"Mentirijillas" sobre la Generación del 27
El escritor Manuel Bernal Romero retrata en su nueva obra "la verdadera historia" del nacimiento de este grupo literario, que el autor asegura que surgió de una invención de Gerardo Diego apoyada por Alberti
El escritor sevillano afincado en Jerez Manuel Bernal Romero, acaba de publicar el ensayo 'La invención de la Generación del 27' (Editorial Berenice, 2011), en el que cuenta, como reza en su subtítulo, 'La verdadera historia del nacimiento del grupo literario del 27", unos acontecimientos y un proceder, sin duda, sorprendentes para quienes conozcan lo que hasta ahora ha contado la historia de la literatura española del siglo XX sobre el momento en el que se pone en marcha la calificada Edad de Plata de la literatura.
En ensayo de Bernal, en el que se hace alarde de una copiosa documentación, se demuestra que "la mayor parte de los hechos que se nos han contado en torno a la celebración del homenaje a Góngora, y que dijeron les sirvió como referente y punto de partida, fueron una invención de Gerardo Diego, apoyada por el buen hacer de Rafael Alberti, que hacía las funciones de secretario de la comisión organizadora, y del resto de amigos reunidos en torno al poeta clásico cordobés. Se fraguó sobre una mentirijilla, una ingeniosa y jocosa invención que se convirtió en historia", asegura Bernal.
Fue una crónica de Gerardo Diego, escrita con la más sutil y fina ironía, desechada por falsa por Giménez Caballero para la revista La Gaceta Literaria, la que publicada en la revista Lola, creada en aquellos mismos días por Gerardo, la que dio alas a la crónica que él mismo había escrito, y que aún siendo falsa se convertiría en material de primera para la historia de la literatura. "Como la información -comenta el autor- procedía de una fuente totalmente solvente, nadie la cuestionó en ningún momento, pero tampoco los teóricos de nuestra literatura supieron interpretarla en su justa medida".
A ello hay que sumar que "por conveniencia" de la mayor parte de los componentes de la citada generación, esta "invención" se mantuvo en silencio, aunque también están recogidos en el ensayo aquellas pocas oportunidades en las que algunos de sus componentes reconocieron los hechos inventados. Aunque quizá el documento más significativo es un artículo de Gerardo Diego publicado en el diario Arriba en 1977, en el que reconoce que no se supo entender el sentido de su crónica. De la misma manera, se recogen también los artículos y cartas de autores contemporáneos que como Francisco Ayala, Machado, Ortega, Juan Ramón, etc., denunciaron qué había pasado realmente. Autores que hicieron visible su más enérgico rechazo a los propósitos de los organizadores. "Nada de eso sin embargo sirvió para impedir que triunfara la jocosa invención de Gerardo Diego", apunta Bernal.
Se cuenta además en el trabajo la posición de distanciamiento de Lorca frente al homenaje a Góngora, e igualmente se documenta con la correspondencia de sus protagonistas, las razones por las que Pedro Salinas o Luis Cernuda, dos de los autores más reconocidos de la Generación, no estuvieron en los actos que en diciembre de ese mismo año de 1927 tendrían lugar en Sevilla, y en los que bajo los auspicios del torero Ignacio Sánchez Mejías, se hizo la foto que después ha pasado a formar parte de la historia literaria. Se aclara también que la foto nunca fue realizada por Pepín Bello, como él mismo autoproclamó poco antes de morir, sino por Serrano y por Dubois, que eran los reporteros gráficos que cubrían la actualidad para la prensa sevillana.
Documenta igualmente el trabajo cómo sucedieron las jornadas sevillanas y presenta una imagen inédita de la fachada de la Real Sociedad de Amigos del País, que fue realmente donde tuvieron lugar los actos en Sevilla. Con la lectura del ensayo también puede apreciarse qué se plantearon inicialmente hacer los poetas y qué pasó en realidad, incluidas las juergas flamencas de las que participaron y que amenizó el cantaor jerezano Manuel Torre.
Un capítulo del libro se acerca también a la celebración de los actos de homenaje en Córdoba, ciudad que hasta ahora había pasado desapercibida, pero en la que igualmente se sucedieron acontecimientos en los que participaron, entre otros, Pedro Salinas. Hace también especial hincapié este trabajado ensayo en que ni en los actos acaecidos en Madrid en mayo del 27, que fueron a juicio de Rafael Alberti y otros contemporáneos un rotundo fracaso, ni en las veladas nocturnas de Sevilla en diciembre del mismo año, participaron mujeres, con la excepción de la poetisa sevillana Amantina Cobos.
Un minucioso trabajo de investigación que apremia a revisar lo que hasta ahora se conocía por historia literaria. Advierte sin embargo Bernal que estos descubrimientos, "no solo ayudan a entender mejor a los integrantes de este grupo, sino que los humaniza y acerca sin desprestigiar su obra literaria".
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