"Es misión del artista retar la inteligencia del público"
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La pianista armenia Sofya Melikyan ha grabado para IBS Classical un álbum dedicado a la obra de cuatro compositoras contemporáneas: Gubaidulina, Chitchyan, Saariaho y Quiaro
La ficha
Women: Obras de Gubaidulina, Chitchyan, Saariaho y Quiaro
Sofya Melikyan, piano
IBS Classical
Llegó a España con sólo 15 años por un traslado familiar, y aquí tuvo la mayor parte de su formación escolar y musical, estudiando cinco años en la cátedra de Joaquín Soriano del Conservatorio Superior de Madrid. “Venir a España fue un sueño. Para mí España era Cervantes, Velázquez, Goya, Antonio Machado, Granados, Falla, Dalí..., a quienes conocía y admiraba desde pequeña. Después, viví y estudié diez años en Nueva York, una etapa vital importantísima, pero sigo considerando a España mi segunda patria, y aunque ya no vivo aquí, vuelvo con frecuencia”. De hecho, Sofya Melikyan (Ereván, Armenia, 1978) vino a España para grabar uno de sus últimos discos, Women, que registró en Granada en el verano de 2017 para IBS.
–¿Cómo surgió la ocasión de este trabajo?
–Elaboré este programa por la invitación que me hizo Jorge Fernández Guerra para un ciclo de conciertos dedicado a la creación de la mujer en el Centro Cibeles. A la vez, algunos amigos me habían dado referencias magníficas de IBS y de su director y productor, Francisco Moya. Así que tenía que hacerlo aquí.
–¿Por qué estas cuatro compositoras?
–Tenía interés en explorar estas obras en concreto, ya que creo que cada una de ellas reúne valores importantes. Además de ser mujeres, hay otro hilo conductor que une a tres de ellas, marcadas por la conmoción histórica que sufrieron sus países en 1917: la independencia de Finlandia en relación a Kaija Saariaho, la revolución rusa en el caso de Sofia Gubaidulina y la primera independencia de Armenia (que es de marzo de 1918) en el de Geghuni Chitchyan. Raquel Quiaro es alumna de Saariaho y me pareció interesante incluir su obra.
–Gubaidulina, Chitchyan, Saariaho y Quiaro. El orden de las piezas en el CD parece remitir a las relaciones entre las cuatro. Dos grandes figuras de la música (Gubaidulina y Saariaho) y dos casi desconocidas que tienen cierta relación con cada una de ellas. ¿Fue esta una elección intencionada?
–Claro está que Gubadulina y Saariaho son titanes de la música actual y no necesitan presentación especial. Han estado abiertas a la exploración y la experimentación y han sido visionarias cada una en su momento. El orden de las piezas en el CD ha sido en efecto totalmente intencionado; es más, creo que no había otra alternativa posible. No sólo porque nacieran en lo que entonces era la URSS, sino por la afinidad estética y de alguna forma espiritual de sus respectivas obras, Gubaidulina (1931) y Chitchyan (1929) tenían que ir seguidas. En cuanto a Quiaro (1972), es obvio que sigue la escuela estilística de Saariaho (1952).
–La Sonata de Gubaidulina es de 1965. ¿Está marcada por su situación personal?
–Admiro a Gubaidulina. Es una persona profundamente religiosa, y la música para ella era entonces una escapada de la situación sociopolítica. La Sonata es como un grito del alma, una especie de oposición a lo que tendrá que vivir y aguantar en los años posteriores. Se trata de una obra de extremos contrastes y en la que el simbolismo tiene también un lugar importante.
–¿Cómo se refleja esto en la música?
–El ritmo (abrupto, intenso, sincopado) es fundamental, también a la hora del desarrollo del material temático. Otro recurso importante es la exploración de diferentes maneras de extracción de sonido, tradicional y no tradicional (por ejemplo, glissandi con un palito de bambú en las cuerdas contra un clúster en el piano, apagando cuerdas con los dedos, glissandi en las cuerdas con las uñas...). La pianista Ivana Cojbašic considera que los dos aspectos –por un lado, el feroz y por el otro el meditativo– de esta música pueden ser vistos a través de toda la arquitectura de la Sonata como si representaran la imagen de una cruz. El primer movimiento presenta la línea “horizontal” de la cruz, simbolizando la experiencia humana, y el segundo movimiento refleja la línea “vertical”, en representación de la aspiración del hombre para una realización plena en lo Divino. El punto de encuentro de estas dos líneas se produce al final del segundo movimiento, lo que refleja la transformación del ser humano atravesando estas dos dimensiones. El tercer movimiento celebra la obtenida libertad del espíritu.
–Armenian Bas-Reliefs es una suite de Chitchyan escrita en 1975, ¿cómo la describiría?
–Es una obra maravillosa, influida por la música popular armenia. Es muy descriptiva. Enseguida imaginamos la naturaleza severa y rocosa por la que se caracteriza Armenia (primera pieza, Ayrivank), los monasterios que están enclavados en estos relieves, vemos a la muchacha coqueta de ojos azules, nos hacemos partícipes de la festividad alegre de las uvas... Es una obra de frescura y encanto increíbles.Tuve la fortuna de conocer a Chitchyan este verano; es una señora de 89 años de una lucidez y energía creativa asombrosas.
–Es una obra relativamente reciente (2007) de naturaleza improvisatoria, una obra muy finamente hilada, con un ostinato presente a lo largo de todo su desarrollo, que representa la estabilidad, mientras las figuraciones alrededor de él expresan la agitación del espíritu. ¡Cada vez que la toco me viene a la mente la mitología nórdica!
–Y la Cluster Suite de Quiaro...
–A Raquel la conocí nada mas llegar a España. Fui testigo de su desarrollo y su crecimiento como compositora y me llena de satisfacción el haber podido realizar el estreno discográfico de Cluster Suite, una obra del año 2014, dinámica y muy cargada emocionalmente. La técnica clúster la atraviesa y le da continuidad y unidad a pesar de los movimientos contrastantes: los dos extremos, enérgicos y vibrantes, se alternan con los dos del medio, más líricos, contemplativos y reflexivos.
–¿Son receptivos los programadores a este repertorio?
–Presentaré el programa al menos en Estados Unidos y Bélgica. Desgraciadamente aún no hemos llegado al punto de apertura e igualdad para que la gente no tenga miedo de programar un recital con obras sólo de mujeres, ademas ¡contemporáneas! Por muy interesante que sea el programa, por mucho contenido emocional, dramático e intelectual que tenga, encuentra cierta resistencia. Pero yo creo ciegamente en que es misión del artista retar la inteligencia del público y de alguna manera educarlo, y mi interés por explorar, descubrir y difundir a estas compositoras y a otras continúa y crece cada vez más.
–Acaba de publicar también un CD con Goyescas de Granados.
–Goyescas y las Variaciones sobre un tema de Chopin de Mompou. Salió en marzo en el sello Et'Cetera. Son dos obras que había tocado mucho en público y quise documentarlas. Antes no veía sentido en añadir otra versión más a algo grabado ya tantas veces. Hablamos de grabaciones de referencia como las de Alicia de Larrocha o Rosa Sabater, además de las de pianistas jóvenes como José Menor, Rosa Torres Pardo, Marta Zabaleta, Luis Fernando Pérez... Fue un reto personal.
EL CD EN SPOTIFY
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