Un salto adelante de quince años
Maestranza. Temporada 2024-25 | Opinión
En torno al mito con nombre de mujer, Javier Menéndez presenta la mejor de sus programaciones
Habría acaso que remontarse a la 2008/09, con Pedro Halffter, para encontrar una temporada lírica y de conciertos tan brillante y poderosa como la que se ha presentado en el Maestranza, e incluso me atrevería a decir que esta supera de forma clara a aquella. Entonces acababan de terminar las obras de ampliación del coliseo y era una época de vacas gordas. Pronto nos golpearía la crisis y el teatro fue cayendo poco a poco en la irrelevancia. Llegó hace cinco años Javier Menéndez y le tocó lidiar con la pandemia. Ya el año en curso su proyecto empezó a despegar, pero es este cuando la propuesta resulta en verdad excitante.
Menéndez y su equipo han aprovechado los ciento cincuenta años pasados desde el estreno de Carmen de Bizet (marzo de 1875) para proyectar una temporada en torno al mito y las figuras femeninas, que pasarán por el teatro no sólo como personajes (Turandot, Ariadna, Ifigenia, María Padilla, Cenicienta, la propia Carmen), sino como intérpretes, con nombres de un indiscutible peso en la escena internacional: Sondra Radvanovsky, que repite recital en el teatro, esta vez en compañía del gran tenor Piotr Beczala, que también pasó por el Maestranza en solitario; Anna Netrebko, nunca antes en Sevilla; Elīna Garanča, que ya estuvo en un recital, pero ahora vuelve para poner voz en escena a Carmen, uno de sus papeles fetiche; Yuja Wang, que estuvo en un recital solístico y ahora vuelve con orquesta (la Mahler Chamber, para hacer Ravel y la Jazz Suite de Alexander Tsfasman); Martha Argerich, en su debut sevillano, que se producirá –crucemos los dedos– a los 83 años (programada para la Expo’92, canceló aquel concierto y nunca más vino).
Desde el punto de vista del repertorio, la ópera trae excelentes noticias: dos títulos extraordinarios y muy populares como apertura y cierre (Turandot, Carmen) y entre medias otras dos obras que se apetecen mucho: Ariadna en Naxos de Strauss, nunca antes en el teatro, y ya era hora de volver a Strauss, ausente de las tablas maestrantes desde la Salome de 2005; e Ifigenia en Táuride de Gluck, un compositor que jamás ha pasado por el teatro en versión escénica (la OBS hizo hace años una versión de concierto de Orfeo ed Euridice). Además habrá versiones de concierto de El murciélago de Johann Strauss, que ofrecerá Marc Minkowski al frente de sus Musiciens du Louvre y también es novedad absoluta en el teatro, y de María Padilla, un título del último Donizetti (1841) de ambientación sevillana, que es poco comprensible que hubiera estado ausente de la programación (y ya es pena que no se haga en versión escénica). La zarzuela de este año es de las más populares y una obra maestra absoluta del género chico, La verbena de la paloma, en la reciente y exitosa producción del Teatro de la Zarzuela madrileño. Hay además dos óperas de cámara en la Sala Manuel García: I tre gobbi, una de las óperas de salón de Manuel García que quedaban por programar; y A solas con Marilyn (en torno a Marilyn Monroe, por incidir en el mito femenino), ópera de David del Puerto que se estrenará en un par de meses en Madrid. La programación lírica se completa con recitales: además del de Radvanovsky-Beczala y el de Netrebko, habrá otros dos: Marina Monzó (con el guitarrista Pablo Sainz-Villegas) e Ismael Jordi.
Estupenda noticia es que se mantenga el ciclo Gran Selección, que además del concierto de la Mahler Chamber con Yuja Wang y las habituales colaboraciones con la Orquesta de la Fundación Barenboim-Said y con la OJA (esta vez dirigida por una leyenda del sinfonismo internacional, Christoph Eschenbach) ofrece la oportunidad de escuchar a otras dos grandes orquestas, la Philharmonia, con Javier Perianes de solista, y la de la Gewandhaus de Leipizg, que vendrá de la mano de su titular Andris Nelsons y con la soprano Christiane Karg para una 4ª de Mahler. En el apartado pianístico, estamos igualmente de enhorabuena, pues hacía tiempo que no se renovaba el plantel de solistas que visitaban el teatro, y esa renovación se hace ahora a lo grande: al debut de Argerich se unirá el de una de las grandes estrellas del universo clásico de nuestros días, el ruso Daniil Trifonov. Unas Vísperas de Monteverdi por I Gemelli, el gran conjunto del tenor suizo-chileno Emiliano González Toro, y la Pasión según san Juan de Bach por los Barrocos de Friburgo y Vox Luminis se presentan en colaboración con el Femás. El resto de la programación (danza, cámara, Cita en Maestranza) apunta también a la excelencia. Ahora sólo falta que responda el público y que los posibles nuevos patrocinadores se den por enterados.
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