movimientos que utiliza material de una obra anterior para guitarra y orquesta titulada Memoria del ocre.
En orden cronológico inverso nos encontramos luego con Yad(2018), un estudio para guitarra eléctrica, que Sánchez Verdú vincula a su ópera Gramma - Jardines de la escritura (2006), ya que como en ella el acto de la escritura está en el corazón de la obra. En este caso, Yad es el marcador usado durante la lectura de la Torá en las sinagogas y representa el punto de encuentro entre lectura y escritura. La obra “juega con los tiempos y ritmos de la lectura de varias cartas hebreas” y “reduce las transformaciones electrónicas del instrumento al mínimo”, afirma Sánchez Verdú.
Nada (2007) es la única obra del CD que no está escrita para guitarra sola, ya que incluye el acompañamiento de un violonchelo (Giorgio Lucchini aquí). La pieza forma parte del ciclo Lux et Tenebris, y fue compuesta en el entorno de una exposición dedicada a Goya en Alemania. El autor afirma que la obra “refleja las sensaciones y emociones evocadas por las superficies y texturas de los grabados de Goya, así como mi interés por los patrones complejos, las estructuras y los peculiares timbres y granulaciones de la música”. Los Tres Caprichos (2003-05) también tienen su origen en las texturas e imágenes creadas por Goya, en concreto en El sueño de la razón produce monstruos, El amor y la muerte y Volaverunt, títulos de los tres movimientos en los que se divide la obra.
El Cuaderno de Friedenau (1998) es la única obra del CD que estaba ya grabada (la registró Pedro Rojas Ogáyar en un álbum del sello La Mà de Guido publicado en 2015). Escrita en el suburbio de Berlín que le da título, donde vivió algún tiempo el compositor, la obra presenta una escritura que, según el propio autor “amplía y enriquece enormemente el potencial expresivo y técnico de este instrumento”.
Finalmente, Kitab 1 (1996) es la primera de las nueve composiciones independientes que forman el ciclo Kitab, en las que la guitarra está siempre presente, aquí como solista, pero en las otras piezas junto a distintas formaciones. El título es la palabra árabe que significa ‘libro’, y la partitura incluye referencias a esa tradición musical. “Kitab 1 es un estudio sobre los timbres musicales destinado a explorar el potencial técnico y acústico de la guitarra, construido sobre la base rítmica de un ostinato”, afirma su autor.
El interés del algecireño por las seis cuerdas del instrumento lo ha llevado a “redefinir el maravilloso mundo sonoro que atesora la guitarra sin necesidad de recurrir a todos los clichés y estereotipos del repertorio tradicional. Usar instrumentos pertenecientes a mi propia tradición significa, sobre todo, crear un diálogo capaz de enriquecer la propia guitarra reinterpretando su mundo expresivo, estético y técnico, considerando la tradición como un patrimonio vivo y no sólo como una pieza de museo”.
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