Un dibujo espectacular que es mucho más
Diario de las Artes
PACO MÁRMOL
Galería La Vera Cruz
VEJER
Esa verdad de lo absolutamente sencillo
José Hinojo, único, personal e intransferible
En lo artístico abundan demasiadas actuaciones exageradas; sobre todo, voces incontroladas surgidas de especímenes que vociferan más que trabajan. Existen muchos charlatanes de la nada que pontifican de cualquier cosa sin tener mucho que decir. Son los especuladores de manos a la espalda que practican el arte de la dialéctica sobrada sin detenerse casi nunca en los estudios donde se cuece la verdad creativa.
Son aquellos artistas o lo que sean que están contra todo y contra todos porque no saben hacer otra cosa que argumentar entelequias pero sin pararse delante del caballete y sin pelearse con la única verdad del arte: la creación. Esta jauría de no trabajadores y sí maledicentes bocazas de todo son, desgraciadamente, muchos y hacen un daño absoluto a la plástica ejerciente porque sólo levantan la voz pero crean poco.
Tienen poder de convicción entre los muchos pusilánimes que se dejan llevar por sus voces estentóreas que, al fin y a la postre, sólo se quedan en alharacas desorbitadas de dudosa eficiencia real. Estos artistas de poca enjundia creativa hacen daño porque sus exageraciones levantan especulaciones y establecen estados de opinión que afectan, en cierta manera, a bastantes de los verdaderamente artistas.
Paco Mármol siempre ha sido un artista muy respetado en la profesión. Algo que se ha ganado a pulso. Paco no es de los autores problemáticos que ponen en duda todo lo que ocurre en el arte y están en desacuerdo con todo lo que existe. No es de aquellos que antes mencionamos, los que chillan mucho y crean poco. De estos está absolutamente alejado. No gestiona banderías de ningún tipo; sólo realiza una labor callada, para él y para los estamentos serios del arte.
Por eso su valía como artista en ejercicio no es puesta en duda por nadie. Es trabajador incansable, llanero silente en medio de una selva vociferante que pretende manifestar pobres y tristes argumentos vacíos de casi todo. Por eso me gusta la obra de este pintor que, no me cabe la menor duda, es un espejo donde muchos podrían mirarse.
Es artista humilde, de los que sólo le interesa la creación pura y dura y el conocimiento general del arte. Lo demás siempre le va a pillar trabajando. Paco es de los artistas que conozco que está en posesión de un mejor dibujo. Un dibujo espectacular que conforma una realidad artística aplastante, definitiva y dispuesta para que la figuración desarrolle su más amplia dimensión creativa.
Pero Paco Mármol no sólo es un dibujante pasional marcado únicamente por los efectismos ilustrativos de un dibujo fuera de serie. Ni mucho menos. Paco, con su dibujo, crea un convincente argumentario de ideas artísticas. Con su determinante potencial representativo, Paco desarrolla los más apasionantes planteamientos conceptuales. Y es que en sus dibujos siempre existe una historia que desentraña una idea, que abre las perspectivas de un concepto que plantea muchas de las situaciones que acontecen en esta sociedad de riesgo en la que nos ha tocado vivir.
La obra de Paco Mármol no se queda en los epidérmicos episodios de una ilustración virtuosa. Es verdad que ante la magnificencia de esa línea de suma elegancia que marca su dibujo, el espectador queda sujeto al espectáculo sobresaliente de un dibujo de imposibles que él hace posible. Sin embargo, su trabajo va más allá. Es un grito sobre lo que acontece en esta sociedad condicionada y, quizás, en pleno proceso de decadencia.
Su obra posee un manifiesto sentido social; de denuncia. Por sus piezas pasa lo real y, además, mucho de lo que la realidad esconde. Su dibujo es un trasunto de lo que existe. Lo bello, lo amable, lo que suscribe esa sociedad del bienestar está sustentado en oscuros perfiles que pasan desapercibidos ante los esplendores vacíos de lo que se ve. Por eso, en esta exposición el espectador encuentra algunos de los muchos registros que se suceden en esta sociedad de consumo. Todo es una realidad transmutada en un ejercicio variopinto donde nada es lo que parece porque todo está sujeto a un proceso que oculta más que descubre.
En la exposición de la bella galería de Vejer, nos encontramos una serie de imágenes que recrean ese amplísimo sector de la sociedad de consumo. Objetos cercanos espectacularmente pintados que sirven para afianzar los intereses de un mundo hedonista, con valores esquivos y a contracorriente. Son piezas de un escaparate que está a la mano y que forman parte de ese mundo lleno de intereses prosaicos.
Paco Mármol dibuja una serie de héroes domésticos, sacados de la infancia para generar controversia conceptual y que protagonizaron un tiempo que se fue: los playmóbil, Mario Grosz, Hello Kitty, los Pitufos, los legos, Doraemon, ositos, cerditos, Pikachu... héroes que retrotraen a otra época que, quizás, fue feliz. Por eso son imágenes que sirven de efecto balsámico para transgredir la angustia que supone esa sociedad demasiado mediatizada por la horda consumista.
La muestra nos sitúa artísticamente en los poderosísimos postulados de un Paco Mármol autor de un dibujo magnífico, excelso, inteligente, lúcido, aplastante...definitivo. Un dibujo que es más que una mera ilustración, que desencadena la máxima emoción por una plástica espectacular, que envuelve de suma magnificencia artística una realidad que va infinitamente más allá de la representación feliz de una situación. Por tanto, es Paco Mármol en el ejercicio de una plástica total.
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