Tierra de nadie
¿Por qué?
XIII Congreso de la Fundación Caballero Bonald
Releer es la seguridad de no perder el tiempo”, aseguraba Castilla del Pino. Una sentencia que el catedrático de filología griega de la Universidad Complutense de Madrid, escritor y traductor, Carlos García Gual, lanzó durante su discurso de apertura ayer del XIII Congreso de la Fundación Caballero Bonald, dedicado este año a ‘Releer a los clásicos’. Una cita que previamente fue oficialmente inaugurada por el delegado de Turismo, Cultura y Fiestas, Antonio Real, con ausencia de la alcaldesa, María José García-Pelayo; el escritor José Manuel Caballero Bonald, y las delegadas provinciales de Cultura y Educación, Yolanda Peinado y Blanca Alcántara, respectivamente. Un congreso que para Bonald supone un paso más para eliminar “los prejuicios hacia los clásicos, a los que hay que acercarse si queremos empezar a enriquecernos con los más eminentes paradigmas de la historia de nuestra literatura”.
El autor fue presentado por el doctor en filología clásica, profesor y amigo de Gual, Francisco Antonio García Romero, que destacó de su “admirado”, que es un hombre que estaba al principio “inextricablemente ligado al estudio de la diátesis del verbo griego, pero también de modo mucho más agradable -perdón don Carlos- a la lectura de los mitos, en aquel precioso libro de la editorial Taurus con el que me acerqué al armenio y platónico, al sufrido Jasón o al experto Tiresias”. “Hoy (ayer para el lector) -añadió- podemos disfrutar de uno de nuestros grandes profesores de Humanidades. Lo avala el trabajo de toda una vida dedicada al estudio y la defensa de lo que los griegos llamaban paideia y los latinos humanitas. Porque las humanidades educan a la juventud, deleitan a la vejez, realzan los momentos felices, ofrecen refugio y consuelo en los tristes, agradan en casa y no molestan fuera, pasan la noche con nosotros y nos acompañan en los viajes y hasta en el campo”, Cicerón dixit.
Y qué más clásico que un clásico como la ‘Odisea’ y las aventuras que acaecieron a Ulises en su regreso a casa, a lo largo de los 20 años que duró el viaje. Y las contó García Gual como si el propio Odiseo se las hubiera relatado a él. No es para menos, ya que el profesor lleva medio siglo hablando de estos 13.000 versos, “así que ambos tenemos cierta familiaridad”, dijo sonriente, y calificó esta obra como un “clásico fácil, el que más veces se ha editado, con dibujos para gente joven, con él que se puede empezar la lectura. Hay que seleccionar los clásicos conforme a la edad”. Leer clásicos como la ‘Odisea’ o las tragedias griegas o los dramas del Siglo de Oro “es hoy todavía una lectura vivaz, no arqueológica. Leemos para nosotros mismos, para ver la belleza del mundo y la inmensidad de la vida. Creo que los autores clásicos no son difíciles, ni lejanos, pero hay que acercarse a ellos con tiempo y serenidad, algo que a veces no tenemos”, aseguró.
Y en su ‘introducción’ de Ulises a los presentes, “un héroe especial”, hizo Gual un perfecto resumen de sus aventuras. Un polytropos, hombre de las muchas vueltas, fiel a Ítaca, astuto, cuyo único objetivo era regresar a casa. Un “pobre aventurero” que tuvo que luchar en tierra extraña durante años y que los dioses le pusieron el regreso muy complicado. Ulises, “el gran señor de las palabras”, a quien su perro moribundo Argos reconoció nada más llegar a casa, después de 20 años de ausencia. El pobre animal ya pudo morir tranquilo. Sin duda, “un clásico que invita a su relectura”. Porque muchos de los que se embobaron con las palabras de Gual se quedaron con las ganas, y aquí quien escribe también, de vivir más aventuras de Ulises, que mentiras o verdad, son un clásico de lo más actual.
También te puede interesar
Lo último
Tierra de nadie
¿Por qué?
Tribuna Económica
José Ignacio Castillo Manzano
La financiación autonómica, ¿Guadiana o Rubicón?
La tribuna
Voto de pobreza
No hay comentarios