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Precoz Lámpara minera

La cantaora de Badajoz Celia Romero triunfa, con sólo 16 años, en el concurso más prestigioso del panorama jondo · El premio al baile es para la gaditana La Piñona

1. Lucía Álvarez la Piñona, natural de Jimena, embelesó al jurado por la sobriedad y belleza de su baile y se alzó con el Desplante Minero. 2. Celia Romero ganó, además de la Lámpara, el premio a la mejor minera y mejor taranta. 3. El mayor premio al toque fue para el granadino Juan Torres Fajardo, nieto del Habichuela.
Juan Vergillos / La Unión

15 de agosto 2011 - 05:00

Afinación, timbre denso y colorido, madurez, enjundia y conocimiento de los entresijos melódicos de este complejo entramado musical que son los cantes mineros. Esos han sido los valores que exhibió en la noche del sábado la joven cantaora extremeña Celia Romero para alzarse con la Lámpara Minera, máximo galardón que le otorgó el LI Festival Internacional del Cante de las Minas, sin duda el más prestigioso de los premios que se conceden en el ámbito jondo. De esta manera se impuso Romero a cantaores tan veteranos como Rafael de Utrera, que ha obtenido, no obstante, un premio por seguiriyas, o Evaristo Cuevas, segundo premio por mineras a su vez. La joven Romero, nacida en Herrera del Duque (Badajoz) hace sólo 16 años, suma a los 15.000 euros de la Lámpara, los 6.000 por la mejor minera y otros 4.500 por su interpretación de la taranta. En declaraciones a este medio, Celia Romero confesó sus próximos planes: "Voy a celebrar el premio con mi familia [que estuvo antenoche en La Unión] y luego en la feria de mi pueblo".

El premio al mejor baile por tarantos, el Desplante Minero (10.000 euros) se lo disputaban dos bailaoras habituales en los tablaos de Sevilla, la gaditana, de Jimena, Lucía Álvarez La Piñona, y la californiana Lakshmi Basile La Chimi. Finalmente fue La Piñona la que se alzó con el galardón, recogiendo La Chimi los 6.000 euros del segundo premio. Con 25 años, Lucía Álvarez es una de las jóvenes intérpretes del baile jondo con mayor proyección que, con la obtención del Desplante Minero, empieza a confirmarse. En su seguiriya, soleá con bata y taranto hubo destreza pero, sobre todo, enjundia. A su rotundidad rítmica une La Piñona depuración técnica, a su inventiva coreográfica, carnalidad. Intensa y sobria, dulce y contundente, sutil y categórica. Belleza y entrega son las claves de esta intérprete que dedica el premio a su madre, fallecida la pasada primavera.

El Bordón Minero (6.000 euros), premio mayor para el toque en La Unión, fue para el joven granadino Juan Torres Fajardo, nieto de Juan Habichuela, que tuvo un par de guiños emocionantes para el añorado maestro Enrique Morente. El premio El Filón (7.000 euros) al mejor instrumentista viajó a Cádiz en las manos del pianista Sergio Monroy.

PIÑONES Y MOSTACHONES

Este palmarés confirma en un 50% mi pronóstico (ver Diario de Sevilla del 2 de agosto). O quizá en un 100% ya que auguraba entonces que Rafael de Utrera se alzaría con el primer premio si estudiaba en profundidad un repertorio que no es habitual en él. En todo caso, el pronóstico ha sido más acertado que otros que se hicieron hace unos días y que decían basarse, no en el mayor o menor conocimiento del arte de los participantes, como era mi caso, sino en informaciones privilegiadas, tratando de desprestigiar un evento que es una institución jonda cuyo escenario ha contemplado el arte de Antonio Mairena, Paco de Lucía o Enrique Morente y en cuyo palmarés figuran con letras de oro los nombres de Canalejas, Enrique Orozco, Luis de Córdoba, Miguel Poveda, Mayte Martín o Israel Galván, por citar unos cuantos a vuela pluma. Espero que estos errores de pronónostico desautoricen, al menos por unos días, a los agoreros que cargan contra el que es sin duda el concurso jondo más prestigioso de la geografía flamenca. Y pretenden hacerlo, además, en nombre del flamenco. En todo caso, el año en que, debido a la crisis económica, el denunciar en prensa o por los juzgados al Festival de La Unión se ha convertido en un deporte para algunos, ha sido también aquel en el que el nivel artístico de los que competían era el más alto de los últimos años, lo que prueba que la Lámpara Minera no es, mayormente, un valor económico. Felicidades, por tanto, para los premiados y, sobre todo, para todos los participantes, por apostar por el flamenco, su historia, su prestigio y sus valores sentimentales, en un presente complicado en lo que al factor económico se refiere.

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