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Arquitectas de ultramar (1)

Arquitectura · La belleza intangible

Ramón González De La Peña

18 de marzo 2015 - 05:01

Jerez/FRIDA Escobedo es una arquitecta mexicana que ha desarrollado una sensibilidad especial hacia los problemas del entorno en el que habita, México D.F., una ciudad de más de veinte millones de habitantes, la tercera ciudad más poblada del mundo. A través de una arquitectura de calidad comprometida con su propia realidad territorial, urbana, social y cultural, la arquitecta mexicana fue ganadora del Young Architects Forum 2008 convocado por la Architectural League en Nueva York. De 2007 a 2010 fue profesora de proyectos en la Universidad Iberoamericana de México. El año pasado su trabajo fue seleccionado para ser expuesto en el pabellón Mexicano de la Bienal de Arquitectura de Venecia y en el Mission Cultural Center for Latin Arts, en San Francisco.

Escobedo comparte con Frida Kalho (inevitable la referencia) sólo el nombre y un cierto aire en su presencia física, su pelo peinado tirante, sus cejas negras pobladas, sus labios pintados en un rojo intenso y un rostro de aparente seriedad. Pero esa impresión desaparece a los pocos segundos de conocerla, pues se trata de una chica risueña, sencilla, sana, inteligente y feliz. Desde esa personalidad tranquila y reservada, ha proyectado en la última década un puñado de edificios e instalaciones urbanas que la han hecho sobresalir entre los arquitectos y arquitectas mexicanos. Pese a su juventud entiende con serenidad su privilegiada condición de mujer y arquitecta, una excepción en un mundo y una actividad dominada en su mayoría por hombres.

La vivienda loft para una pareja de amigos en un lugar desde el que se domina la totalidad de la infinita capital mexicana fue la primera de sus obras destacadas; con una versión barata de esa misma vivienda como alternativa al problema de la infravivienda (proyecto no construido) demuestra la inteligencia y sensibilidad con que afronta los problemas cotidianos de su profesión; La Tallera, el museo del pintor muralista Siqueiros, resuelto con una celosía maravillosa de piezas de hormigón fue la obra que le otorgó el reconocimiento general de su talento; o la propuesta de construcción de un Pabellón/Espacio Público con bloques de hormigón en el Museo Experimental Eco, donde continúa la investigación de la plástica y el espacio a partir de materiales baratos.

Su propuesta para la Trienal de Lisboa en 2013 en Praca da Figueira, una de las zonas principales de la ciudad, cerca de Rossío, consistente en un Escenario Cívico es su obra más trascendente hasta el momento. La propuesta consiste en una plataforma circular de 180 metros cuadrados cuya base es un poliedro, de tal modo que, siendo un lugar para la comunicación, un escenario, a medida que el público se agrupa, la plataforma se inclina más, haciendo que la presencia del speaker sea más notable. Es, en definitiva, un inteligente juego dinámico que habla del talento de esta estupenda arquitecta. Aún siendo todavía un conjunto de obras de pequeña escala, no extraña que su trabajo haya despertado la atención de los críticos y de las revistas especializadas, lo que le ha otorgado una gran proyección internacional, avalada recientemente por los arquitectos suizos Herzog y De Meuron, que han pedido su colaboración en el diseño de una celosía para uno de sus actuales proyectos en ejecución.

Organizado por la Universidad de Sevilla dentro del Ciclo Arquitectura y Mujer en Iberoamérica y con la colaboración del Colegio de Arquitectos de Cádiz y del Ayuntamiento de Cádiz, y coordinado por las arquitectas Maripi Rodríguez y María Jesús Albarreal, se celebró el pasado viernes en la Casa de Iberoamérica de Cádiz, la segunda de las conferencias del programa, la primera en realidad, pues la anterior programada fue suspendida por enfermedad de la arquitecta brasileña Carla Juacaba, por lo que finalmente serán cinco las arquitectas que mostrarán su trabajo en la Casa de Iberoamérica de Cádiz a lo largo de los próximos meses de abril y mayo. Un encuentro con el arte y la arquitectura de ese mundo desconocido para la mayoría con el que compartimos nuestra hermosa lengua española, vehículo de expresión común de un pensamiento multicultural, diverso y complejo. (Continuará) .

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