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Ventanas de la vera cruz en el Villamarta

Tribuna libre

Juan Luis Sánchez Villanueva /

03 de marzo 2016 - 01:00

EL 16 de febrero último participé en una mesa redonda que el Ateneo de Jerez organizó para hablar de la situación del Teatro Villamarta. Comenté que en el actual edificio del teatro hay seis ventanas barrocas que pertenecieron al desaparecido convento de la Veracruz. Isamay Benavente, directora del Villamarta, y que también participaba en la mesa redonda, mostró interés por conocer esa información al completo, pero el Festival de Jerez reclamaba su presencia en una de sus muchas actividades. Sirva este escrito para que tanto ella como otras personas sepan dónde se encuentran esas ventanas.

La primera información la descubro en la página 570 de una guía de Jerez cuando habla del recién construido Teatro Villamarta:

"En la fachada norte, calle de Fermín Aranda, se han empleado, por deseo expreso del arquitecto, seis ventanas barrocas de cantería, que estaban en el piso alto del claustro del convento de la Vera Cruz, en cuyo solar se levantó el teatro".

En la fachada del Villamarta que da a la calle Medina (entonces Fermín Aranda) hay unos treinta vanos entre balcones y ventanas. Los seis huecos que buscamos están en la primera planta. Tienen en el centro del dintel una cabecita alada, un querubín que pasa desapercibido porque llama más la atención el motivo decorativo barroco que hay encima, al que le han añadido la V de Villamarta. Todo ello de cantería; también la moldura, con entrantes y salientes, que marca la silueta de cada ventana.

Para buscar más información me voy al Archivo Municipal de Jerez. Teodoro de Anasagasti, que era el arquitecto antes mencionado, redactó el 27 de enero de 1926 un pliego de condiciones para el derribo de la finca n.º 2 de la calle Medina y 1.º de la plaza de Veracruz, propiedad del marqués de Villamarta. Voy a destacar unos fragmentos del artículo 6º de ese pliego de condiciones:

"Pertenecerán al Excmo. Sr. Marqués de Villamarta (…) las guarniciones de las seis ventanas, los veintidós capiteles y las impostas (…) Las piedras de las ventanas se numerarán de modo que no haya confusiones al colocarlas en el nuevo edificio (…) Los sillares se apilarán en el patio contiguo al solar donde se va a construir el teatro, junto a la bodega".

El 10 de enero de 1927, a las once de la mañana, en el solar antes citado, se reunió una serie de autoridades para colocar la primera piedra del futuro Teatro Villamarta. El secretario del Ayuntamiento certificó en el acta la presencia del Presidente del Consejo de Ministros, Miguel Primo de Rivera; del conde de Guadalhorce, ministro de Fomento; del alcalde interino, José Luis Picardo; del marqués de Villamarta, Álvaro Dávila y Ágreda; de Teodoro de Anasagasti; de Rafael Esteve…

Se depositó una caja de plomo que contenía un pergamino, un ejemplar de los periódicos de la ciudad, las monedas en circulación, así como dos botellas de vino generoso de Jerez. Llegaron los discursos de las autoridades y luego los brindis. Una vez redactada el acta, firmaron las autoridades presentes. Antes de marchar, Miguel Primo de Rivera, tuvo un gesto populista y brindó una copa de jerez por los obreros e hizo que firmaran el acta el encargado Alfonso Charlán Rey y los albañiles Andrés Páez Ruiz y Baldomero Labrador Hermoso.

En el presupuesto que el contratista Luis Garrido Martín presentó para la construcción del Teatro Villamarta, no solo quedan reflejados los salarios de los albañiles anteriores, sino que también podemos leer:

"Colocación de jambas y dinteles para una puerta y 6 ventanas de piedra, sillería que existe en un departamento propiedad del Excmo. Sr. Marqués para la fachada de la calle de Medina incluido arrastre y reparación: 2.100 pesetas".

Aprovecho estas líneas para reivindicar un Teatro Villamarta siempre abierto. Si la Fundación Teatro Villamarta tan sólo organizara el Festival Flamenco de Jerez, bastaría con ello para que no se cerrara. El Festival de Flamenco, año tras año, y ya van 20, va dando muestras de su innegable éxito, por la calidad de sus espectáculos, por la repercusión publicitaria de Jerez en el resto del mundo, por la promoción del flamenco, del patrimonio (Alcázar, Sala Compañía, Claustros de Santo Domingo, Mercado de Abastos, Convento de San Agustín, Museo Arqueológico)… También, y hay que decirlo alto, por el impacto económico que tienen en la ciudad todas las actividades que rodean al Festival de Jerez: cursos y talleres de baile, de cante, de guitarra, peñas, tiendas de ropa flamenca y sus complementos, hoteles, restaurantes, tabancos… No sé si será mucho o poco, pero ¿esos beneficios económicos que genera indirectamente la Fundación Teatro Villamarta los tiene en cuenta esa Ley de Sostenibilidad Pública que nos ha cerrado el Teatro?

Felicito a Isamay Benavente y a su equipo por todos los éxitos conseguidos, y los que vendrán, aunque no sean valorados por esa Ley, porque el Villamarta no se cierra.

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