Baldaquino, primera expedición

Pinacoteca de papel

Breve relato del envío en barco desde Roma de parte del baldaquino de la iglesia de Santiago, obra de Gallegos Arnosa, que llegó a Jerez en mayo de 1905

Baldaquino,  primera expedición
Baldaquino, primera expedición
Juan M. Rodríguez Pardo - Historiador del arte

21 de diciembre 2018 - 05:00

Jerez de la Frontera/La construcción del baldaquino, esta joya del arte neogótico que, por encargo de Guillermo Garvey y Capdepon, ejecuta en Roma nuestro artista jerezano el escultor José Gallegos Arnosa para la iglesia de Santiago en Jerez, no estuvo exenta de problemas financieros.

En una carta fechada el día 14 de abril del año 1905, José Gallegos comunica a Guillermo Garvey la fecha de envío de la primera expedición, que sería el día 15 de abril de 1905, o sea el día siguiente al envío de la carta, desde su casa taller en Via Margutta 54, Roma, al puerto de Livorno para su posterior embarque con destino a Cádiz y a través de la Compañía Expedicionaria C. Stein, de Roma en Via Mercede 42-45.

Al mismo tiempo responde a la carta recibida de don Guillermo y fechada el día 7 del mismo mes, en la que se queja de lo “ caro que le estaba saliendo” el monumento pues ya había casi triplicado la cantidad presupuestada en el año 1900, por lo que estaba dispuesto a dejarlo por falta de fondos, traer lo realizado a Jerez e intentar terminarlo aquí, pues sería menos costoso.

La relación epistolar entre artista y mecenas era fluida, intensa y cariñosa. Por parte de José Gallegos, muy respetuosa en todos los sentidos, se podría decir casi obediente y es de entender pues fue como un consejero desde su infancia y costeó todos sus estudios con cariño y confianza. Por parte de don Guillermo casi como un padre, comprensivo pero enérgico, exigente y recto. Siempre orgulloso de los resultados de Gallegos tanto de sus estudios como de su trayectoria artística. Se sentía el artífice del artista.

Hacía suyo los éxitos de su protegido. Mas cuando había que reprender o aconsejar lo hacía con seriedad y respeto, como en este caso por el error presupuestario, que no le culpa pero sí le hace responsable de haber confeccionado un presupuesto sin tener en cuenta muchas cosas importantes, como el cambio del valor de la divisa o el aumento en los precios de material y mano de obra, transporte, etc.. Seco, implacable pero paciente, bondadoso y reflexivo.

El presupuesto del baldaquino presentado por el artista y aceptado por el señor Garvey en el año 1900 ascendía , así por lo alto, coloquialmente hablando, a la cantidad de 100.000 liras de las de principio del siglo pasado. Cinco años más tarde, en 1905, don Guillermo ya había gastado en la obra 257.000 liras. Y aún quedaba por terminar el monumento, transportarlo a Jerez e instalarlo en templo de Santiago, donde ya se estaba construyendo la cimentación que soportaría la mesa de altar sobre la que iría montado el baldaquino.

La ilusión del proyecto superó la dura realidad financiera.

Negociaciones de José Gallegos con la Banca de Roma solucionaron el asunto y, por fin, se produce el primer envío.

La primera expedición se hace realidad.

Esta primera expedición estaba compuesta por 14 bultos que contenían las diferentes piezas de mármoles de Carrara y Bardaglio esculpidas y piezas fundidas de bronce que conforman el plan de altar. Perfectamente embaladas para su protección en la travesía hacia Cádiz y traslado a Jerez.

Tras 23 días esperando embarque en los almacenes de la agencia C. Stein, en el puerto de Livorno y mientras se tramita la documentación presentada (permisos de exportación de la Dirección General de Aduanas, certificados de la Real Academia Española de BB.AA. en Roma , documentación consular, seguros, etc..), el día 9 de mayo de 1905 la expedición con los 14 bultos que contienen las diferentes piezas de la mesa de altar, embarcan en el vapor ‘Cabañal’ iniciando así la singladura que le llevará a Cádiz.

Esta primera expedición fue asegurada en la General Marine Insurance Company of Dresden, LD. por la cantidad de 56.000 fr.

Como curiosidad comentaré que el buque ‘Cabañal’ fue construido en el año 1893 en los astilleros M. & Mac Coll Ltd. de Belfast, Irlanda del Norte, Reino Unido. Los mismos astilleros donde, años más tarde se construyó el malogrado ‘Titanic’... pero con mejor suerte. Se botó con el nombre de ‘Wazzan’.

En 1902 el buque es comprado por la Compañía Valenciana de Navegación tomando el nombre de ‘Cabañal’ en honor a un barrio valenciano. Fue desguazado en Génova el año 1928.

Todos estos trámites, tan perfectamente organizados y coordinados, para el buen éxito de las diferentes expediciones no hubiesen sido posible sin la aparición en escena de una mente ágil y dinámica de prodigiosa inteligencia. Me refiero a José Luis Gallegos Arnosa, de quien hablaremos mas adelante.

El día 20 de mayo del año 1905 el vapor ‘Cabañal’ arriba a puerto, con su preciosa carga dispuesta a sorprender por su belleza a las retinas inquietas que ilusionadas la esperan. Se descargan los bultos en la mañana del día siguiente, pero por problemas burocráticos no se pueden retirar pues, según la agencia C. Stein, no estaban listos los certificados de la Dirección General de Aduanas de España por lo que, para su protección, fueron depositadas en una balandra.

Una semana más tarde son despachados los 14 bultos y facturados en ferrocarril con destino a Jerez. Las cajas son depositadas en el templo el día 30 de mayo del año 1905.

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