El fecundo tiempo que nos queda

Bonald, premio Cervantes

A. Cala

24 de abril 2013 - 06:41

Alcalá de Henares (Enviada especial)/El ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, destacó la obra “valiente, duradera y personal” gracias a la cual Caballero Bonald se une al nombre de los “grandes de las letras hispánicas”. El ministro recordó las palabras que pronunció el Premio Cervantes 2012 en el momento en el que recibió la noticia “Ya me tocaba”. “Nada es más arrogante que la falsa modestia”, manifestó Wert.

Reconoció en su discurso “la grandeza de su literatura, que se ha nutrido de su rebeldía, de su valor cívico y del amor por la tradición del idioma. Por la tradición culta y por la tradición popular de toda la geografía del español, ya sea la de la poesía aureosecular, la del modernismo transoceánico y la de la modernidad española, la de la novela latinoamericana o la del cante jondo. Toda la riqueza de nuestras distintas expresiones literarias confluye en el crisol de su genio creativo”. “Se reconoce hoy –dijo– la obra de un escritor que fue uno de los artífices de la gran renovación poética que llevó a cabo la generación del medio siglo”.

Wert recordó a Jorge Guillén, una figura del exilio literario español, quien hace 36 años inauguró el Premio Cervantes en esta ciudad de Alcalá de Henares. “Hoy, con Caballero Bonald, uno de los grandes representantes de la disidencia democrática bajo la dictadura franquista, establecemos el otro cabo de la línea canónica en la que se plasma la ininterrumpida continuidad de una literatura nutrida en el generoso espíritu de Cervantes al que se refirió Luis Cernuda”.

La obra de José Manuel Caballero Bonald es, sin duda, uno de los lugares donde la lección de Cervantes cobra nueva vida y se actualiza. A este respecto, el ministro apuntó que Bonald “ha usado la palabra, su única arma, para sublevarse contra los atropellos del presente, sin abandonar por ello la exigencia formal y la elevación del estilo.

“Si hoy Caballero Bonald -destacó- añade su nombre al de los grandes de las letras hispánicas, lo hace gracias a una obra valiente, duradera y personal. Gracias a Bonald –concluyó– por haber decidido contarnos lo vivido y que ese brío que le acompaña siga haciéndolo en el fecundo tiempo que nos queda”.

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