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"Hay una reticencia a asumir la responsabilidad propia"

Christina Rosenvinge. Compositora y cantante

La intérprete publica 'Lo nuestro', un álbum más crudo y enérgico que los anteriores y por el que asoman inquietudes del tiempo en que vivimos.

Christina Rosenvinge actuará en Sevilla, en el ciclo 'Nocturama', el próximo 20 de agosto.
Braulio Ortiz / Sevilla

08 de mayo 2015 - 05:00

"Te quiero ver sucia y feroz. Además de mujer eres hombre". Christina Rosenvinge dirige esa frase al personaje de una de sus últimas canciones, La tejedora, pero se lo podría estar diciendo también a sí misma: en Lo nuestro (El Segell), producido y arreglado junto a Raül Fernández Refree, la intérprete adopta un sonido más fiero, como si esta creadora acostumbrada a crecer -Tu labio superior y La joven Dolores eran prueba de ello- se negara a estancarse en los logros conseguidos y se dispusiera a enfilar otros caminos menos confortables. La madrileña, convencida de que "el esfuerzo de alguien que se mueve en la cultura pop es entender el tiempo en el que vive y traducirlo a palabras muy sencillas", ha sabido plasmar la inquietud del momento en un álbum quizás más sombrío, pero que encierra la misma lucidez y el lirismo de sus discos precedentes. La artista, que visitará Sevilla el próximo 20 de agosto, cuando actuará dentro del ciclo Nocturama, desentraña en esta entrevista las claves de un trabajo que es un nuevo, y valiente, paso adelante en su carrera.

-Lo nuestro parece señalar ya desde el título que se trata de una propuesta más colectiva, más intimista.

-Sí, es verdad. Cuando empecé a escribir las canciones, lo hice entre 2012 y 2013, estábamos en lo más profundo y lo más negro de la crisis. Era normal que todo lo que estuviera ocurriendo alrededor se metiera en las letras de alguna manera. Aunque no son canciones que hablen abiertamente de ello, algo sí les afectó el momento, claro.

-Expresa ese desencanto con oscuridad, pero también con ironía.

-No sé si ironía, pero sí cierto humor negro, especialmente cuando toco algunos temas más graves. En La muy puta, por ejemplo, en la que hablo de la muerte, quise dar un enfoque de farsa, de cuento gótico. La muerte es el gran tabú, nadie habla de ella, y me parecía divertido afrontar el tema de esa manera. Sentía que esa mirada tenía algo de transgresor: cuando enseñaba la canción la gente se quedaba pálida [risas].

-Desde el punto de vista musical, parece que quería alejarse de la sensibilidad melancólica de La joven Dolores. Aquí hay más crudeza, más energía. ¿Fue una decisión premeditada?

-En realidad cada disco que hago está muy afectado por el tiempo en que lo hago. El hecho de que sea una cantautora, una sola persona, hace que esté más permeable; una banda de cinco músicos puede ser un circuito más cerrado. En eso de estar sola hay algo bonito y algo de fatalidad: si no tengo una banda o un presupuesto de multinacional, pues me pongo a trabajar los arreglos y a jugar con la electrónica, que es lo que hice. Eso ha permitido el sonido más contundente de este álbum.

-Centrándonos ya en letras concretas, en La tejedora habla de las mujeres que siguen anulándose, renunciando a ser ellas mismas. "Por Dios, hermanita, no entregues las prendas que llevan tu nombre", dice en un pasaje.

-Sí. Siempre ha habido canciones con una ideología feminista en mis discos, pero ahora da la sensación de que la gente está más abierta y más receptiva a ese tema. Esa canción nació de la frustración de observar a mi alrededor cómo muchas mujeres más jóvenes que yo han tenido que elegir entre la familia y la carrera profesional, que cuando se tienen hijos la que hace el sacrificio de encargarse de ellos es la mujer. Y por otro lado en el ámbito en el que trabajas normalmente encuentras a los hombres en puestos de responsabilidad y a las mujeres haciendo de soporte. Es un estereotipo que hay que romper: por la pérdida de talento femenino, pero también porque se da por hecho que ellos deben ocupar un lugar que no siempre quieren ocupar. Cada uno debería elegir su función según sus aptitudes, no dependiendo del sexo con el que hayan nacido.

-En ese tema hay un homenaje a Yoko Ono y la recuperación de ese grito primitivo.

-En realidad cogí la idea de ese grito tribal de la música folclórica andina. Son las mujeres andinas las que lo hacen. Curiosamente era algo que concordaba con el trabajo de Yoko Ono, y me hacía gracia que una cultura tan avant-garde y otra tan ancestral coincidieran en lo mismo, en una manifestación femenina muy denostada como la del grito y que hay que reivindicar como expresión liberadora.

-Esa mezcla demuestra la diversidad de influencias, la mirada libre de prejuicios, que hay en su obra.

-Pienso que cuando haces música rock, ésta no puede ser sólo heredera de lo anglosajón. Deliberadamente intento conectar las influencias anglosajonas con lo propio, aunque lo propio en mi caso sea algo muy bastardo, porque soy hija de inmigrantes en España, aunque tengo muy absorbida la música de aquí. Tanto en las melodías como en las letras he intentado mantener una cierta tradición española, utilizar melodías muy tradicionales. Tú puedes coger La tejedora y hacerla en una versión más aflamencada si quieres, juega un poco con esa métrica y te puedes imaginar a alguien cantando este tema en los años 40, acompañado de una guitarra española.

-En realidad, quien más, quien menos, todos somos un poco bastardos.

-Sí, sí. Y la fuerza de Europa es el cruce bastardo de culturas, y esa apertura nos enriquece, no hay que resistirse a ella.

-En otro de los temas, Alguien tiene la culpa, pregunta por las responsabilidades en un país donde nadie quiere asumirlas.

-Es una canción que me costó muchísimo. Es aparentemente muy sencilla, salió como una cantinela que podían cantar las niñas jugando a la goma. La empecé a escribir camino de Málaga a Estepona, viendo los excesos de la construcción. Habla con cualquiera y te darás cuenta de que todo el mundo se siente víctima de su situación económica o emocional, lo que sea. Hay una reticencia a asumir la responsabilidad propia, y lo preocupante es que ocurre lo mismo en el plano institucional. No quería hacer una canción protesta en la que alguien toma el papel de líder ideológico y hace algo acusatorio, la manera inteligente era tener algo de autocrítica.

-Otra canción que toma el pulso al momento es Lo que te falta, una aproximación a cómo nos sobreexponemos (y nos enmascaramos) en las redes.

-Habla de este juego de identidades infinito en el que vivimos todos inmersos, pero al mismo tiempo, como ocurre con otras canciones, trata de muchas otras cosas. El protagonista tiene una crisis y no se sabe si es existencial, de identidad sexual o si se debe a vivir en un mundo en el que el mercantilismo dirige el destino de la comunidad. Para esa historia rescaté una frase, Lo que posees te posee a ti, que tenía desde hace tiempo. Había escrito algo sobre la conveniencia de tener bicicleta y no coche. Se me ocurrió esa frase y me di cuenta de que el significado iba más allá de eso y me la reservé para más adelante. A menudo las ideas aparecen en las situaciones más inesperadas.

-Usted siempre se ha interesado por la poesía, y en este disco cita al Cernuda de A un muchacho andaluz.

-Mi acercamiento a la poesía se intensificó gracias a la gira que hice junto a Alejandro Simón Partal, Antagonista. Esa inmersión en la poesía me envalentonó a la hora de usar un lenguaje que en otros momentos igual me sentía coartada para utilizar. Me preocupaba que recurrir a imágenes poéticas podía dar lugar a algo muy edulcorado, pero como este disco era muy frío, más poderoso, me parecía que la combinación podía quedar bien.

-Vuelve a los márgenes de la industria con la apuesta por El Segell del Primavera.

-Ahora mismo el ecosistema de la música se está transformando, y mientras no se encuentren nuevas fórmulas de funcionamiento las multinacionales tienen un discurso muy derrotista, muy conservador. Y éste era un disco que tiene vitalidad, que defiende ideas nuevas. Prefería entregarlo a gente que albergara más entusiasmo.

Julieta Venegas actuará en Nocturama el 6 de agosto

Nocturama, el ciclo musical que cada verano se celebra en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, acogerá una de las cuatro actuaciones que ofrecerá Julieta Venegas en su próxima gira española. Según anunció su agencia de contratación y confirmó después La Suite, la empresa sevillana encargada del cartel para el mes de agosto, la cantante y compositora mexicana actuará el próximo 6 de agosto en Sevilla, en el marco de este ciclo en el Monasterio de la Cartuja. El 3 agosto en el Festival Cap Roig de Gerona, el 4 el Starlite de Marbella y una fecha aún no confirmada en Ibiza serán las otras actuaciones donde Venegas, que hace tiempo dio el salto del universo más o menos indie a un pop de más amplio espectro, presentará las canciones de su esperado nuevo álbum, Algo sucede, del que precisamente este último martes se conoció el primer single, titulado Ese camino y lanzado simultáneamente en radios de Estados Unidos, Latinoamérica y España. Junto con el tanto que se anota al contar con una figura que ha alcanzado estatus de estrella internacional, Nocturama contará además con el apoyo de Radio 3, que participará en el ciclo como emisora oficial del mismo. Los abonos para los nueve conciertos de Nocturama-Agosto están ya a la venta a un precio de 45 euros.

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