Daniel Day-Lewis descolla en su cita con la Berlinale
Tras vibrar con los Rolling Stones, el mejor cine llega al Festival de Berlín con el film 'There will be blood'
La película Pozos de ambición, de Paul Thomas Anderson, acaparó la primera jornada de competición de la Berlinale, apuntalada en un grandioso Daniel Day-Lewis encarnando la maldad del capitalismo petrolero: "Hacer un film es como perforar un pozo petrolífero -declaró su director, ganador del Oso de Oro en 2000 por Magnolia-. Uno no sabe si saldrá algo, pero sigue perforando, como si le fuera la vida en ello". Anderson, candidato a ocho Oscar con esta película, dejó claro que lo suyo no es la falsa modestia: "Por supuesto esperamos todos los Oscar, incluso aquellos para los que no somos candidatos", bromeó.
Pozos de ambición -principal rival del No es país para viejos de los hermanos Cohen en Los Angeles- descansa en la poderosa espalda de Daniel Day-Lewis Day -otro viejo conocido de la Berlinale, ganador de un Oso de Oro por En nombre del padre-: "Por favor, borren de su cerebro todo lo que han leído o escuchado de mí", suplicó, ante el alud de preguntas sobre sus impactantes interpretaciones.
Las compañeras de jornada de Pozos de Ambición apenas pudieron darle réplica. Black Ice, segundo trabajo del finlandés Petri Kotwika, cuenta la historia de una esposa que, ante la infidelidad de su marido, adopta una falsa identidad con el fin de reconocer a su rival, sin sospechar que entre ellas nacerá una amistad. Por su parte In Love we trust, del chino Wang Xiaoshuai, sorprendió por su estilo occidentalizado y por abordar el tema de la donación, con seriedad y sin lloriqueos.
En la sección Berlinale Special, Neil Young presentó CSNY-Déjà Vu, sobre la gira por EE.UU. que hizo en 2006 y cuyo principal objetivo era "abrir un debate" sobre el sinsentido de las guerras. La película sigue la gira desde la perspectiva de uno de los tantos periodistas que siguieron la guerra de Irak como "incrustados" en el ejército estadounidense.
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