Tomás Garbizu

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Tomás Garbizu
Tomás Garbizu

Tomás Garbizu fue un músico vasco nacido en Lezo (Guipúzcoa) cuando alboreaba el siglo veinte que dedicó parte de su vida a la enseñanza e interpretación del órgano y el piano así como de la composición y el acompañamiento. Su excelente y cuidada formación académica contribuyó a formular nuevas propuestas musicales en torno a las músicas populares vascas. Ese desvelo por las tradiciones musicales del País Vasco le llevó a componer obras para txistu y piano, las que hoy tenemos a bien presentar en este espacio semanal dedicado a la música.

Para este registro discográfico se ha querido contar con la participación de uno de los virtuosos del txistu y alumno de Garbizu, José Ignacio Ansorena y la del pianista Álvaro Cendoya, quien dedicó en ésta misma serie un monográfico dedicado al autor que hoy nos ocupa.

El txistu es una flauta de pico; tipológicamente la flauta de tres agujeros es muy común en la Península Ibérica y en otros lugares del continente, aunque cada zona posee sus propias singularidades, a finales del siglo XVIII se estableció el tamaño y la forma peculiar del txistu convirtiéndose en un símbolo de la cultura tradicional vasca. De este tipo de flautas uno de los elementos que más llama la atención es su afinación, posee varias escalas de las que los buenos txistularis saben sacar un buen partido gracias a su ingeniosidad con los dedos, especialmente la gama cromática aunque debido a su tesitura a la hora de pautarlo en el pentagrama se ha de transponer.

Ansorena es un profundo conocedor de la obra de Garbizu con quien colaboró estrechamente durante años, de hecho, este catedrático de txistu del Conservatorio de San Sebastián guardó con celos los apuntes de aquella etapa en los que aparecen importantes observaciones de las obras aquí expuestas del compositor guipuzcoano.

Las primeras piezas que abren este interesante e infrecuente trabajo pertenecen a una serie llamada 'Viejas canciones donostiarras' compuestas para voz y piano, aunque en mente tuvo la adaptación para txistu. Cuando Ansorena le reclamó en alguna ocasión más obras para txistu y piano Garbizu le insistió en adaptar estas antiguas melodías.

Otra obra trascendental dentro del repertorio del músico de Lezo son las 'Suites Vascas Nº 1 y 2' de las que Ixil ixilik (corte 12) se había compuesto para trompa y órgano y adaptada posteriormente a txistu a petición del autor. Las siete piezas reunidas en las dos suites revelan a un músico de amplio bagaje que armoniza con sutileza estilos musicales de salón de amplio testimonio en el siglo XIX y principios del XX como el Contrepas, el Minuet, el Fandango Bolero y la Gavotte, entre otros.

Garbizu supo de la importancia de componer sobre ritmos quinarios: el zortziko, tan representativo dentro de la cultura vasca. En este precioso ramillete encontramos cuatro de estos ritmos quebrados, de los que dos pertenecen a género de alboradas y de autor desconocidos, los dos restantes pertenecen al subgénero de zortzicos cantados de autoría conocida.

Producto de una excursión que el compositor hizo a tierras navarras son las dos piezas de Mendiko itzala, de clara evocación pastoril que aquí bordan pianista y txistulari. Las Danzas Guipuzcoanas fueron unas piezas publicadas en el XIX en varios cancioneros, a Garbizu le apeteció revisar aquellas melodías de la que hizo una cuidada y sencilla adaptación y que aquí quedan exquisitamente testimoniadas. Como punto y final, Ansorena y Cendoya, txistu y piano, cierran este registro con Agur, jaunak! melodía de tradición europea que aparece en distintas zonas y países y de la que Tomás Garbizu hace una particular versión ornamentada.

En síntesis nos topamos con el redescubrimiento de un músico muy sincrético, muy intuitivo y versátil y, a su vez con dos músicos Ansorena y Cendoya que han sabido retratar con esmero sus principios musicales.

Grabación histórica que merece la atención tanto de los amantes de la música clásica como de los interesados en el folklore norteño.

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