"Es apasionante reconstruir el pasado de ciudades que te marcan en el presente"

María Dueñas. Escritora

La puertollanera sale de su zona de confort para dar forma "a mi obra más arriesgada, tenía menos referentes".

María Dueñas, libro en mano, posa en la bodega Los Apóstoles de González Byass antes de la entrevista.
María Dueñas, libro en mano, posa en la bodega Los Apóstoles de González Byass antes de la entrevista.
J.P.L.

17 de marzo 2015 - 05:00

Cuando llegó a los 45 años, María Dueñas (Puertollano, 1964) pudo respirar tras sacar la tesis, opositar y ser madre. Profesora de Lengua y Literatura Inglesa en la Universidad de Murcia firmó hace seis años una de las obras más exitosas de la historia moderna, 'El tiempo entre costuras' (Editorial Planeta). Esta obra -su primera obra-, fruto de su 'hobby' por la lectura, ya ha sido traducida a casi treinta idiomas, ha vendido tres millones de ejemplares y se ha colado en los hogares gracias a una también exitosa adaptación en formato serie. Sencilla y cercana asegura que el éxito no la ha cambiado, pero la presentación de su nuevo libro, titulado 'La Templanza', trajo a Jerez hasta medio centenar de medios de comunicación, incluso del otro lado del charco, ya que esta obra traslada al lector a México, La Habana y Jerez. Entre aires de bodega y el clasicismo jerezano del siglo XIX, Dueñas habló de la historia de amor entre el protagonista de este libro, el indiano Mauro Larrea, y Soledad Montalvo, una jerezana por la que beberá los vientos.

-¿Por qué Jerez?

-Me atrae mucho el mundo del vino, me parece muy seductor. Sobre todo el comercio del vino internacional en la época del XIX. Era apasionante lo que era Jerez, su vinculación con los ingleses, esa emergencia de la figura del bodeguero clásico implicado en todos los procesos... El tránsito, el ir y venir con Inglaterra, por ahí arranca la novela. Empecé a documentarme, conocer cosas, hablar con gente y ahí fui consciente del papel que jugaron algunos indianos en aquel momento. Eran ricos de origen español que habían hecho grandes fortunas en América y que volvían a la madre patria a invertir, era un negocio súper próspero este del vino. Por eso mi personaje principal es un indiano, solo que no responde al patrón del indiano más ortodoxo que viene rico a invertir. Conserva la facha de rico pero viene todo arruinado.

-¿Podemos adelantar que viene casi obligado, al ganar una apuesta?

-¡Claro! Si quieres lo desvelamos (risas). Yo digo que viene por una serie de carambolas, que suena un poco metafórico pero que en realidad son unas carambolas de billar donde consigue una bodega ruinosa pero espléndida en su momento; una viña dejada, pero con un enorme potencial y una casa palacio muy destartalada pero que guarda una esencia enorme. Él viene con el ansia de venderlo todo y volver a México, Jerez no le interesa absolutamente nada. Sin embargo, una vez que llega se cruzan por delante asuntos, mujeres y una serie de vicisitudes que al final tuercen para siempre su destino.

-Es la primera vez que se mete en la piel de un hombre como protagonista.

-Me ha gustado mucho porque es un hombre al que se le cruzan muchas mujeres por en medio. La fuerza femenina está presente, mucho. De hecho, él que es un tipo curtido, sólido, seguro de sí mismo, un triunfador derrotado pero con alma de triunfador, de repente le vienen dos mujeres. Una, entre comillas, la enemiga que luego se reconcilia y otra es la mujer que lo seduce y lo lleva para arriba, para abajo... para donde quiere.

-¿Ha visitado las ciudades donde se desarrolla la obra?

-¡Un puñado de veces! A Jerez, ocho o diez. Algunas de forma muy anónima, otras ya asomando la cara y hablando con gente... Luego he trabajado mucho en casa, he conseguido material interesantísimo de aquella época, he trabajado con mucho material en inglés, ya que los ingleses en su día publicaron mucho sobre Sherry. Con México y La Habana lo mismo, tengo pilas de libros. Es apasionante construir esos mundos de ciudades que te han marcado en el presente y explorar su pasado hasta conseguir la esencia necesaria para reconstruirlas.

-¿La estela de éxito que siguen dejando 'El tiempo entre costuras' y 'Misión Olvido' ha bañado de alguna forma el proceso creativo?

-No, no. Yo creo que cada novela está dentro de su propia cápsula y las mantengo totalmente separadas en compartimentos estancos unas de otras. He trabajado con la misma ilusión, con las mismas ganas, con mi poco o mucho saber hacer y hasta aquí hemos llegado. Sí que es verdad que es la novela que más trabajado me ha costado escribir porque tenía menos referentes, me voy mucho más atrás en el tiempo. Por ejemplo, 'El tiempo entre costuras' ha estado vinculada al pasado de mi familia en el protectorado y en Marruecos y 'Misión Olvido' estaba ligada a mi propia vida como profesora en universidades americanas, por lo que caminaba sobre terreno firme.

-'La Templanza' es María Dueñas fuera de su zona de confort.

-Exactamente. Aquí el riesgo era mucho mayor. Me he concedido pequeñas licencias porque la literatura es así, pero en general he intentado ser lo más rigurosa dentro de lo que permite una obra de ficción.

-Tiene una escritura muy descriptiva, casi cinematográfica. ¿Abre las puertas a una adaptación audiovisual?

-Mira, de verdad que he intentado mantener en todo momento esa idea fuera porque estaba escribiendo 'La Templanza' mientras teníamos 'El tiempo entre costuras' en la tele con sus cinco millones y pico de audiencia semana tras semana. He tenido que poner un muro de contención para que no permeara una cosa en la otra. Creo que he conseguido que el libro tenga su vida, su identidad propia y no vaya más allá. También es verdad que no me niego a nada, lo que venga bienvenido será.

-Tres millones de ejemplares vendidos con la que está cayendo, ¿qué hacen en María Dueñas esas cifras?

-Muchísima satisfacción y gratitud a todos los que lo han hecho posible. Fíjate que ahora me acaban de decir que Japón, un mercado dificilísimo y que se estaba resistiendo, se ha quedado a la vez en paralelo con la serie y el libro. Van a publicar el libro en tres partes a la vez que van emitiendo la serie, están haciendo un proyecto enorme con lo cual no para de darme satisfacciones.

-Ha pasado de ser profesora a ser perseguida por un tropel de periodistas.

-Sí, pero no ha cambiado mucho mi vida porque antes tenía a los alumnos siguiéndome (risas). Mi padre siempre dice que hay que estar con los ojos bien abiertos y los pies en el suelo. Eso es lo que hago y tampoco hace falta mucho más.

-¿Se sienta a escribir o espera que le llegue la inspiración?

-Ah, no. Yo me pongo como si fuera un oficinista con manguitos y de percalina. Me siento por la mañana y 'pim-pam, pim-pan'. Como tenga que esperar la inspiración... Lo hago de forma muy profesional, quizás por mi dimensión académica previa. Como tenga que esperar a las ganas se te pasa el día entero en el sofá. En este libro hay dos años de 10 y 12 horas de trabajo diario sin moverme de la silla. Se curra, pero se hace con gusto.

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