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Los seguros caminos de un arte preciso

Diario de las Artes

FERNANDO TORO

Sala Espacio Abierto

JEREZ

Detalle de Caballo, de Fernando Toro.
Bernardo Palomo

04 de diciembre 2022 - 02:02

La exposición de Fernando Toro en Espacio Abierto nos vuelve a reencontrar con la obra de un pintor pintor, un autor con muchísimo oficio; un oficio contundente, asentado, que lo capacita para adentrarse, con paso muy firme, por cualquier modo de expresión por complejo y difícil que este fuese. Así es y se atestigua en las abiertas posiciones plásticas que se ofertan en la sala de la calle Alvar López. Todo el mundo puede contemplar cómo el artista no se detiene en un único planteamiento, sino que desarrolla, con muchísima solvencia artística, diversas fórmulas creativas, todas con el absoluto compromiso hacia la mejor pintura. Además, hace gala de un conocimiento total de las variadas técnicas y de los numerosos episodios formales que actúan en el amplio abanico de una pintura figurativa que, en él, resulta en todo momento convincente y sin imposturas.

Y es que estamos hartos de ver exposiciones en las que existe una falta total de rigor artístico, del conocimiento mínimo del sagrado trabajo pictórico; en definitiva, del oficio seguro que sustenta, de verdad, una pintura solvente y seria. Porque lo artístico merece respeto; no surge por generación espontánea y llevarlo a la práctica exige ese conocimiento, una seguridad en lo que se hace y una ejecución del todo correcta. Fernando Toro está sobrado de conocimiento artístico porque lo aprendió desde la cuna y lo ha ido agrandando y sometiendo al más alto estamento creativo con los años de dedicación absoluta. Hoy existen muchos advenedizos que, por nada y con nada, quieren abrazar un credo para el que hay que estar preparado, muy preparado y, además, dotarlo de entidad artística. Hay que pensar que, incluso, muchas veces, titulaciones regladas y testificadas por organismos de entidad contrastada, no aseguran unos desenlaces artísticos afortunados en un camino que debe ser exigente con todo y con todos. No hace mucho, alguien escribió que el verdadero artista era aquel que estaba en posesión de una titulación adecuada salida de una institución universitaria. Craso error. El verdadero artista es aquel que posee un conocimiento total de la profesión, que sea garante de un oficio riguroso, con una técnica bien aprendida salida de donde sea, patrocinada por maestros auténticos y sin tonterías y, además, que esté poseído de ese raro aliento que genera una cualidad no aprendida. ¿Cuántos licencias en Bellas Artes son, de verdad, artistas con mayúsculas? La realidad nos viene mostrando a muchos licenciados en Bellas Artes refugiados en la seguridad de la docencia y con escasos planteamientos artísticos para formalizar un acertado y riguroso discurso plástico. El artista debe tener una formación artística, venga de donde venga, que fundamente su estamento como seguro creador con absoluta entidad. Fernando Toro es un autor con los postulados perfectamente asentados para, después, plantear, con seguridad, una realidad artística de trascendencia.

En la muestra de la sala que dirige Lucía Franco nos encontramos a un pintor total, de los que ofertan una pintura segura, consciente y absolutamente convincente. Se trata de una exposición abierta, con una clara decantación hacia los amplios desarrollos de la pintura figurativa; desde un esclarecedor dibujo hasta un gestual expresionismo, con un aporte, bien definido estructuralmente, de una escultura de evocadoras connotaciones.

Mano de pintor, de Fernando Toro.

La exposición comienza con dos espléndidos dibujos – “Sensualidad felina” -, de espectacular ejecución mediante un uso riguroso y pertinente del aerógrafo, que deja bien a las claras la fortaleza artística del pintor. Con una mayor disposición expresionista en el dibujo son “Pataíta I y II”. De acentuada personalidad, es la pintura protagonizada por caballos – “Caballos I y II” y “Caballo de la Antigüedad” – que mantienen el indiscutible sello a lo Fernando Toro. De importante significación coloristas es un conjunto de obras que manifiestan, con auténtico poder artístico, el dominio de la faceta cromática de un artista para el que la pintura pintura no tiene secreto alguno. De honda connotación conceptual es “Mano de pintor”; en ella el oficio entrañable, familiar, conocido del artista, surge expectante y lleno de inquietantes referencias en medio de una explosión cromática. Asimismo, en la muestra se presentan dos poderosas esculturas, con mayor decantación hacia posiciones menos figurativas, pero dejando abiertas todas las compuertas de la evocación.

Importante es la muestra de Fernando Toro. Se ponen en evidencia el saber y el poder de un artista sin secretos, la disposición creativa de un autor solvente que domina la situación y que sabe acomodar cualquier circunstancia al ejercicio técnico y artístico adecuado. Un pintor de los que se apoya en el conocimiento del medio para formalizar un trabajo que yuxtapone, a la perfección, continente y contenido.

Sensualidad Felina, de Fernando Toro.

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