Los poemas como relámpagos de Juan Bonilla
El escritor jerezano reúne en un solo volumen, titulado 'Poemas', toda su poesía
'Mira por dónde', no hay lugar pequeño
Cor Scandicus de Barcelona, en Jerez en noviembre
"Los poemas los he ido escribiendo como relámpagos, se me presentaban así, como una imagen repentina" ha dicho Juan Bonilla (Jerez, 1966) con motivo de la edición de toda su poesía -treinta años y seis libros- en un solo volumen titulado 'Poemas', incluido en la colección granadina de La Veleta, que dirige Andrés Trapiello.
A partir de esa primera imagen, "me ponía a elaborar el poema y no han sido pocas las veces que llegaba al papel ya con el poema completamente escrito en la mente", ha explicado, para añadir sobre su obra poética: "Seis libros en treinta años significa un libro de versos cada cinco, y teniendo en cuenta que ahora hay poetas de veintipocos años que ya tienen diez libros premiados y publicados, podría significar que soy un autor muy perezoso, lo que no deja de ser cierto; pero bueno, también he estado haciendo otras cosas", ha señalado en alusión a sus novelas, sus libros de relatos y de ensayo y su labor periodística.
Sobre sus poemas, ha asegurado que cree que poseen las señas de identidad de la poesía que le gusta: "Cierta levedad, humor, une melodía áspera, reflexión acerca de lo poco que somos y lo milagroso que es estar vivo, canto de las cosas cotidianas, Unamuno más que Juan Ramón Jiménez, Manuel Machado más que Rubén Darío".
"No creo que la poesía tenga temas propios, y en eso, por lo que veo alrededor, me parece que se le cortan un poco las alas al pensar que hay temas poéticos y temas que no lo son. Entre los míos, hay un poema sobre Nadiuska y un poema sobre el estadio del Liverpool, un combate de boxeo entre la alegría y la tristeza y un poema que imita la gala de los Oscars, una lista de las cosas que tendríamos que meter en un cohete para decirles a los extraterrestres quiénes somos y una parodia de 'Blade Runner'", declara.
Para Bonilla, "la forma poética es extraordinariamente flexible, se puede hacer un poema imitando el prospecto de un medicamento o el menú de un restaurante, en cuanto a lo formal es de una riqueza evidente, pero en cuanto al fondo no sé por qué se tiene la idea de que hay temas más poéticos que otros. En realidad no los hay y a la vista está que unas cebollas pueden ocasionar un poema más hondo que un desamor".
Y también ha aludido al ámbito moral: "La poesía, como la fotogenia, tampoco tiene que ver con el bien, sino con la belleza; la pobreza por ejemplo es muy fotogénica, aunque no sea nada buena. Ojalá la poesía nos hiciera más buenos, pero sólo hay que conocer a unos cuantos poetas para darse cuenta de que leer toda la poesía del mundo no les ha hecho mejores personas".
El libro se abre con una cita de Lee Marvin, de su canción 'Estrella errante': "Como en otros libros míos es una cita apócrifa, me gustan esos juegos, me encanta que citen con el nombre de otro algo que sólo pudieron leer en un libro mío; ya me pasó con 'El que apaga la luz', cuya cita inicial le asigné a Somerset Maugham y se ha citado a menudo como suya sin citarme a mí".
Sobre la cubierta de su -hasta ahora- poesía completa también ha comentado con humor: "Tampoco estoy seguro de por qué Trapiello decidió colocar en la portada una foto del edificio de las Naciones Unidas. Supongo que porque en un poema digo que yo escribo poesía traducida y ¿en qué sitio se hablan más idiomas que en ese edificio? Espero que no lo haya puesto porque, como la poesía misma, es un edificio bonito e imponente que, como se ve en cada momento, ahora en Israel y Palestina, en Ucrania y Rusia, a la hora de la verdad, no sirve de nada."
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