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El concierto de Malú en el Tío Pepe Festival será una batalla ganada. Por una mujer que reconoce que ha librado mil batallas y que, en la madurez de su vida, reconoce que las ha ganado gracias a resetearse y ser capaz de ser feliz cantando. Quiere que esa noche en Las Copas sea especial porque tiene en la sangre el flamenco como forma de entender la vida y porque con sus canciones quiere que la gente le gane las batallas personales a la vida.
Mil batallas. ¿Un título de gira que es una declaración de intenciones?
Pues sí. Representa el último disco y le pone nombre a la gira. Esas dos palabras son lo que significa ese disco. En la forma y el dónde y el cuándo se hizo ese disco. Esa pandemia. Pensar donde estábamos y donde estamos ahora. Y sobre todo cómo nos hemos sentido después. Como veníamos de pelear y como después hemos seguido peleando. Al final todos estamos hechos de cachitos de mil batallas que están en nuestra piel, en nuestro cuerpo. Las que tenemos que ir librando a lo largo de la vida.
¿Perder una batalla para ganarla después?
Claro, yo libré una de las batallas más difíciles, conmigo misma. Una batalla que me llevó 25 años y que al final de todo esto vi en un click que esa batalla estaba ganada. Antes no era capaz de disfrutar a tope de un escenario ni de una grabación, de nada de lo que hacía en mi trabajo. No mucha gente lo sabe. Pero por culpa de la lesión de tobillo, la cancelación de una gira y después la pandemia, paré, y ese parón ha sido fundamental en mi vida en todos los sentidos.
¿Una batalla contigo misma?
Pues sí. Yo no había parado desde los 16 años. Y por primera vez en mi vida paré. Y me di cuenta que ese parón me hacía pensar y me hacía mucho bien. Fue un parón que me sirvió para mi cerebro y para mi vida. Vivo ese parón, vivo una lesión, vivo una pandemia, vivo una maternidad, y de esa forma vuelve la vida y veo que todo ese tiempo que había estado peleándome conmigo misma, destrozándome a mí misma y vapuleándome a mí misma yo sola, había quedado atrás, en un segundo lugar, … O sea, era una batalla que había ganado.
¿Hay batallas internas entre las canciones que interpretas?
No. Porque todas nacen de mi interior. Las canciones del último disco son mucho de mí. Todas. Todas. Sin destacar alguna. Cada historia cada canción es todo mía. Pero también tengo que decir que siempre han sido mías. Todos los discos anteriores son muy personales. Lo que pasa que cambian como cambiamos todos. Cuando 'Caos' sale, imagínate el caos que era mi vida. En ´Oxígeno´ buscaba aire. En todos los discos he querido entregarme con mis sentimientos de ese momento. Y en éste último lo importante es que gano muchas batallas.
La madre de todas las batallas. La de la vida, ¿verdad?
Es así. Simplemente por toda mi exigencia. Ese boicoteador que estaba siempre conmigo que, en cada momento te decía en tu interior que sí pero que no era suficiente. Que había que hacerlo mejor. Nunca estaba contenta. Pararme en la pandemia, me sirvió. Me dio la vida. Y ya no solo eso, ahora, subirme a un escenario es disfrutar, lo hago para ser feliz, echar toda la necesidad que llevo dentro y no sentir ese drama que a mí me generaba cada vez que había un show o un trabajo antes de esa batalla ganada.
La historia habla de la batalla del Guadalete. ¿Venir al Tío Pepe Festival es una liberación?
Pues la verdad es que estoy muy ilusionada de cantar en el Tío Pepe Festival. Jerez es un lugar en el que siempre quiero estar, quiero tocar, quiero pisar. Es evidente el vínculo que hay con esa zona desde que soy pequeña y además está muy claro el arte que se respira por cada esquina. En Jerez, el viento por las esquinas silba por bulerías. Para mí es como mi casa. Hay ciertos lugares que vas y vas a tu casa, a tu zona, a tu mundo. Y uno de esos es Jerez.
O sea, cantar son emociones muy íntimas.
Más yo que he viajado por medio mundo. Pero tengo que decir que, en estos días siento la emoción diferente de actuar en Jerez. En cualquier show el punto de responsabilidad siempre va contigo. Quieres que cada concierto sea algo especial y yo creo que eso es importante pero también es verdad que por esa zona hay ese puntito de emoción extra. Por estar donde estas, porque sabes que van a estar amigos, familiares y, sobre todo, porque estas en un lugar donde saben entender lo que están escuchando. Y sí os digo que van a haber sorpresas. Ahí te lo ponen muy fácil para que puedan aparecer sorpresas esa noche.
Pero quizás al comenzar un concierto llega el descanso del guerrero tras una batalla de preparación los días previos. ¿Cómo se vive?
Un día de concierto es muy diferente a un día normal. Yo entiendo que los días de concierto son, entre comillas, “días de concierto. No hay nada más”. Tu cabeza, tu voz, tu cuerpo, están focalizados en el concierto única y exclusivamente. Trato de hablar lo menos posible y descansar lo máximo posible. Para es soy muy pesada. No soy nada moderna en ese sentido. Sigo manteniendo esos rituales para que esa noche esté todo donde tiene que estar, el foco hay que ponerlo en el concierto.
¿Cómo cambia el frente de batalla entre lo íntimo de un disco con lo grandioso de un show?
Los shows me gustan que sean un viaje. Lo digo siempre al comenzar los conciertos. Les digo a todos los presentes que entremos en un lugar, que entremos en una burbuja. Poder irte para atrás, para delante, emocionar y sentir. Todo dentro de ese mundo de emoción que luego acaba y cuando te vayas a tu casa que te vayas con el corazón un poquito más contento. Y en el en-torno de una bodega, sus jardines aún más en modo viajero para olvidar las batallas diarias.
Y sobre la batalla librada por una voz tan singular como la de Malú. ¿Qué hay?
Ha evolucionado. A nivel vocal ha sido fundamental haber parado. Después de veinticinco años sin parar, mes tras mes, primavera, verano, otoño e invierno sin parar. Una gira. Otra. Un disco. Otro. Tu cuerpo y tu voz se resienten y lo vas notando. Este parón me dio la vida, en general, pero sobre todo para las cuerdas vocales y para mi toda mi alma. Encontrarme conmigo misma. Un reseteo que para mí fue quitarme tanta tontería de encima, tanto miedo, tanta presión y tanta exigencia. Sabes, se libera todo y puedo afirmar que con la voz ahora disfruto.
Más que con las batallas, ¿cómo se relaciona con los palos del flamenco?
Desde todo el respeto del mundo. Yo soy flamenca. El flamenco no es sólo la música. Es una forma de vivir, de sentir, una forma de ser. Me han criado así y yo así lo veo. No canto flamenco. Pero, las pocas veces que canto flamenco lo hago con mucho respeto y, lo hago entre los míos, con la puerta cerrada, con mi gente dentro y entre nosotros. Siento el flamenco como mi forma de vida y mi forma de ser. Y eso hay que entenderlo. Solo se puede explicar desde quienes lo sentimos así.
¿Lo que nos cuentan de las batallitas de las raíces de cada persona tiene sentido?
Pues no. Ahora vivimos y nos movemos por donde queremos. Paso la mayor parte del tiempo en Madrid. Más que en Andalucía. Pero me escapo mucho por Andalucía, sobre todo voy mucho a Algeciras, y desde que tengo mi niña la quiero llevar a donde yo he sido feliz. A mi playa del Rinconcillo. A Sevilla. A muchos sitios donde yo he sido feliz y seguiré llevándola cada vez que pueda.
¿La batalla de la creación del artista existe?
Nada que ver con lo que se cree. Primero tu grabas para ti misma. O sea, expresas lo que sientes. Lo que tienes dentro. Quizás es una forma de autoprotección. No pienso nunca que creo para alguien. No. Las canciones las compongo o las canto tal como las siento, tal como las vivo, como me las pide el alma, y cuando ya las tengo en mis manos libres para que salgan, las regalo para quien quiera sentirlas.
TIO PEPE FESTIVAL - MALU
Sábado 22 / Julio / 2023 - 22:15 horas
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