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HOY 2 de febrero leeré mi discurso de entrada en la Real Academia de San Dionisio, fecha que coincide con el aniversario de la muerte de una santa poco conocida pero no por ello menos importante. Se trata de Santa Juana de Lestonac, fundadora de la Orden de la Compañía de María Nuestra Señora, cuya presencia se muestra en Jerez a través del Colegio de este mismo nombre, de la antigua calle Collantes.
Perteneciente a una familia culta y marcada por los tiempos complicados que le tocó vivir, su padre, parlamentario, magistrado y consejero del rey, era católico y su madre, mujer muy culta, calvinista. Tuvo mucha influencia, sin embargo, en su vida su tío, el humanista Miguel de Montaigne.
Contrajo matrimonio con Gastón de Montferrant, con quien tuvo 8 hijos, quedando viuda a los 41 años, más tarde, a los 46, decide entrar en el monasterio Cisterciense de la Feullantinas de Toulouse, conocido por su estricta observancia y austeridad, a la que Juana no pudo hacer frente por lo que tuvo que abandonar, y tras un tiempo de discernimiento, perfila el nuevo instituto que tratará de llenar una carencia concreta de la Francia del siglo XVII: La educación integral femenina.
Su Proyecto educativo data de 1607 y se basa en algunas ideas calvinistas, la experiencia Ignaciana, el sistema pedagógico de los jesuitas y el humanismo de Montaigne, además de las singulares intuiciones de la Fundadora
Veremos cómo precisamente la intuición de Juana de Lestonac se va concretando a lo largo de la historia de distintas maneras, al mismo tiempo que su obra, la Compañía de María se va proyectando fuera de Francia. Por ello, será en 1650 cuando las religiosas fundan en Barcelona, siendo posteriormente el Colegio de San Fernando el primero en Andalucía, en 1760.
En 1889 la Priora de la Comunidad de la Orden de la Compañía de María de San Fernando, aceptó la propuesta del Padre jesuita Pascual Barrado de dotar a la ciudad de Jerez de un centro de enseñanza que garantizara la formación moral y religiosa de las niñas y jóvenes, en 'la casa jardín', como se denominaba la finca que el mismo religioso se encargó de buscar para que respondiera a los fines del establecimiento religioso-educativo que iba a albergar.
Aquella semilla plantada en Jerez por la Madre Mª Luisa López no ha parado de dar frutos en estos 120 años, con un Proyecto Educativo basado en la diversidad, en la capacidad de recoger de su tiempo aportaciones y trasladarlas al campo educativo, proyecto que como Santa Juana decía, se basa en "Buscar en continuo discernimiento, respuestas válidas para cada momento".
Haber trabajado durante 34 años en la 'Compañía', haber ido descubriendo a Santa Juana y la Orden de la Compañía de María Nuestra Señora me ha servido para realizar este discurso de entrada en la Real Academia de San Dionisio, a cuya sesión de esta tarde, a las 20.30 horas, me complace invitar a cuantas personas se interesen por el tema.
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