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Ligeros de equipaje y con el tiempo casi justo para llegar a Madrid para rendir homenaje a Moraíto. Desde primerísima hora de ayer, la estación de trenes jerezana fue un auténtico hervidero. Un reguero de arte y artistas flamencos convocados para participar en las dos galas que en las noches de ayer y hoy acoge el madrileño teatro Coliseum, en plena Gran Vía, en memoria del llorado Manuel Moreno Junquera 'Moraíto', que dejó este mundo hace apenas medio año de forma prematura después de una terrible enfermedad. Se trata del tributo que la capital de España, tras la inolvidable cita de noviembre pasado en el palacio de los deportes de Jerez, rinde a la ya legendaria figura de la guitarra jerezana. Una inigualable ocasión para que sus propias compañeros vuelvan a poner de relieve la dimensión de su toque y el valor de la herencia de la que es digno legatario su hijo mayor, Diego del Morao, que tampoco falta en el cartel de un evento muy emotivo que nadie se ha querido perder. Un programa de ensueño, con prácticamente todas las grandes estrellas del firmamento flamenco contemporáneo, que lógicamente ha agotado todas las localidades que se han puesto a la venta para las dos citas previstas en una ciudad, Madrid, en la que Manuel fue tan querido y admirado como lo pudo ser en su propia tierra natal. Nuevamente, ha quedado más que patente la manera tan especial con la que el flamenco en general y su barrio de Santiago en particular se han volcado con un artista genial y una persona que todos coinciden en calificar como inolvidable. Y también el gesto noble hacia su familia, a la que se ha destinado íntegramente la recaudación obtenida por estos tres espectáculos multitudinarios.
Con un Alvia Jerez-Madrid hasta arriba de flamencos de largo recorrido, fue Jesús Méndez el primero en definir con gracia y acierto la ingente expedición jerezana que salió de la plaza de la Estación y desembarcó, tres horas y cuarenta minutos después, en Atocha: "Vaya soniquete que lleva este tren...". El joven cantaor, casi recién llegado a su tierra tras prácticamente un mes en Japón, no ha querido faltar a un sentido homenaje al que por cuestiones de trabajo no pudo asistir en Jerez. Esta vez, Méndez y muchos otros también se han sumado a unas tablas que anoche volvieron a partirse por la gloria de Morao con un Coliseum literalmente a reventar. Desde la Niña Pastori, pasando por Miguel Poveda, Diego Carrasco, El Torta, Vicente Soto y Fernando de la Morena, nadie quiso faltar a la velada prevista para anoche en la Gran Vía madrileña. Hoy, será el turno para otro elenco flamenco de 'champions league' conformado por estrellas del firmamento 'jondo' como José Mercé, Manolo Sanlúcar, Tomatito, Gerardo Núñez, Carmen Linares y El Cigala. Todos entregados al recuerdo íntimo de la persona, el amigo, y el artista. "No nos creemos que estemos aquí, que vayamos camino de otro homenaje a Manué", decía Curro Carrasco a Jesús Méndez en la cafetería del tren, el vagón con más arte que nunca antes conoció la Renfe. "Aquí estamos, parece mentira pero es así, se nos fue", le contesta entre el traqueteo del viaje el pariente de La Paquera. Al fondo, otro grupo de flamencos hace compás, haciendo más liviano el recorrido. Están Juan Diego, Carlos Grilo y Antonio Fernández y, de repente, aparecen también tía Curra y tía Yoya, dos monumentos entre calles Nueva, Cantarería y Marques de Cádiz, el perímetro donde también nace el duende cada día. "Pon ahí que somos las mujeres mayores del Arco de Santiago", nos dicen ante la mirada de Agustín, el dueño de esa 'parroquia' flamenca, patrimonio material jerezano, a la que cada mañana acudía Morao. "Tú, éste, aquel... Todos tienen anécdotas y vivencias con él, pero es que lo mío era un diario, es que no sabría por dónde empezar...", rememora el bueno de Agustín, que se ha lanzado a cerrar por unos días su bar del Arco de Santiago para "seguir disfrutando de él". "Fíjate si fue grande que nos sigue haciendo disfrutar aunque ya no esté con nosotros; estamos aquí dos días y hay que pasarlo bien", asegura con una filosofía tan simple como precisa y atinada.
Parada en Córdoba, paso por Despeñaperros, Ciudad Real... Los 600 kilómetros entre Jerez y Madrid se recorren volando. "Estos trenes ya no son los de antes...", comentan en la reunión flamenca de la cafetería. El vino de Jerez, casi de estraperlo, no falta, aunque algunos a esas horas aún le hinquen el diente a medio mollete con tomate y aceite al más puro estilo Gitanería y un café bien cargado. Ni los flamencos ni los periodistas de prensa escrita fueron amigos de los madrugones.
José El Bola, Pepe del Morao, El Quini, Enrique 'el Zambo', Gregorio, El Chícharo, El Bo, Rafael, Fernando de la Morena... Arte a raudales que "va a Madrid sin ganar nada, todo lo contrario: a darlo todo por él", resumen. "Lo de Jerez fue increíble, todo el mundo que subió al escenario estuvo bien", insiste Curro, que también forma parte del dúo Navajita Plateá. "En Madrid se le quería mucho también", apunta Méndez, mientras se suceden las instantáneas de unos con otros. Buen ambiente, algún que otro arranque a compás y risas como bálsamo para sobrellevar la pérdida, las ausencias. "Sácame con dinero", pide a su manera Juan Moneo 'El Torta' a Miguel Ángel González, cámara en ristre. El vagón del Alvia se cae de la risa. No puede haber más arte en menos espacio y mejor excusa que el recuerdo a un grande que nos dejó tan pronto para esta reunión flamenca cabal y excepcional. El espectáculo debe continuar.
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