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"Ir a Japón es como ir a El Cuervo por pan, todo es mentalizarse"

Fernando de la Morena. Cantaor

l jerezano relata la que ha sido su primera experiencia en tierras asiáticas, un viaje en el que "me han dado gloria, artística y personalmente".

"Ir a Japón es como ir a El Cuervo por pan, todo es mentalizarse"
Fran Pereira

01 de noviembre 2015 - 01:00

Trajeado y elegante. Llega puntual a su peña, en pleno corazón de la barriada de Icovesa. Allí le espera Tomás, que maneja la barra de un local plagado de recuerdos y fotografías del cantaor y otros artistas. "Tráeme una de las fotos tuyas que yo le busco un sitio", comenta a Miguel Ángel González mientras se toma un cortito. Rebosa de alegría tras ocho días en tierras asiáticas, una experiencia que no para de elogiar pues afirma que "he recibido un trato exquisito". Mientras ojea el móvil, "ya manejo bien esto de las redes sociales", comenta entre risas.

-¿Qué tal la experiencia en Japón al ser la primera vez? -Ha sido inolvidable, excepcional, porque iba con mucha ilusión pero al comprobar el trato que me han dado, cómo me han apoyado, cómo esas personas entienden de flamenco y buscan el de la raíz, ese es el que le gusta a ellos, y se emocionan y lloran con la carita abajo. En todos los conceptos demuestran total y absoluto cariño. Es una maravilla y vengo alucinado.

-¿Se arrepiente de no haber ido antes?

-Claro, visto lo visto sí. Antes de esta vez tuve proposiciones, pero nunca me he decidido. A Estados Unidos sí llegué a ir pero a Japón no, porque mi temor era estar tantas horitas ahí arriba y los meneos que suelen haber allí por desgracia. Pa Terremoto los de aquí, que cantaban más puro que nadie (risas). Dudé siempre hasta que ahora, a los 70 tacos me he decidido y ha sido una experiencia inolvidable.

-¿Dónde habéis estado y cuántos días?

- Bueno, nos fuimos Domingo Rubichi a la guitarra, Ali de la Tota a las palmas y yo, y hemos estado allí ocho días más dos de viaje entre ir y venir, y actuando en distintas ciudades, en Fukuoka, en Osaka y en Tokio.

-¿Y cómo fue el viaje?

-Pues mira, volamos desde La Parra hasta Madrid y luego de Madrid cogimos un avión hasta Frankfurt. Desde allí hasta Tokio, once horas y media ahí arriba y los derivados anteriores que fueron bajar y subir cuatro veces (risas). Con lo jiñao que soy yo, pero eso me lo he tragao (risas). Llegamos a Tokio y nos llevaron a un hotel de cinco estrellas, olé, juntito al aeropuerto. Visitamos un poquito aquello, cenamos opíparamente, nos dieron gloria bendita, y al día siguiente cogimos un avión para el sur de Japón, concretamente a Fukuoka. Allí hacía calorcito, y bueno, nos hicieron una recepción y fuimos a la sala donde íbamos a actuar al día siguiente, 'Los pinchos', que había dos cocineros japoneses de ole, pa ponerlos aquí de chef y darle todas las estrellas del mundo. ¡Cómo comimos! Nos hicieron una paella, un arroz en su tinta, unas ensaladas y una carne de ternera tierna como el agua. La primera actuación me salió muy bien, la verdad, aunque está mal que yo lo diga, pero fue así, y bueno, en el resto también me he encontrado cómodo y sobre todo muy a gusto allí con esta gente.

-Aparte de la comida, ¿qué es lo que más le ha llamado la atención de su estancia en Japón?

-El comprobar que eran unos seres humanos increíbles, con una cultura ancestral porque entienden la gracia, entienden lo puro, todo eso se lo beben, y vibran con una frasecita, con un momento de apoyo…He pasado ratos divinos.

-¿Es tanto el respecto que tienen al flamenco en Japón como dicen?

-Respeto no, más que respeto. Al que le guste el flamenco en esa tierra lo siente, porque he notado que a las galas en las que hemos actuado iba gente experta en esto, sabían lo que es una seguiriya, una malagueña, un taranto…Son gente entendía en la materia.

-Por lo que dice, ¿se ha llegado a sentir como una estrella?

-Sí, a mí me han dado un sitio y un lugar excepcional en todos los aspectos, ya no sólo a nivel humano, sino también a nivel artístico, valorándome, y en el trato. Creo que recíprocamente nos hemos explicado, con la palabra, gestos y el comportamiento, todo.

-Qué pena que esté tan lejos...

-Sí que es verdad, aunque yo iba rumbo a lo desconocido, pero con ilusión. El viaje es muy cansino, pero luego te das cuenta que aquello es una panacea. A mi edad ha sido una experiencia inolvidable, es una bendición.

-O sea que en su caso se cumple esa frase que utilizan muchos artistas: 'Menos mal que está Japón...'.

-(Risas) Bueno, eso es como el que va a El Cuervo por pan, te tienes que mentalizar de esa manera (risas). La verdad es que está lejillos y a mí lo que me da coraje es bajar y subir tantas veces con el avión, porque ya después el último trayecto hasta Tokio se hace largo, te tienes que levantar porque se te hinchan las piernas, dar paseítos por allí…En fin, yo me ponía a ver mi pantallita, me tragué tres o cuatro películas. Ya la vuelta es diferente, uno viene con otro ánimo, tiene el sentido puesto en que va a llegar a casita.

-Y a todo esto, ¿cómo ha llevado un gitano de Santiago eso del jet-lag?

-Menos mal que allí están en to. Yo advertí que cuando fui a Estados Unidos anteriormente lo pasé regulín, regulán de la vera, vera van, porque me atrincó el jet-lag plenamente. No podía descansar y eso lo noté. Pero en Japón, como están en todo, me buscaron unas pastillas pa dormir. Te tomaba una y no te hacía mucho efecto, pero te tomabas dos y pum, cinco o seis horitas tieso. Luego te despertabas, te duchabas y estabas como un toro, nuevo (risas).

-Viendo todo lo que cuenta, ¿repetirá en breve?

-No lo sé, yo creo que sí, y como decían los gitanos antiguos, 'he dejado buen dejo', la bandera del pabellón nuestro, el de nuestra tierra, Jerez, ha quedado en alza y mis esperanzas son esas. Más tarde o más temprano repetiré, porque he dejado una poquita de huella de lo que significa en este arte el flamenco en sí, el de nuestra tierra.

-¿Valoran más a lo que viene de Jerez¿ ¿Lo ha percibido?

-A nosotros nos jaleaban, y eso también lo tienen adquirido. Decían 'Viva Jeré', pero además cuando tenían que decirlo y con un vocerío. Y yo decía 'vivan ustedes'.

-Da pena que aquí en España no se valore igual el flamenco, ¿no?

-Mira, yo tengo 70 tacos, como he dicho antes, y creo que tengo conocimiento sobre esta base, y alcanzar como esta gente lo ven, lo respetan y lo valoran es complicado. Ellos lo sienten y eso se palpa ahí arriba. Tú te quejas por seguiriyas y ellos lo perciben y eso, al menos para mí, tiene un valor increíble.

-¿Es comparable a algo aquí?

-En los lugares en los que hemos actuado no eran teatros, eran salas en las que cabían como máximo 120 personas. O sea, el público era muy selecto. Eso es difícil encontrarlo aquí.

-¿Le ha cambiado un poco la manera de ver algunas cosas después de esta experiencia?

-Bueno, no sé si cambiar la manera, pero sí te da una autoestima grande. El 'Ministerio del Interior' tuyo te lo alza, aunque sin salirte del tiesto porque tampoco soy persona de ello, pero sí es verdad que la moral te la pone en un sitio muy específico. Te crees tú mismo que sigues siendo capaz de abrirte y dar señales inequívocas de la cultura nuestra, de nuestra tierra.

-El hecho de ir a Japón con dos 'toreros' como Ali de la Tota y Domingo Rubichi, que ya sabe lo que es aquello, también es para tenerlo en cuenta...

-Hombre, eso es básico porque cuando vas rumbo a lo desconocido es bueno ir con personas a las que conoces. El Ali ha sido un no parar de reírme ni un minuto. Cada dos minutos estaba diciendo las cosas suyas de ángel. Pero bueno, también es una persona que sabe estar en los sitios, eso te da un margen de confianza grande. Luego, llevar un tocaor como Domingo me hace sentirme muy confiado y muy bien.

-Imagino que acostumbrado a pasear por Jerez y conocer a casi todo el mundo, cuando va a una urbe como Tokio, ¿qué es lo que más le ha sorprendido?

-A mí la cantidad de gente que había, se forman unos tinglaos en los pasos de peatones que no veas. Luego por la noche está todo iluminado, es alucinante. Guardaré en mi memoria, mientras perdure en este mundo ese viaje y la estancia allí.

-Cambiando de tema, el gobierno municipal habla constantemente de convertir el flamenco en una industria , ¿cree que será posible de alguna forma que Jerez viva del flamenco a todos los niveles?

-Yo tengo una opinión al respecto, y te digo que el Ayuntamiento está tieso, como estamos tos. Entonces, tomar otra medida que no sea apoyarlo monetariamente no es posible. En general los políticos se sirven del flamenco pero después el flamenco es patronato de la orfandad, siempre está huérfano, por mucho que digan que se apoya, porque claro, algún apoyo tiene que tener. Generalmente todos los políticos se sirven de él hasta que le sea beneficioso, ahora bien, que haya un apoyo total a esta cultura conocida en todos los confines del mundo como es el flamenco, yo personalmente no lo veo, ni creo que viniere en el pretérito que le perteneciere. Ojalá me equivoque. Si eso fuera así, que apostasen por esta industria, estoy convencido de que habría currelo pa todo el mundo.

-Quizás ahí se ha dado un paso atrás, porque antes las bodegas daban mucho trabajo a los artistas de Jerez...

-Es cierto, me acuerdo que yo, de 31 días que tenía el mes hacía 20 fiestas. O bien en Williams o en Domecq, o en González Byass. Alfonsito Roldán, que era relaciones públicas de Williams, nos daba muchas fiestas y había cenas flamencas que le decían. Eso se podría dar, y ofrecer al turista una cosa buena, que no se sienta engañado.

-Usted ha nacido en Santiago, se ha criado y crecido allí. Ahora cuando ve cómo lo han 'ocupado', ¿entiende que está en una situación crítica?

-Yo suelo pasar poquito por allí porque tampoco me es necesario, pero me duele mucho que nuestro barrio esté ocupado por quien no debieren. Desde aquí ruego a las autoridades, o a los que les corresponda, que hagan una limpieza, que eso vuelva a tener las raíces propias que siempre tuvo, al igual que San Miguel. Sería bueno eliminar todo lo nocivo para que el barrio vuelva a ser lo que era, ha sido muy importante en nuestra cultura.

-Esta semana ha dicho la Organización Mundial de la Salud que alimentos como el jamón o la ternera son cancerígenos, ¿qué opina de eso?

-Uff, no estoy nada de acuerdo. Mira, la brinza, que es carne en caló, es una maravilla que manda Dios. Hombre que quizás no sea lo mejor tomar todos los días ternera, que tampoco tenemos pa ternera todos los días, pero esporádicamente es una maravilla. Y si hablamos del jamón….Cómo va a ser cancerígeno el jamón, eso es pa los dioses, to los huesos del cuerpo te los pone en tu sitito, eso no puede ser malo. Si es así, dame veneno.

-Hace unos meses la alcaldesa habló de prolongar las fechas de la zambomba hasta Reyes. Como artista y como jerezano, ¿qué opinión le merece?

-Bueno, las zambombas empiezan ya en noviembre y tienen su tiempo. Ahora ha tomado un boom muy bueno, pero hasta enero….No sé, aunque doctores tiene la iglesia. A mí me parece que como está, está bien, alargarla más no sé si sería cansino o poco conveniente.

-Ahora que está de moda sacar disco, ¿para cuándo el suyo?

-Mira, hubo un momentillo en el que hubo opciones, recabar actuaciones mías y hacerlas en directo, pero se quedó ahí. Mi deseo es poderlo hacer antes que me ponga más viejales y esto (se señala la garganta) no funcione. Me hace ilusión algo nuevo, pero y se sabe cómo está la industria, si quieres un disco te lo tienes que costear. Antes por lo menos se cubrían gastos, pero hoy eso ha cambiado. Aún así lo vamos a intentar a ver si es posible.

-Ahora llegan unos meses malos para el artista ¿no?

-Bueno, ahora vienen las zambombas y lo que hace la gente es invitarte (risas). Sí que voy a estar en la que está organizando Domingo Rubichi para la Federación de Peñas. Me ha invitado y bueno, le he dicho que sí, si es muy buena gente y toca muy bien la guitarra. Por lo demás, poca cosa hay.

-Usted ha trabajado mucho con Manuel Morao, al que quieren nombrar hijo predilecto de la ciudad. ¿Es una decisión justa?

-Sí señor, opino que ese señor, ese gitano y ese artista se merece todos los parabienes del mundo, porque ese sí que ha paseado por todos los confines de la tierra y con los más grandes la cultura de Jerez. Además, me parece muy bien que sea en vida, todos los reconocimientos que pueda tener un artista a través de su trayectoria que se lo den en vida. Lo tiene más que merecido.

-Bueno, para terminar, ya que tanto le ha gustado Japón, imagino que habrá aprendido a decir algo...

-Arigato, que es gracias (risas), o como decía el Ali, que decía el gato del Ali (risas).

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